Con los mismos derechos
Gracias a la educación especial, encuentran los estudiantes una familia que los prepara para ser útiles en la vida, afirma Olivia Abrahantes, Licenciada en Defectología, y directora de la escuela Filiberto Rivero de Sagua la Grande.
Este centro acoge a 113 niños y jóvenes con retraso mental de 6 y hasta 18 años. De estos, unos 30, son de los poblados de Isabela de Sagua, Viana, La Rosita, Jumagua, Sitiecito y Caguagua, y están acogidos al régimen interno.
El maestro es el responsable máximo y el que mayor compromiso contrae en garantizar o crear las condiciones necesarias y excepcionales para estimular el desarrollo de sus alumnos.
Los programas son diseñados para estos alumnos con necesidades educativas especiales, y en los mismos se incluyen las asignaturas de Matemática, Español, Ciencias Naturales, Cívica , Historia, Comunicación Social, Educación Física, Computación, Educación Laboral y Educación Musical.
Las especialidades de Logopedia y la Psicopedagogía, son prioridad para ayudar al desarrollo psicológico de estos niños y jóvenes, enfatiza la directora.
Además de la formación general de conocimientos, tienen varios talleres que los forman para la vida tales como de artesanía, carpintería y el de Técnicas Básicas Agropecuarias, que radica en el Jardín Municipal, y allí siembran hortalizas para el autoconsumo de la escuela.
La atención es muy dedicada por parte del equipo multidisciplinario de alto grado de responsabilidad que además incluye los servicios de salud las 24 horas del día, a cargo de la doctora Raiza Subero y personal de enfermería.
A medio siglo de creada la enseñanza especial en nuestro país, se demuestra que sólo el amor y el cariño pueden consolidar una obra tan hermosa como esta que permite la aceptación de las personas con sus deficiencias dentro de la sociedad, con los mismos derechos, responsabilidades y oportunidades
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