Se va una estrella
Paret, quien hoy se retira oficialmente del béisbol activo con 39 años, es uno de los tres jugadores villaclareños más sobresalientes del periodo revolucionario
Un grupo de estudiantes de Estomatología me preguntaba en Villa Clara quién era mejor entre Eduardo Paret y Germán Mesa. Sucede que esta ha sido una de las grandes polémicas de los últimos tiempos en la pelota cubana.
Solo respondí que Paret, quien hoy se retira oficialmente del béisbol activo con 39 años, es uno de los tres jugadores villaclareños más sobresalientes del periodo revolucionario. Su trayectoria avala este criterio: dos clásicos mundiales, tres juegos olímpicos, cinco copas mundiales, tres copas intercontinentales, igual número de juegos panamericanos, así como dos juegos centroamericanos y del Caribe.
En 21 temporadas en Cuba promedió 293 a la ofensiva y 972 a la defensa. Actualmente, ocupa lugares importantes en varios casilleros. Por ejemplo, es el tercero de por vida en carreras anotadas (1380) y bases robadas (474).
En sacrificios de toque va en la séptima casilla (116), mientras en triples (65) marcha en la octava plaza.
En la defensa anda alojado en el segundo peldaño en asistencias (6667), en entradas jugadas marcha en el séptimo escaño (14627) y en participación en jugadas de doble matanza se ubica en el noveno lugar (1197).
Su gran año internacional fue, sin duda, el 2005, cuando se agenció el liderato de los bateadores en el campeonato mundial, con asiento en Holanda, al computar 632 de average, la segunda mejor marca en la historia de las citas del orbe. Esto fue un elemento de peso para que lo seleccionaran como el Jugador Más Valioso.
Así, Paret se convirtió en el único pelotero en alcanzar este reconocimiento tanto en mundiales de adultos como en juveniles, pues en la lid para bisoños de 1990 también resultó el más valioso.
Por si fuera poco, en el citado 2005 lo eligieron el atleta de deportes colectivos más destacado del país y el mejor jugador del mundo, según la Federación Internacional de Béisbol.
Pero todo no fue color de rosa en la carrera deportiva de Eduardo Paret. También tuvo malos momentos en el deporte, pues no era una máquina de coger pelotas en el campo corto, nadie lo es.
Sin embargo, después de esos contratiempos Paret se recuperó y fue mejor pelotero. Llegó a ser capitán de Villa Clara y el equipo Cuba. Vistió ininterrumpidamente el uniforme de la selección nacional hasta el año 2009.
Hoy pisará de nuevo el terreno del Sandino, donde en innumerables ocasiones puso de pie a la afición. Recuerdo el play off 2010 frente a Santiago de Cuba, cuando casi acabado de arribar de México, empuñó el bate y conectó un cañonazo. Entonces los presentes en el estadio coreaban delirantemente: «Dale, que llegó Paret».
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