La música es mi vida
Bárbara Fortes
"Cuando no canto me siento muy triste. Necesito de ese público que tanto me quiere", afirma sonriente Estrellita Villavicencio.
Esta destacada intérprete de diveros generos musicalescuenta que su padre era músico e integraba el grupo “Los guaracheros inquietos”. En aquel entonces, tenía 4 o 5 años y vivía en lo alto de una loma, por el poblado de Rancho Veloz, en el municipio de Corralilo. Poco tiempo después vino a vivir con la familia a Sagua la Grande hasta los días de hoy.
Recuerda que de niña esperaba en su silloncito a su papá, quien llegaba de regreso de algún guateque campesino. En esos momentos ella entonaba Dos Gardenias, de Isolina Carrillo, un tema que enaltece a la cancionística cubana.
Con énfasis en sus palabras dice que lleva en la sangre el tresero de manigua. Esa música de la campiña que la hace sentir como en el paraíso.
Durante la etapa de estudiante de primaria y Secundaria básica tuvo como profesoras de piano a Sara Nogués y a Rosita Acosta, a quienes debe sus conocimientos y les agradece mucho. En los años de su adolescencia le gustaba cantar pregones y música afro.
Entre sus ídolos de aquella época figuraban Elvys Presley el “Rey del Rock and Roll”, también Pedrito Rico, intérprete de música española, género en el que se atrevió a incursionar, puntualiza Villavicencio.
A pesar de tener como prioridad para la vida a la música estudió Licenciatura en Español y Literatura y por mucho tiempo laboró en la esfera de la Educación en Sagua la Grande.
A principios de los años 80 del pasado siglo trabajó en la Escuela de Idiomas André Voisin de Sagua la Grande. Siempre participaba en las distintas fiestas que se organizaban y un día un profesor le sugirió que cantara en otros idiomas. Recuerda que se aprendió de memoria la letra de La vida en rosa, de Edith Piaff y el tema de la película Casablanca entre otras melodías.
Con el maestro Julito Martín Alfonso como guitarra acompañante se inició en la vida artística. Después con Hernán Guevara y más tarde con Frank Fernández, en El rincón del bolero, espacio que por mucho tiempo se mantuvo en la preferencia de los sagüeros.
Estrellita no olvida que la primera vez que cantó con una orquesta fue dirigida por Conrado Morales, en el Cabaret Nocturnal de la Villa del Undoso. En varios festivales de música Rodrigo Prats tuvo el orgullo de ser premiada, como reconocimiento a su calidad interpretativa.
Dice sentirse realizada en grado sumo cuando interpreta boleros, género que la satisface mucho espiritualmente.
Hace unos 25 años que integra la agrupación de música campesina “Rumores del Undoso”. De ahí el nombre del programa de este género de Radio Sagua, en el que interpreta música guajira y canta décimas.
El quehacer artístico trae consigo muchos compromisos. Siempre la convocan a cantar en actividades en la comunidad donde reside. Participa asiduamente en Festivales de Música Campesina y en Cooperativas de Producción Agropecuaria del municipio.
Durante muchos años integró el Grupo lírico Conchita Rodríguez, con la dirección de Oria Pérez, etapa que recuerda con mucho cariño por los conciertos en el Museo de la Música Rodrigo Prats y en otros escenarios.
Entre impartir docencia y cantar no puede elegir. Estrellita recuerda que era una artista en el aula. Vinculaba la clase con la música e introducía la asignatura de Español con alguna canción y así motivaba a los alumnos.
Ahora quiere dedicar el tiempo que no pudo al canto, por la responsabilidad de ser educadora. Tiene un espacio en la Peña de Conrado Morales, participa en el programa campesino y también interpreta música mexicana.
Aunque nunca estudió en Academias afirma que tiene buen oído musical. Se incorporó al Movimiento de artistas aficionados desde sus inicios y en esa vertiente se mantiene en la actualidad pues no se interesó nunca por convertirse en una artista profesional.
A pesar de sus 65 años dice sentirse muy bien, pues todo el tiempo dedicado a la música la reconforta en grado sumo.
Esta profesión le ha traído muchas satisfacciones, pero cuando está deprimida tiene que hacer un gran esfuerzo para cantar.
A sus hijos les transmitió el amor por la música. Su pequeña nieta toca el violín para orgullo de Estrella Villavicencio, quien expresa categóricamente: “La música es mi vida. Me gusta cantar y cantar”.
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