En solo días, no solo los capitalinos sino compatriotas que vendrán desde todos los rincones de la Isla e incluso procedentes desde tierras lejanas, seremos testigos de un acontecimiento cultural inédito hasta entonces. La actuación en La Habana de Los Rolling Stones, la agrupación más longeva entre los cultores del género.
Dicho concierto, que tendrá lugar en los terrenos aledaños a la Ciudad Deportiva, encierra muchos más significados que la elemental actuación de un grupo musical de gran relevancia. En primer lugar, porque los cubanos no tenemos idea de lo que significa participar en un concierto de tal magnitud. Podremos estar ubicados a centenares de metros del escenario, que la nitidez del sonido, nos llegará como si escucháramos un disco en la sala de la casa del mismo modo que estaremos al tanto de todo lo que ocurre en la escena, gracias al empleo de pantallas gigantes.
No son pocos quienes afirman que prefieren verlo por televisión, pues no gustan de estar entre la enorme multitud de personas que allí se dará cita. Lamentablemente, en muy pocas ocasiones, tales conciertos se transmiten en vivo por la televisión, no solo por el valor económico que implica los derechos de transmisión del mismo sino porque son sometidos a un posterior proceso de edición para acrecentar la espectacularidad del mismo.
En cuanto a la seguridad del público convocado al memorable espectáculo, para nosotros constituye toda una novedad, pero para los Stones, quienes se han pasado la vida presentándose en lugares abiertos por medio mundo, será un concierto más por lo que como es habitual, tienen todo estructurado para evitar cualquier posible alteración del orden además de la indispensable participación de nuestras instituciones pertinentes, por supuesto.
Cada época, instituye sus propias reglas del espectáculo, pues cuando se toca en lugares abiertos para miles de miles de personas, ya no basta el elemental escenario al que estamos acostumbrados. En tal sentido, nuestra Televisión ha trasmitido la celebración de conciertos de otros artistas foráneos de rock, donde el diseño de la escenografía digital, alcanza la magnitud de verdaderos ensueños llevados a la realidad. Sin embargo, mucho más allá de toda esta fanfarria circense, la esencia del concierto de un músico, será siempre la confrontación de su obra con los espectadores.
Los Rolling Stones se aparecerán en la escena apoyados por cualquier cantidad de efectos especiales, de grandes pantallas y de un escenario verdaderamente gigante, pero la concreta siempre será la actuación de estos cuatros músicos en la escena. Quizás para nuestros lectores más jóvenes, estos “viejitos” que ya pasan de los 70 años de edad, no tengan nada nuevo que decirles. Sería pues, una decisión errada. Los Stones son parte consustancial de los legendarios años 60 del pasado siglo donde los interpretes de rock, primero antes que ser buenos músicos, tenían que ser apasionados, energía que jamás ha abandonado a estos quijotescos roqueros.
Cuando sientan la inconfundible voz de Mick Jagger, para nada van a captar la frialdad de un alma vacía, indiferente al mundo y sus tristezas. Este canto vital, es la referencia más cercana que tendremos del dramático grito de los grandes vocalistas del rock para quienes como él, no existen fronteras que delimiten la sinceridad de los sentimientos lo mismo en el tema del amor de la pareja que por las insatisfacciones propias de la juventud o inquietos por situaciones extremas en el mundo.
Mucho más que hablar acerca de sus premios de platino y multiplatino, mucho más que hablar de sus fortunas millonarias, hablar de los Rolling Stones es hacer alusión a cuatro seres humanos que desde la música, se nos van a entregar como sobrevivientes de una época donde el hecho de ser auténticos era el valor más preciado en la condicionante profesional para ser músico.
Por eso quienes esperen encontrar una rápida digitación al estilo del guitarrista sueco Ingwie Malmsteen en los guitarristas Keith Richards y Ron Wood, están francamente perdidos, pues para ambos músicos cada acorde que extraen de las cuerdas de sus guitarras, representa la herencia de todo un genero conformado por grandes maestros a los que ellos honran con la recreación de una atmósfera sonora típica de los Stones.
Esta contagiosa alegría de sentirnos vivos, ya los cubanos la hemos experimentado durante los conciertos de Síntesis y sus canciones de la serie de Ancestros del mismo modo que en las actuaciones de Los Van Van, al cubrirnos la certeza que estamos en medio de un suceso imprescindible para los cubanos por conmover nuestras raíces más profundas. Estamos en el momento del intercambio de emociones comunes entre los Stones y nosotros.
Como pocas agrupaciones del género, estos músicos tienen canciones con significativas historias que han pasado a ser parte del patrimonio de la vida de mucha gente en el mundo y que ahora son los propios Stones, en vivo, quienes nos interpretaran dichas canciones para que nos apropiemos de ellas en el esperado concierto. Ahí están Satisfaction, Brown Sugar o Gimme Shelter, canciones mencionadas al azar de entre las decenas y decenas que nos harán vibrar en lo más profundo de nuestras almas.
(Tomado de Cubarte)
0 comentarios