Arte para mamá: Sublimes deshilados
por Jorge Rivas
Junto con las primeras mujeres hispanas que arribaron a nuestro archipiélago tras la conquista de estas tierras, a partir del siglo XVII, en diferentes villas del país, fueron fomentándose disímiles técnicas del bordado, entre ellas la de hilos tirados o deshilado —como se le conoce aquí—, el cual se obtiene quitando hábilmente algunas hebras del interior de la tela, una práctica ya conocida desde el antiguo Oriente y que en las florecientes Flandes y Venecia, después del Renacimiento, causaron furor entre damas y caballeros.
Como con ella lo hicieron sus abuelas y bisabuelas, Elia transmitió a su hija Indira el milenario y complejo arte del deshilado textil, sublime ejercicio en el cual ha comenzado a incursionar su nieta Adia de la Caridad.
El deshilado pertenece al variopinto universo de la artesanía artística, y una de las regiones cubanas donde adquirió mayor esplendor es la Villa de la Santísima Trinidad, hoy simplemente Trinidad, pintoresca urbe fundada por la corona española en 1514 al sur de la actual provincia de Sancti Spíritus.
Heredera de la tradición de aquellos hermosos bordados textiles —que tuvieron gran demanda por los colonos que allí hicieron prosperar la industria azucarera a mediados del siglo XIX—, a unos 20 kilómetros de la Ciudad Museo declarada en 1988 por la Unesco Patrimonio Mundial de la Humanidad, en un lugar conocido como La Paloma, radica la familia de Elia Marta Salabarría Incienso, cuyas bisabuelas, abuelas y madre ejercían con habilidad distintas labores textiles, entre ellas el deshilado, haciéndose célebres mediante la diligente manipulación de los hilos y las agujas, y no solo por sus frescos y alegóricos diseños en diferentes piezas de uso doméstico —sábanas, cubrecamas, tapetes, manteles, servilletas…— y de las prendas de vestir —guayaberas, camisas, sayas, blusas, shorts…—, sino también por la originalidad de las estampas que aquellas diestras manos femeninas imprimían sobre los tejidos de hilo y lino. Mientras tanto, la niña Elia se entretenía confeccionando las batas bordadas y deshiladas de sus muñecas.
Pasado el tiempo, y luego de aprehender bien los secretos del deshilado, convertida en una mujer adulta radicada en el centro de Trinidad, en el año 2004 decidió trasladarse para La Habana en busca de mejoras económicas, acompañada de sus dos hijos y de su esposo y colaborador de todos sus proyectos, Pedro Calzada Medina, trabajador de la empresa Rent a Car Transtur Aeropuerto. Alternando sus deberes como ama de casa, madre y artesana textil, en la capital Elia comenzó a trabajar como especialista en contabilidad en el Complejo de La Habana del Este de la Corporación Cimex, oficio que estudió en la escuela José Mendoza y que desempeñó en varias instituciones trinitarias. En su sólida formación laboral —36 años vinculada a la gestión económica—, igualmente influyeron los conocimientos adquiridos en la escuela Formatur, donde se hizo cajera dependiente de tiendas.
Su taller se expande por todo su humilde hogar, ubicado en el último piso de un edificio de apartamentos en la barriada de Bahía, en el municipio de La Habana del Este. Estimulada por el amor de su familia, en la que también se encuentra su hijo Pedro Javier, de 22 años, recién egresado del Servicio Militar, ella recrea los deshilados de los tejidos, preferentemente de hilo, talento que también ha transmitido a su hija Indira, una bella joven de 31 años que sigue muy de cerca los pasos de la madre, pues además de desempeñarse en su tiempo libre como artesana artista ejerce como cajera dependiente en el Cimex. Su primogénita Adia de la Caridad, nieta de la maestra, también se interesa, mediante la ayuda de la abuela, en los complicados ejercicios de una técnica que exige limpieza y dedicación.
Tres generaciones implicadas en la preservación de una práctica milenaria, cuyo éxito radica en la cuidadosa faena de sacarle las delgadas fibras a la tela y diseñar lo que se quiere realizar por medio del arte calculado, ya que luego de cortadas, aguja en manos, se forman armónicas y variadas figuras que surgen con admirable expresión geométrica.
Elia ha participado en cinco ferias internacionales de Artesanía Artística (Fiart), así como en las también expoventas organizadas en Pabexpo por el Fondo Cubano de Bienes Culturales por el Día de las Madres (Arte para Mamá), donde presenta diversas creaciones en ropas, manteles, servilletas y otros accesorios domésticos ornamentados sobre la base del deshilado. Su stand, identificado con la Marca Registrada Triel, que significa, según afirma el inquieto y amigable esposo Pedro “Trinidad, Tradición Textil y Elia”, es uno de los más concurridos, no solo por quienes se interesan en adquirir sus producciones, sino por muchos que lo visitan para admirar las sorprendentes maravillas surgidas de las manos de esta mujer que deja en sus obras una parte de su vida.
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