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Sancionan a trabajadores de Correos de Cuba por robo y falsificación de documentos bancarios


En la Empresa de Correos Habana Oeste no funcionó ningún mecanismo de control durante la etapa en la cual ocurrieron los hechos. Foto: José M. Correa/ Granma

En la Empresa de Correos Habana Oeste, perteneciente al Grupo Empresarial Correos de Cuba, no funcionó ningún mecanismo de control durante la etapa en la cual ocurrieron los hechos. Foto: José M. Correa/ Granma

Por Yudy Castro Morales

Un cheque equivocado a nombre de la Agencia Sasa Moto puso en vilo a la nueva dirección de la Empresa de Correos Habana Oeste. Al descubrir que el instrumento de pago en cuestión, por un importe de 3 633.75 CUC, correspondía a un trabajador por cuenta propia, sobrevino el desconcierto y luego la investigación que reveló las violaciones flagrantes y los delitos.

Los sucesos, acaecidos durante el 2013 y principios del 2014, involucraron a la dirección de la empresa, su departamento económico y al referido cuentapropista, quien recibió en ese periodo pagos excesivamente su­periores al valor de los servicios de cerrajería prestados, e incluso cobró por trabajos nun­ca hechos.

Las sumas ascendieron a la cifra escandalosa de 1 024 544.86 CUP y 30 964.75 CUC, afec­tación económica propiciada por el absoluto descontrol reinante que dio paso a la co­misión de los delitos de malversación, falsificación de documentos bancarios y de co­mercio e incumplimiento del deber de preservar los bienes de entidades económicas.

A los principales acusados les fueron im­puestas sanciones entre uno y diez años de privación de libertad, unido a la responsabilidad civil.

Pero más allá de las condenas, es preciso erradicar las causas que favorecen la ocurrencia de sucesos de esta índole, o al menos, perfeccionar los mecanismos de control que permitan detectarlos con celeridad. De lo con­trario, solo le habremos cortado una ra­ma a un árbol de raíces muy profundas.

Vale aclarar, además, que no se trata de un enfrentamiento contra los trabajadores por cuenta propia, cuyas producciones y servicios oxigenan y forman parte del panorama socioeconómico cubano. Hablamos de ser estrictos en el cumplimiento de las normativas que regulan la contratación y el pago de las prestaciones. Todo ello en beneficio de la gestión empresarial y de los nuevos actores de la economía.

La punta de la cuerda

Durante el 2013, la Empresa de Correos Habana Oeste, ubicada en el capitalino mu­nicipio de Marianao, estuvo a cargo de la ciudadana Madeleine Deroncelé Sarmiento, quien se desempeñó como directora desde enero hasta igual periodo del 2014, fecha en que fue sustituida por un nuevo directivo.

El proceso de cambio de mando, bastante complejo debido al descontrol existente, coin­cidió con el cierre fiscal, etapa donde la directora económica, Yordanka Riverol Tro­che, casualmente, solicita su liberación.

No obstante, ambas debían dejar las cuentas claras antes de entregar sus responsabilidades. Ello implicaba dar fe de los estados financieros, transferencias bancarias y sobre todo, de las operaciones en curso.

Con ese objetivo sesionó, justo el 14 de febrero del 2014, el Comité de cobros, pa­gos, contratación, compras e inventarios, cu­ya funcionalidad había sido nula hasta entonces.

En la reunión participó otra implicada, la contadora Yeney de la Caridad Vidal, quien informó sobre un cheque aparentemente en tránsito por un importe de 3 633.75 CUC y consignado a la Agencia Sasa Moto, la cual prestaba servicios de reparación de vehículos a la entidad.

Sin embargo, el técnico de transporte, presente en el encuentro, no tenía conocimiento sobre tales prestaciones y por tanto aseguró “que no fueron efectuadas”.

A partir de ahí comienzan a seguirle la pista al maldito/bendito cheque que ya ha­bía sido cobrado el 6 de febrero y en el cual aparecían las firmas de Yordanka Riverol y Javier Hernández Alonso, jefe del Depar­ta­mento de Contabilidad, también involucrado en los hechos.

Había pasado menos de una semana de los acontecimientos, rememora Isnelys Ar­menteros González, actual directora ad­junta de la Empresa de Correos Habana Oes­te, cuando Javier Hernández “encuentra” las facturas cuyos montos eran equivalentes al importe total del cheque, pero correspondían al cerrajero Erlis Puentes de León.

El “descubrimiento”, casi fortuito, vino a confirmar las sospechas sobre los manejos turbios que tenían lugar en la entidad, to­mando como punto de partida el pago en CUC a un trabajador por cuenta propia, en total contradicción con lo estipulado en las Resoluciones 32 y 151 del 2013 del Ministerio de Economía y Planificación y el Presidente del Grupo Empresarial de Correos de Cuba (GECC), respectivamente.

Según la Resolución No. 151, resulta obligatoria la realización de los pagos en pesos cubanos no convertibles. Asimismo, especifica que los contratos, antes de ser firmados, de­ben ser aprobados por el Comité de compras de la entidad correspondiente.

Pero el asunto resultó aún más complejo que una infracción sobre el tipo de moneda empleada. A juzgar por la fecha del cheque, era casi imposible que los trabajos inscritos en las facturas se hubiesen realizado. Ade­más, insiste Armenteros González, “la nueva jefatura no había orientado la ejecución de tales acciones”.

Ante la magnitud de las irregularidades, la Comisión, creada entonces para averiguar el origen y destino del instrumento de pago, notificó los sucesos al Departamento Territorial de Investigación Criminal y Ope­raciones No. 2, ubicado en el municipio de Playa.

Luego, de conjunto con funcionarios del GECC, inició una comprobación económica a la empresa, la cual abarcó el periodo de enero del 2013 a febrero del 2014 e incluyó todos los documentos que amparaban las retribuciones efectuadas al cuentapropista Puentes de León.

De acuerdo con Armenteros González, fueron revisadas 187 facturas. El análisis evidenció saltos inexplicables en la numeración y la existencia de algunas con el mismo número, pero atribuidas a diferentes destinatarios. La mayoría fue recibida por los acusados Yordanka Riverol y Javier Hernández, y en algunas ocasiones por las también implicadas Lusset de la Caridad Baró y Celia Sán­chez Fleites, ambas contadoras.

Aunque todos los importes fueron pagados, en la empresa no apareció ningún acta de conformidad firmada por los directivos de las unidades, de modo que pudiesen acreditar la realización satisfactoria de las acciones. Tampoco poseían los documentos los administradores de los establecimientos donde teóricamente fueron hechos los arreglos.

Llegaron a sentirse tan impunes, sostiene Isnelys Armenteros, que consignaron ac­tividades de mantenimiento y reparación a unidades cerradas, trabajos relacionados con cajas fuertes en oficinas puramente administrativas y refacturaron acciones ejecutadas en etapas anteriores.

Astucia o inoperancia

Ya el cerrajero conocía bien el terreno. Un año antes, en el 2012, había firmado un contrato de trabajo con Habana Oeste, mediante el cual laboró en varias de las 47 unidades subordinadas a la empresa. Pero en esa épo­ca aún no habría de urdirse el fraude.

Fue en marzo del 2013, cuando la acusada Madeleine Deroncelé rubrica un suplemento al contrato anterior, que comienza a funcionar el entramado. Así lo corroboraron la comprobación económica y las pesquisas del instructor penal del caso, teniente Da­riam Pérez.

Tengamos en cuenta que el mencionado documento nunca fue sometido a la consideración de los departamentos jurídico, comercial y económico de la entidad. No poseía copia del certifico que amparaba al cerrajero para desempeñar su actividad, ni licencia de cuenta bancaria, ni anexos donde se detallaran las prestaciones y el precio de las mismas, ni los instrumentos de pago a utilizar y la moneda en la cual se efectuarían.

Pero ninguna de estas irregularidades lla­mó la atención de la “ingenua” directora, la misma que nunca controló el estado financiero de la empresa, ni el reflejo transparente de las operaciones, contexto propicio para que cualquier inescrupuloso obrase a su antojo con los dineros de la entidad.

Y tal era el “letargo” de la máxima responsable de la empresa que ni siquiera reparó en los pagos en CUC al cuentapropista, los cuales comenzaron poco tiempo después de que fuera expuesto un caso similar en la Junta Nacional de Directores, en aras de evitar que los jefes y sus subordinados cometieran di­chas infracciones.

Ya abiertas las puertas, el ciudadano Erlis Puentes, de común acuerdo con Yordanka Riverol y Javier Hernández, tramaron cómo apropiarse del efectivo asignado a Habana Oeste para el cumplimiento de sus misiones.

El plan parecía un “juego de niños”, especialmente ante la inobservancia de la directora, quien delegó todas sus funciones en la jefa económica y debió ponerse, además, una ven­da en los ojos para no percatarse nunca de los desajustes.

Según el instructor Dariam Pérez, el mo­dus operandi engranó todas las piezas: “Por sus facultades como jefes de las áreas económica y de contabilidad, Yordanka y Javier se encargarían de recibir y firmar las facturas presentadas por el cerrajero. Estas reflejarían los supuestos trabajos efectuados y el importe de los mismos, totalmente desproporcionados”.

“Al contar con firmas acreditadas en el Banco, dichos ciudadanos procederían, una vez recibidas las facturas, a autorizar el pago de los trabajos ficticios mediante trans­fe­rencias y cheques. Después Erlis Puentes ex­traería las sumas y las repartirían entre los tres”.

De acuerdo con las investigaciones, el resto de las involucradas, quienes indistintamente recibieron las facturas, efectuaron las transferencias y permitieron que sus jefes dispusieran de los cheques, no conocían la magnitud de lo que estaba sucediendo y de cómo eso las afectaría. No obstante, a ellas les tocó aprender de la peor manera.

Como parte de las acciones de instrucción, fueron sometidos a peritaje de documentos 11 cheques, diez modelos de factura y diez mo­delos de transferencia de fondos. Los peritos concluyeron que los textos ma­nuscritos investigados y las firmas coinciden con las muestras remitidas a nombre de los acusados Javier Hernández y Yordanka Riverol.

Vulnerabilidades

Ya conocemos de la inoperancia de la ex­di­rectora de la Empresa de Correos Ha­bana Oeste, de su falta de control y hasta de su “ingenuidad”; ya sabemos de la pérdida de valores de los principales involucrados y del desconocimiento fatal de los demás; ya sabemos que ningún departamento jugó su papel de contrapartida interna.

Pero probablemente, al igual que a mí, le asalte la duda sobre la vulnerabilidad de los mecanismos externos de control, provenientes, por ejemplo, del Grupo Empresarial de Correos de Cuba, al cual se subordina la entidad.

Durante un intercambio reciente, Nancy Ramírez Vega, directora económica del GECC, comentó a Granma sobre las herramientas creadas para acceder, desde el nivel central, al estado de cuentas de las empresas, unido al desarrollo de acciones de control en el terreno que le han permitido detectar disímiles irregularidades, constitutivas, incluso, de delitos.

—¿Qué pasó entonces con Habana Oeste? ¿Cómo pudo la económica engañar a todos durante un año y provocar una afectación millonaria?

—En primer lugar, nunca existió una contrapartida, pues la directora confió de manera absoluta en la económica y delegó en ella todas sus responsabilidades. Tampoco olvidemos que, sin soslayar nuestra función de supervisión y control, las empresas cuentan con determinadas facultades que las vuelven más independientes jurídica y económicamente.

“En segundo lugar, aunque las entidades están obligadas a ofrecer una información fidedigna de todos los sucesos contables, las operaciones realizadas en Habana Oeste no se reflejaban en la contabilidad.

“Los pagos efectuados eran introducidos en los registros con conceptos de gastos diferentes a los concebidos en nuestro clasificador. Se trataba de una contabilidad cosmética, jugaba con los resultados y con los estados de cuenta”.

—¿Por qué las herramientas de control no detectaron ningún desajuste?

—La económica Yordanka Riverol manipulaba el sistema de gestión contable-financiero Versat Sarasola y además disimulaba las transferencias, pues introducía descripciones que no se relacionaban con los pagos reales.

“Incluso emitió un pago al cerrajero desde la cuenta de la Seguridad Social de la empresa, lo cual constituye una indisciplina de carácter grave por el uso indebido de estos fondos.

“No obstante, durante la etapa en la cual ocurrieron los hechos la dirección económica del GECC ya se había percatado de que los ingresos no se correspondían con la historia de la entidad, aparecían irregularidades en algunas unidades y no existía formalidad con la entrega de la información contable”.

Todo ello, subrayó Nancy Ramírez, se lo comunicamos en varias oportunidades a la directora y a otras instancias, y efectuamos frecuentes acciones de control, que en definitiva no lograron detectar lo que realmente sucedía.

En ese sentido, reconoció la necesidad de modificar los procedimientos, profundizar en los controles, supervisar con mayor ri­gor las operaciones primarias y, sobre todo, realizar una mejor selección de los cuadros debido a que cada día las entidades de correo asumen mayores encargos y manejan sumas millonarias.

Hoy la nueva dirección de la Empresa Ha­bana Oeste se empeña en recuperar la credibilidad y conducir sus pasos por caminos de bien.

Pero ojalá los hechos narrados, que no son los únicos, les hayan aguzado los sentidos a quienes llevan las riendas del control, porque independientemente de la contabilidad cosmética y de los gastos enmascarados, los dineros se escapaban ante la vista “nublada” de todos.

Sanciones impuestas a los involucrados en el caso Cerrajero

Luego de celebrarse la vista del juicio oral el 29 de diciembre del 2014 en la Sala Se­gunda de lo Penal, el Tribunal Provincial Popular de La Habana sentenció:

A YORDANKA RIVEROL TROCHE y ER­LIS PUENTES DE LEÓN a diez y nueve años de privación de libertad, respectivamente, por ser autores del delito de Falsificación de Documentos Bancarios y de Comercio continuado como medio a fin para cometer el delito de Malversación.

A MADELEINE DERONCELÉ SARMIENTO a un año de privación de libertad, por ser autora del delito de Incumplimiento del Deber de Preservar los Bienes en Entidades Económicas.

A JAVIER HERNÁNDEZ ALONSO a cinco años de privación de libertad, subsidiados por igual periodo de trabajo correccional con internamiento, por ser autor del delito de Falsificación de Documentos Ban­carios y de Comercio continuado como me­dio a fin para cometer el delito de Mal­versación.

A YENEY DE LA CARIDAD VIDAL PA­CHECO a un año de privación de libertad, subsidiado por igual periodo de trabajo correccional sin internamiento, por ser au­tora del delito de Incumplimiento del Deber de Preservar los Bienes en Entidades Eco­nómicas.

A LUSSET DE LA CARIDAD BARÓ MAR­TÍNEZ a una multa de 200 cuotas de 10 pesos cada una, por ser autora del delito de Incumplimiento del Deber de Preservar los Bienes en Entidades Económicas. Entre­tanto CELIA SÁNCHEZ FLEITES fue ab­suelta.

Asimismo, a YORDANKA RIVEROL TRO­CHE, ERLIS PUENTES DE LEÓN, MADELEINE DERONCELÉ SARMIENTO, JAVIER HER­NÁNDEZ ALONSO y YENEY DE LA CA­RI­DAD VIDAL PACHECO les fueron im­pues­tas sanciones accesorias consistentes en la privación de derechos y prohibición de ejercicio de profesión, cargo u oficio acorde con el tiempo de privación de libertad.

Mientras YORDANKA RIVEROL TROCHE, ERLIS PUENTES DE LEÓN y JAVIER HERNÁNDEZ ALONSO deberán reparar de forma solidaria el daño material ocasionado a la empresa de Correos Habana Oeste.

(Tomado del diario Granma)

03/04/2015 04:51 amientender Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

Construyendo un puente de larga duración entre Cuba y los EEUU a través de la Ciencia

 

 (De izquierda a derecha) Rafael Rodríguez, Mary Ripley, Jon D. Glassman, S. Dillon Ripley, Abelardo Moreno, Tirso W. Sáenz, y Sergio Jorge Pastrana en el 1980 firma del memorando de entendimiento entre la Academia Cubana y la Smithsonian Institution. Crédito: la Academia Cubana


(De izquierda a derecha) Rafael Rodríguez, Mary Ripley, Jon D. Glassman, S. Dillon Ripley, Abelardo Moreno, Tirso W. Sáenz y Sergio Jorge Pastrana en 1980, durante la firma del memorando de entendimiento entre la Academia de Ciencias de Cuba y el Smithsonian. Foto: Academia de Ciencias de Cuba.

Por Sergio Jorge Pastrana*
Publicado en la revista norteamericana Science & Diplomacy

El 17 de diciembre de 2014, los presidentes de Cuba y los Estados Unidos, Raúl Castro y Barack Obama, hicieron inesperados anuncios simultáneos que se distancian de una política que ha estado en vigor durante más de medio siglo. La declaración de que ambos países restablecen relaciones diplomáticas plenas, aunque ya es un hito histórico, aún no se ha cumplido. Ambas administraciones han dicho que este proceso acaba de empezar y puede tomar tiempo. Esta es una oportunidad excepcional, pero sólo si hay una visión nueva y audaz en ambos lados que permite que tenga éxito.

Aunque es la primera vez en todos estos años que ambos gobiernos han anunciado la intención de renovar las relaciones diplomáticas plenas, hubo intentos anteriores por ambas partes de establecer relaciones constructivas. Por desgracia, esos intentos siempre fueron descarrilados. A pesar de las malas relaciones diplomáticas, instituciones científicas de larga data de los Estados Unidos y de Cuba han encontrado maneras de trabajar juntas. El trabajo de los investigadores contribuye al avance del conocimiento en pequeños pasos. Aunque el proceso científico se ve limitado por elementos sociales, económicos y políticos, la investigación básica tiene un ritmo y escala propios.

La colaboración seria entre instituciones científicas cubanas y de los Estados Unidos comenzó en la mitad del siglo XIX, sobre todo entre la Institución Smithsonian (fundada en 1846), en Washington DC., y la sección de ciencia de la Sociedad Económica de Amigos del País (fundada en 1793), así como la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales (fundada en 1861), ambos en La Habana. Otras instituciones de los dos países se involucraron en esta colaboración durante las siguientes décadas.

Un intercambio regular de cartas, documentos, publicaciones científicas y muestras se produjo entre algunos de los fundadores de las instituciones científicas cubanas y estadounidenses, siendo notable el acontecido entre Felipe Poey, en La Habana, y Joseph Henry y especialmente el naturalista Spencer Baird, segundo secretario del Instituto Smithsonian en Washington, DC. Su correspondencia, que abarca varias décadas, se mantiene en los archivos del Smithsonian y de la Academia de Ciencias de Cuba, junto con la de otros naturalistas que han seguido sus pasos.

Poey, Henry y Baird son los antepasados de una tradición que continúa hasta nuestros días, según la cual científicos de ambos países se esfuerzan por profundizar el conocimiento mediante el intercambio de ideas, experiencias y resultados. Así, cuando la Academia Nacional de Ciencias y la Academia Cubana fueron creadas en la década de 1860, los lazos entre algunos de sus miembros fundadores ya era fuerte 1.

Esta tradición continuó en la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, las inversiones norteamericanas en Cuba desde el siglo XIX estuvieron prácticamente limitadas a grandes plantaciones e ingenios azucareros. Las instituciones científicas, entre ellas la Academia Cubana, tenían poco apoyo y un perfil social bajo. Cuba también se convirtió en un campo de pruebas para muchos productos industriales de los Estados Unidos, por lo que las tecnologías e innovaciones se abrieron camino desde temprano en el mercado cubano, pero ninguna investigación se llevó a cabo con la participación de Cuba. La Habana se convirtió en muchos sentidos en la segunda ciudad más sofisticada del hemisferio norte después de Nueva York, pero todo ese progreso no tuvo casi ningún fondo local o vinculación orgánica con el resto de la economía o la sociedad del país.

A pesar de las limitaciones de la investigación científica creativa, algunos científicos cubanos distinguidos continuaron su cooperación con destacados naturalistas estadounidenses mediante la colaboración en publicaciones y participando en exploraciones conjuntas 2. Investigaciones sobre Historia Natural y Geografía fueron realizadas por científicos individuales, con poco apoyo del gobierno, y sin posibilidad garantizada de continuar dichas labores. La investigación de laboratorio en Cuba se limitó principalmente a un pequeño número de estaciones experimentales agrícolas y muy pocas instituciones médicas. Las instalaciones de investigación eran tan escasas y mal financiadas que una comisión enviada en 1950 por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (una rama del Banco Mundial), para evaluar la posible concesión de los préstamos al gobierno cubano declaró que “el desarrollo económico de Cuba demanda instalaciones de investigación efectivas para laboratorio y de campo. Pero la misión no pudo encontrar ningún laboratorio adecuado para la investigación aplicada” 3.

Después de 1959, como Cuba y Estados Unidos se distanciaron las autoridades cubanas eligieron una ruta independiente hacia el desarrollo, sobre la base de un esfuerzo extraordinario en la educación, así como una unidad sostenida para construir una comunidad científica fuerte. Desde 1962, la Academia Cubana ha adquirido funciones similares a las de los consejos de ciencia y tecnología establecidos en varios países de América Latina, y las tres universidades públicas existentes se reorganizaron en ese mismo año. Se establecieron nuevas escuelas de ingeniería, medicina y agricultura, y se organizaron muchos institutos de investigación científica en varias disciplinas.

Casi veinte años después, a finales de 1970, Cuba ya estaba en condiciones de beneficiarse de los estudios generados por sus investigadores pioneros y las instalaciones de tecnología de punta que se habían construido para promover la investigación. Cuba comenzó a generar resultados científicos que dieron como resultado varios productos sofisticados, principalmente en el área farmacéutica y de equipamiento técnico médico. El ciclo de ciencia-tecnología-innovación-producción fue completado localmente por primera vez.

Durante esos esfuerzos iniciales para desarrollar un organismo científico nacional, Cuba envió a muchos estudiantes al extranjero a los países socialistas de Europa del Este para los estudios universitarios y de formación doctoral y postdoctoral, y recibió cientos de sus asesores técnicos y científicos a cambio, pero también dio la bienvenida a científicos y académicos de muchos otros países y mantuvo intercambios científicos con instituciones de todo el mundo. Los científicos cubanos estaban recibiendo sus maestrías y doctorados en otros países, incluso algunos en los Estados Unidos. Varios científicos estadounidenses contribuyeron al desarrollo de la comunidad científica cubana, con visitas, investigación cooperativa y nuevas idea.  

Sin embargo, a mediados de la década de 1970, con el fin de construir un puente científico más duradero entre Cuba y Estados Unidos, Abelardo Moreno, alumno y seguidor de Carlos de la Torre y Huerta 5 -que fue miembro de la Academia Cubana, director del Zoológico Nacional de Cuba y un miembro distinguido de muchas organizaciones zoológicas nacionales e internacionales- estableció contactos iniciales con Theodore Reed, director del Zoológico Nacional de Estados Unidos en Washington. Ambos comenzaron a discutir la posibilidad de un programa de intercambio continuo entre el Smithsonian y la Academia Cubana. Moreno había sido corresponsal asiduo y distinguido visitante del Smithsonian por muchos años, y era un amigo y compañero de su ex secretaria, Alexander Wetmore, hasta cerca de 1973, cuando la correspondencia se disipó dada la creciente dificultad de Wetmore en la superación de la creciente división política.

Las primeras evidencias de los esfuerzos de Estados Unidos para establecer un puente ocurrió el 29 noviembre de 1977, un memorando, ahora en los archivos del Smithsonian, en el que Ross Simons, de la Oficina del Secretario Adjunto de Ciencia, informa de una reunión con representantes de la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) en las que se discutió una primera visita prevista de una delegación Smithsonian a Cuba. Esta nota muestra que en algún momento durante los primeros años de la administración Carter, incluso la NSF había contemplado el establecimiento de vínculos con algunas organizaciones cubanas con el fin de financiar programas conjuntos de investigación y que la NSF quería asegurarse de que este nuevo movimiento hacia un entendimiento con la Academia Cubana no haría al Smithsonian socio estadounidense exclusivo 6.

A finales de 1977, Moreno destacó a los funcionarios cubanos la importancia de renovar los contactos entre la Academia Cubana y el Smithsonian 7. Fue bajo la dirección del secretario adjunto para la ciencia, David Challinor, a través de los buenos oficios de Simons y con un tratamiento muy diplomático de todas las alternativas, que a principios de 1978 se defendió una propuesta de visita de una delegación del Smithsonian a Cuba con el argumento de ser un compromiso no gubernamental. De hecho, el viaje sería financiado en su totalidad por fuentes privadas.

En ese momento, la Academia Cubana tenía responsabilidades que la hicieron el socio equivalente a varias instituciones estadounidenses. En su función de asesoramiento y como representante de la comunidad científica nacional, era un equivalente de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense. En cuanto a su papel como coordinador y facilitador de la red integrada de las sociedades científicas nacionales, fue el socio natural de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, editor de Ciencia y Diplomacia).

Como el organismo gubernamental nacional a cargo de la coordinación de las actividades relacionadas con el sistema nacional de ciencia y tecnología, tenía algunas responsabilidades similares a las de la NSF. Por último, como el principal organizador y administrador de los museos de ciencias, parques zoológicos, y acuarios, la Academia Cubana tenía funciones equivalentes a las del Smithsonian. Estas últimas recién habían sido dadas y era natural que los cubanos debieran buscar asesoramiento especializado de las instituciones más desarrolladas disponibles. Además, estaban en marcha ambiciosos proyectos para desarrollar un nuevo parque zoológico y un jardín botánico nacionales. Cualquier institución con experiencia en esos campos era el socio más conveniente para el intercambio científico.

La Academia Cubana acordó un calendario y comenzó la coordinación nacional necesaria para invitar a una delegación de científicos del Smithsonian, y Reed contó con la participación del Museo Nacional de Historia Natural. A finales de 1977, casi todo estaba listo para que esto ocurriera. Tal como estaba previsto, esta primera visita se realizó a principios de 1978.

Es importante señalar aquí el contacto personal entre los investigadores y la extraordinaria productividad de esa primera visita. La delegación de científicos del Smithsonian llegó a La Habana el 26 de febrero de 1978, y su visita se extendió durante una semana. Previo a la visita, la Academia Cubana había recibido la lista de los investigadores y sus campos de especialización y se había iniciado la identificación de contrapartes para asistirlos. 8

Aunque la limitación de tiempo impidió viajes de campo, excepto a los lugares muy cercanos a La Habana y un corto viaje a Boca en la Ciénaga de Zapata, el mayor pantano en el Caribe – la mayoría de los anfitriones cubanos llevaron a sus homólogos a ver las colecciones y a la vez discutir posibles proyectos a largo plazo. De hecho, la mayor parte de los anfitriones y contrapartes continuó teniendo relaciones productivas y de colaboración a través de los años que siguieron. 9

El primer resultado impreso de la visita salió de la pluma de Porter Kier, entonces director del Museo Nacional de Historia Natural. Se le concedió el acceso a la colección Sánchez Roig de equinoides fósiles cubanos a través de Amelia Brito, directora adjunta del Instituto de Geología y Paleontología. Esta colección histórica única -que fue dada a conocer por primera vez en la década de 1950 por la revista Anales la Academia Cubana de Ciencias, necesitaba un curador que podría llevar a cabo una revisión especializada.

El propio Roig había sido un distinguido miembro de la Academia Cubana. A través de un acuerdo de préstamo, Kier estudió la colección Sánchez Roig, lo comparó con colecciones equivalentes del Caribe, y publicó una revisión definitiva de los fósiles Spatangoides Equinoideos de Cuba en 1985 10. Esto sirve como un excelente ejemplo de la importancia de esta clase de relaciones científicas que acogen las instituciones.

Acoger la visita también conllevó informar a los huéspedes estadounidenses tan a fondo como fue posible sobre el desarrollo de una comunidad científica cubana y las realidades de la sociedad cubana en la década de 1970. Los participantes cubanos tenían la intención de no convertir esta visita en una vitrina y permitir en cambio que los investigadores visitantes pasaran el mayor tiempo posible con las colecciones y los colegas. Sin embargo, hubo tanta falta de información y propaganda como resultado del conflicto político (como todavía sucede hoy), que se requería al menos una idea sobre la historia de Cuba y sus instituciones. Como resultado, los visitantes estadounidenses pasaron tiempo en las oficinas centrales de la Academia, el Museo de Historia Natural, la Universidad de La Habana, y el Museo de la Ciudad de La Habana.

Que esta primera visita fuera considerada un éxito por las autoridades del Smithsonian se desprende de los informes en sus archivos. S. Dillon Ripley, un ornitólogo por entonces secretario del Smithsonian, expresó a los miembros del Congreso después de la visita que “fue un gran éxito desde el punto de vista del Smithsonian y proporciona importantes oportunidades a nuestro personal para examinar el progreso científico y el estado de las colecciones allí… ” 11 Un detalle interesante surgió de notas canjeadas en la Oficina del Secretario Adjunto de Ciencia justo después de la visita: el coste final asignado por el Smithsonian para un grupo de investigadores de Estados Unidos a pasar una semana en Cuba fue apenas $ 9,388 12.

Esta visita dio paso a una invitación a una delegación cubana de la academia a Washington el año siguiente. El presidente de la academia, el hematólogo Wilfredo Torres, encabezó la delegación cubana. Torres había estado en la vanguardia en la creación de instituciones cubanas de investigación científica. En el marco del Centro Cubano de Investigaciones Científicas (CENIC), una instalación creada en 1964 como laboratorio multidisciplinario e instituto para estudios de postgrado en varias ramas de la ciencia, Torres había estado involucrado en la organización de grupos de investigación que eventualmente contribuirían a formar nuevos centros.

En estrecha relación con las universidades, como una instalación de laboratorio bien equipada, CENIC fue el núcleo del cual surgieron los seis o siete centros cubanos de mayor desarrollo en la investigación biomédica avanzada durante la década de 1970 y principios de 1980, así como la investigación en otros campos, como la salud animal y vegetal.

La delegación cubana estuvo compuesta por varias de las contrapartes de la visita previa.13 Si el énfasis de la primera visita estuvo en la búsqueda de contrapartes para los investigadores interesados en la cooperación de ambas partes, y como tal había tenido éxito, esta segunda delegación, por la parte cubana, tuvo la intención de construir vínculos institucionales más fuertes que podrían proporcionar una base común para las actividades a más largo plazo.

Fue entonces cuando Ripley pasó a estar directamente involucrado en el intercambio. Él había estado en contacto con Moreno, también ornitólogo, durante muchos años. Cada vez que se cruzaban, de inmediato se perdían en la conversación. Asimismo, durante la visita, Ripley pasó la mayor parte de su tiempo involucrado en las discusiones con Moreno.

La reunión fue un éxito y había abonado el terreno para otro encuentro. Tan pronto como la delegación cubana regresó a La Habana, los preparativos se iniciaron para la visita de Ripley a Cuba y la posibilidad de firmar algún tipo de acuerdo a largo plazo delineando una relación continuada basada en algo más permanente que un intercambio ocasional de letras.

A principios del año siguiente, Simons fue a La Habana para prepararse para la visita de Ripley, y Simons y este autor redactaron el memorando de entendimiento (MoU). Este documento fue revisado por asesores legales de ambas partes y fue determinado como no vinculante tanto para ambos gobiernos. Un documento muy simple, que todavía está en vigor y proporciona una base común para una relación científica confiable y continua entre dos instituciones que han estado compartiendo vínculos científicos durante más de un siglo y medio.

En abril de 1980, Ripley y su esposa, Mary, horticultora, visitaron la Academia Cubana. Tirso W. Sáenz, presidente en funciones, Moreno, y el autor lo acogieron. Durante la semana que estuvieron en Cuba, entraron en contacto con la academia y su actividad de investigación, asistieron al acto constitutivo de la Sección Cubana del Consejo Internacional para la Preservación de las Aves, y se reunieron con el vicepresidente cubano, José Ramón Fernández y el miembro del Consejo de Estado Guillermo García Frías.

Se organizó una expedición de observación de aves para la Ciénaga de Zapata, un paraíso para las colonias de aves. De ahí fue a la Bahía de Cochinos y Playa Larga, tristes recordatorios de la dureza del conflicto con los Estados Unidos había estado recientemente en Cuba. Por último, acompañado por el autor, visitó el Museo de la Ciudad de La Habana, donde se reunió con Eusebio Leal, quien en ese momento había iniciado un enorme esfuerzo para recuperar y restaurar el esplendor de los edificios históricos de la Habana Vieja.

Leal, ahora miembro de la Academia de Historia de Cuba, la Academia de Ciencias de Cuba, y de la Academia Cubana de la Lengua, le mostró lo que había sido ya realizado, junto con sus planes e ideas. En las exposiciones, Ripley hizo una pausa para mirar la colección de banderas cubanas de época originales y los restos del acorazado Maine, hundido en el puerto de La Habana en 1898. También leyó un facsímil de la Enmienda Platt bajo la cubierta de cristal de la mesa del último oficial militar de EE.UU. que presidió el país, en 1902. Como regalo de despedida, Leal le entregó retratos de José Martí, con una inscripción facsímil de puño y letra de Martí que dice en español “Y Cuba debe ser libre de España y de los Estados Unidos….”

Ripley firmó el memorando junto con Sáenz y se refirió a la necesidad para que los científicos aumenten ese entendimiento de cada uno. Desafortunadamente, durante su estancia, el aura de cooperación fue perturbada cuando varias personas asaltaron la embajada de Perú en La Habana, para obtener acceso a las zonas diplomáticas, y, en el proceso, mataron a un guardia y se produjo el éxodo del Mariel, durante el cual muchos cubanos trataron de emigrar a los Estados Unidos. Al año siguiente, un gobierno republicano llegaría al poder en Washington, y durante más de una década la relación que había sido tan asiduamente construida, primero se vio disminuida y, finalmente, estancada.

En 1985, el vicepresidente Challinor del Smithsonian, que había ayudado a localizar los fondos privados necesarios para sostener intercambios iniciales con Cuba, visitó la academia, y se discutió y firmó un plan para continuar los intercambios. Tanto Challinor y el nuevo secretario, Robert McCormick Adams Jr., que había sustituido a Ripley después de su retiro el año anterior, batallaron por algún tiempo con el Departamento de Estado de Estados Unidos para defender el derecho del Smithsonian para mantener un intercambio científico con investigadores cubanos, pero la retórica de la administración Reagan se hizo cada vez más dura, hasta que el Smithsonian no tuvo más remedio que esperar.

En el informe de 1985 sobre las actividades internacionales del Smithsonian, sólo una página está dedicada a Cuba, y menciona sólo brevemente una reunión de políticas. El texto se limita a enumerar a los asistentes, incluyendo a Oliver North en representación del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.

La situación no mejoró bajo la administración de George H.W. Bush, y no fue hasta 1992 que los contactos se reanudaron. En enero, por invitación de Wayne Smith, profesor de estudios latinoamericanos que estaba entonces en la Universidad Johns Hopkins, una delegación de científicos cubanos visitó el Smithsonian para una mesa redonda sobre la biodiversidad. Acogido por el Museo Nacional de Historia Natural, en virtud de su programa de biodiversidad, y con el apoyo de Don Wilson, el director de biodiversidad en el Museo Nacional de Historia Natural y Simons, el grupo cubano incluyó a María Elena Ibarra, directora del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de La Habana; Ángela Leyva, directora del Jardín Botánico Nacional; Hiram González, ornitólogo de la Sociedad Zoológica cubana; Gilberto Silva, del Museo Nacional de Historia Natural; Miguel Vales, director del Centro Cubano de la Biodiversidad en el Instituto de Ecología y Sistemática; Jorge Foyos, entonces director adjunto del Instituto de Oceanología; Pedro Rosabal, de la Comisión Nacional del Medio Ambiente; y el autor. Este grupo discutió alternativas para continuar las actividades en apoyo de las colecciones de historia natural, expediciones e investigación conjunta.

Durante los años 1980 y 1990, muchas otras actividades se iniciaron con el Smithsonian a través de diferentes canales, como la colaboración en la historia de la ciencia dirigida por Pedro M. Pruna, José B. Altshuler, y Bernard Finn. Vínculos con los museos de arte, promovidos por James Early en el Smithsonian, y los vínculos entre el Museo Nacional del Indígena Americano y la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y la Humanidad, también fueron fomentados.

A partir de este nuevo comienzo, muchas otras actividades han surgido, a menudo promovidas por los mismos expertos de ambos lados del Estrecho de la Florida que han participado durante décadas. Mucho conocimiento en EEUU sobre Cuba ha surgido. En 1998, el autor tuvo la oportunidad de acompañar al presidente de la Academia Cubana al Museo Nacional de Historia Natural, donde asistieron a un panel donde varios científicos estadounidenses y cubanos discutieron el espectro completo de la investigación conjunta entre los dos países.

Además del MoU, aún efectivo, firmado por el Smithsonian y la Academia Cubana en 1980, la academia firmó memorandos de entendimiento con el Jardín Botánico de Nueva York en 1994 y, unos años más tarde, con el Consejo de Investigación de Ciencias Sociales; con esto último, para el continuo intercambio de investigación no sólo entre las ciencias sociales y económicas, sino también con las ciencias naturales y ambientales. Por último, en 2013, un nuevo memorando de entendimiento fue firmado entre la Academia cubana y la AAAS para continuar este camino de contactos e intercambios científicos.

A lo largo de todos estos años, la Academia Cubana y la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. han tenido un entendimiento común y acciones compartidas, para avanzar en el impacto de la ciencia en los asuntos mundiales a través de actividades basadas en las organizaciones internacionales multilaterales como el Consejo Internacional para la Ciencia, la Asociación Interacadémica, la Red Interamericana de Academias de Ciencias, y sus respectivas redes de centros de excelencia y sociedades científicas especializadas. Todos estos instrumentos a favor de la continuidad de los vínculos que proporcionan la base necesaria para la investigación conjunta para que los científicos y estudiosos pueden participar en proyectos a largo plazo, que a su vez darán a la investigación básica y fundamental la posibilidad de alcanzar los resultados que proporcionan nuevos conocimientos. Sin embargo, como todos esos intercambios tienen que ser apoyados exclusivamente por fondos privados, sólo pueden avanzar muy lentamente y en pequeños pasos.

En las últimas décadas, las comunidades científicas de Cuba y los Estados Unidos han encontrado varias maneras de unirse y estar de acuerdo en lo que es esencial para avanzar en la investigación conjunta para beneficio de ambos países, pueblos y sociedades. Ellos han hecho este punto explícito en una serie de documentos y artículos, pero poco puede realizarse bajo el presente embargo, una limitación que no puede ser ignorada.14

Al trabajar juntos, las dos comunidades científicas pueden crear una fuerza formidable que promueva el desarrollo de habilidades en los demás sectores. Ambas fuerzas combinadas pueden traer una sinergia que proporcionará un nuevo camino de extraordinarios impactos. Un ejemplo de ello proviene de los logros recientes en contener la epidemia del Ébola en África Occidental. Los médicos y enfermeras cubanos quienes estaban bien entrenados para hacer frente a catástrofes y epidemias, apoyados por personal de Estados Unidos, así como de otros países y organizaciones no gubernamentales, parecen haber reducido la propagación de la enfermedad. Aunque todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas, el resultado podría haber sido mucho peor si no fuera por los médicos y enfermeras cubanos, junto a las instalaciones hospitalarias de Estados Unidos.

A través de los años, numerosos vínculos científicos entre Cuba y Estados Unidos han producido resultados cada vez que la cooperación ha permitido proceder de buena fe. Sin embargo, para que los intercambios científicos de los dos países puedan ser realmente productivos a largo plazo, los nuevos esfuerzos requieren una pizarra en blanco y ser guiados por una nueva visión de las relaciones bilaterales.

Sin duda, después de más de medio siglo sin relaciones diplomáticas, varios temas pendientes tendrán que ser resueltos entre los dos países. Y muchos podrían argumentar en contra de una relación más cálida a menos que se tomen tales y tales pasos primero. Pero la ciencia merece una oportunidad. La investigación conjunta en casi cualquier campo sólo puede funcionar para los mejores objetivos y necesidades de ambos países y debe ser favorecida sin requisitos previos. La evidencia sugiere que la investigación científica conjunta entre Estados Unidos y Cuba puede proporcionar oportunidades para el progreso y desarrollo de capacidades en ambos países y en otros lugares.

Este progreso, sin embargo, requerirá licencias generales haciendo caso omiso a muchos aspectos del embargo, la relajación de las diversas limitaciones (por ejemplo, en la banca, asuntos fiscales, las aduanas, los viajes, el movimiento) en ambos países para las actividades de investigación científica, y, lo más importante, un cambio visión fundamentalmente. Al menos en el campo de la ciencia, debemos ser capaces de encontrar formas creativas para participar en la cooperación continua que nos puedan aportar soluciones muy necesarias para los problemas globales urgentes que inciden en ambos países. Esta labor científica conjunta puede ayudar

03/04/2015 04:57 amientender Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

La imagen del día: El pie inflamado de Leo Messi

 

pie inflamado de messi

Foto: Deportes Cuatro.

El traumatismo que sufre el estelar jugador argentino es motivo de preocupación de sus seguidores en todo el mundo. Deportes Cuatro ofreció la imagen del pie inflamado de Messi que le impide calzar la bota. Después de perderse los dos compromisos con la albiceleste, la estrella del Barcelona podría reaparecer ante el Celta de Vigo.

03/04/2015 05:00 amientender Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

La primera vez de esta historia

Esta noche el estadio José Ramón Cepero se quedará chiquito los Tigres avileños reciban a los Piratas de la Isla de la Juventud para iniciar la serie que definirá al

Raiko Martín
 

CIEGO DE ÁVILA.— Como ha sucedido en los últimos días, el estadio José Ramón Cepero de esta ciudad volverá a quedar chiquito en la noche de hoy, cuando los Tigres avileños reciban a los Piratas de la Isla de la Juventud para iniciar la serie que definirá al nuevo inquilino del trono del béisbol cubano.

Para los anfitriones, que ya sintieron en una ocasión el peso de la corona sobre sus cabezas, será la oportunidad de encauzar un match inédito, pues se trata de la primera incursión de la nave de filibusteros en las agitadas aguas de una final.

Mas no es esta la única razón que convierte a los Tigres en los favoritos de muchos para conquistar el trofeo. Sin dudas, la tropa de Roger Machado luce superior en el papel, y en la reciente semifinal frente a los Alazanes granmenses se mostró sobre el diamante como una novena sólida y equilibrada en todas sus líneas, y con un trío de abridores como Ismel Jiménez, Yander Guevara y Vladimir García, que pueden hacer la diferencia.

Sin embargo, tendrán ahora como «enemigos» a unos jóvenes inspirados que, aparentemente sin armas para batallas como las que se avecinan, han roto todos los pronósticos y descabezado sin complejos a «gigantes» como Industriales y Matanzas.

Saben los dirigidos por José Luis Rodríguez Pantoja que ya han hecho historia y con sus épicas hazañas se han metido a la afición beisbolera del país en el bolsillo. Su teoría del juego a juego —se recuperaron increíblemente de par de nocauts— les ha funcionado a las mil maravillas y han hecho de la estrategia en los finales cerrados un arte. Su capacidad para lidiar con la presión ya ha pasado la prueba y el hecho de partir un paso por detrás en las predicciones puede ayudarles a jugar de la forma alegre, distendida y atrevida que les ha puesto en esta instancia.

Según los extensos archivos de nuestro estadístico Benigno Daquinta, esta es la décima presentación de los avileños en postemporadas y acumulan hasta el momento 39 éxitos e igual número de fracasos. Por su parte, la novena pinera ha avanzado en diez ocasiones a este tramo del torneo, en el que han disputado muchos menos partidos y archivan 17 triunfos y 25 derrotas. Como quiera que se trata de un primer enfrentamiento fuera del calendario regular, el balance entre estos equipos en fase clasificatoria marcha bien ajustado, con 77 victorias para los Tigres y 74 para los Piratas.

Por eso, no es de extrañar lo tenso del pulso sostenido a lo largo de la actual campaña. El primer enfrentamiento, en el propio Cepero, se saldó con un 2-1 a favor de los dueños de casa. Pero resulta que en el segundo tramo, cada uno barrió a su adversario cuando jugó al amparo de su público. ¿Qué les parece? Al menos yo me froto las manos en espera de que la historia entre estos dos rivales no cambie su curso.

03/04/2015 05:09 amientender Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

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