El día de Fernando: La Colmenita en la escuela Oxon Hill
Texto: Carlos Alberto Cremata, director de La Colmenita, especial para Cubadebate
Fotos: Bill Hackwell, con comentarios de Alicia Jrapko
Este lunes resultó otro día magico para la vida de La Colmenita. Estuvimos todo el día compartiendo con los niños de la Escuela Primaria Internacional de Maryland, en la localidad de Oxom Hill. Primero nuestros colmeneros se distribuyeron por las aulas, de acuerdo con el grado de cada uno, y dieron las clases de la mañana (en inglés y en español), clases que terminaron con la Educación Física, donde se improvisaron en el campo deportivo dos muy reñidos juegos de fútbol masculino y femenino: Cuba vs EEUU.
El de los varones terminó tres goles por uno a favor de los pequeños de Washington, pero las cubanitas salvaron la honrilla y vencieron a las norteamericanas con marcador final de una por cero, con un golazzzo que será recordado por mucho tiempo en Washington, logrado gracias a remate fortísimo a puerta de la bella Denise Cifuentes, tras pase al estilo brasileño de la energetica Lilita Sosa
Luego almorzamos todos juntos en el comedor de la escuela y a las 3 de la tarde los niños de Oxom Hill nos permitieron disfrutar de varios de sus grupos de baile, mientras La Colmenita estrenaba en Washington nuestra Cucarachita Martina que provocó una interacción muy contagiosa con la escolar audiencia, que bailo frenéticamente el son cubano, música disco infantil y hasta una contagiosa conga santiaguera.
Momentos antes de las funciones, nuevamente recibimos la sorpresa de una llamada telefónica inesperada de Fernando González desde la prisión de Victorville, California.
Fernando nos pidió encarecidamente que le dejáramos decirnos algo primero, porque temía que de un momento a otro se pudiera caer la llamada. Ante la escucha devota de todos, nos dijo que quería agradecernos de manera especial por lo que nosotros hacíamos, que sabía que nuestras obras de teatro, nuestras canciones y bailes iban a ser muy bien recibidos por el pueblo norteamericano, y que todo lo que el oía, leía y sabía de La Colmenita lo hacía sentirse muy orgulloso de ser cubano.
Al final nos quedamos todos un buen rato en silencio, hasta que Ana Laura Escalona no se pudo aguantar más y susurró: “¡Mi madre, qué clase de humildad! Resulta que nosotros somos los que tenemos que agradecerle a ellos, que estan sufriendo por salvar la vida de tantos cubanos, y son ellos los que nos están agradeciendo a nosotros, que estamos libres, por lo que nos gusta hacer.”
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