Alex Rodríguez, otro bate quebrado
Escrito por Miguel Ernesto Gómez, especial para Cubasí
El hombre que parecía destinado a romper no pocos récords ofensivos en las Grandes Ligas, enfrenta otra fortísima acusación por el uso de sustancias prohibidas que podría mantenerlo alejado de los terrenos, quizás para siempre.
Alex Rodríguez probablemente nunca más vuelva a jugar béisbol. El  hombre que parecía destinado a romper no pocos récords ofensivos en las  Grandes Ligas, enfrenta otra fortísima acusación por el uso de  sustancias prohibidas que podría mantenerlo alejado de los terrenos,  quizás para siempre.
Una investigación del semanario Miami New Times aseguró que Rodríguez  y otros peloteros compraron, entre 2009 y 2012, sustancias dopantes a  la clínica Biogénesis, dirigida por Anthony Bosch. La lista de productos  es extensa: hormona de crecimiento humano (HCH), crema de testosterona,  IGF-1 —una sustancia prohibida en las Mayores, porque estimula la  producción de insulina— y GHRP, que genera hormonas de crecimiento.
Este explosivo cóctel de Bosch también interesó a Melky Cabrera,  Bartolo Colón y Yasmani Grandal; pero ellos tuvieron peor suerte que  Alex: en 2012 fueron castigados durante 50 partidos por la Major League  Baseball (MLB), al dar positivo en un examen antidoping.
Los representantes legales de Rodríguez de inmediato trataron de  acallar las críticas con un comunicado en el que calificaron de “falsa”  la conexión entre el multimillonario atleta y la clínica Biogénesis.  “Alex Rodríguez no fue paciente del señor Bosch, nunca fue atendido por  él y nunca recibió asesoría suya”, aseguraron.
MLB dijo que estudiaría el caso; mientras Yankees de Nueva York, el  equipo que le ofreció a Rodríguez el mayor contrato en la historia del  béisbol —275 millones de dólares, por 10 años— podría valorar algunas  acciones para evitar el pago de los 114 millones que le deben al  pelotero.
De acuerdo con el diario USA Today, los Yankees estudian la  posibilidad de anular el contrato de Alex o, tal vez, esperen a que el  jugador, ante el posible castigo y su complicada condición física —se  sometió a una segunda operación de cadera—, opte por retirarse.
El periódico The New York Times afirmó que si la actual lesión  marcara el final de la carrera de Alex, este recibiría los millones que  quedan en su contrato; pero esa abultada cifra no saldría del  presupuesto de los Yankees, sino de una compañía de seguros. Según el  Times, esta es la “solución soñada” para el equipo y el jugador.
Los debates legales por ese “puñado de dólares” —al peor estilo de  los western espaguetis— podrían ser extensos; aunque, realmente, poco  importa cómo termine el probable conflicto financiero. El gran  perjudicado de este nuevo escándalo no es el atleta, ni la poderosa  franquicia que lo contrató, ni la empresa aseguradora. El único perdedor  es el fanático que creyó en la habilidad física de Alex, en sus  temporadas consecutivas con 30 jonrones y más de 100 impulsadas. Es  triste reconocer que todo, al parecer, fue un engaño.
Durante mucho tiempo Alex Rodríguez negó rotundamente el consumo de  sustancias prohibidas —cualquier parecido con la actitud del exciclista  Lance Armstrong no es una “mera coincidencia”—; pero, en febrero de  2009, abrumado por las acusaciones en su contra aparecidas en la revista  Sports Illustrated, reconoció lo que muchos suponían: empleó esteroides  para mejorar su rendimiento; aunque solo admitió su uso entre 2001 y  2003, cuando jugaba para los Rangers de Texas.
Después de esa fecha, Alex aseguró que había cambiado y que no  volvería a doparse. De seguro muchos creyeron en sus palabras; aunque  era difícil confiar en un pelotero que se desarrolló en un período gris  para la MLB, con demasiados cuadrangulares impulsados por esteroides y  brazos fortalecidos gracias a las más diversas sustancias.
El “bate quebrado” de Alex Rodríguez causará un daño incalculable. Los 114 millones de dólares en pugna parecen poca cosa frente al resquebrajamiento de la credibilidad del béisbol. ¿En quién creer? Esa es una pregunta que preocupa a muchos fanáticos. En una era en la que figuras icónicas como Bonds, McGwire, Sosa, Palmeiro, Clemens y Alex han sido asociados con los esteroides, la respuesta es, lamentablemente, casi absoluta: en nadie.
 
0 comentarios