Contra viento y marea, Yoanka González regresa, dispuesta a rebatir a quienes piensan que, a sus 37 años, ya dio todo lo que iba a dar en el ciclismo y lo mejor sería que cuelgue de nuevo la bicicleta.
Justo así, la veíamos correr la carrera por puntos —la prueba que le dio la plata olímpica en Beijing 2008— del ómnium (f) en la Copa Cuba, bajo el sol achicharrante que tuesta al mediodía la pista del velódromo Reinaldo Paseiro. Puro brío, toda entrega. Hecha una auténtica ráfaga para cruzar segunda la línea de meta.
“Correr ahora es más fuerte que antes. No tanto por la edad, sino porque, después de un tiempo fuera y ser mamá, notas que todo se te hace difícil y no es fácil recuperar la resistencia”, afirma la pedalista villaclareña que retornó al equipo nacional en septiembre pasado, un año y dos meses después de dar a luz a la pequeña Yaineh.
Precisamente, compaginar esa responsabilidad con el alto rendimiento es lo que más trabajo le cuesta, aunque “por fortuna el papá y los abuelos me ayudan muchísimo”, explica.
De todas maneras, Yoanka persevera y se esfuerza para acercarse a la forma que la hizo ganar una corona mundial y tantas otras medallas en los eventos de grupo.
Ya el otro día en la persecución por equipos no desentonó para nada dentro del cuarteto que mejoró una de las marcas del velódromo habanero (con 4:54.57 minutos), junto a Yumari González, Arlenis Sierra y Marlies Mejías, pese a realizar “solo tres o cuatro entrenamientos juntas”. Y no sería descabellado que asistiera a los Juegos Centroamericanos de Veracruz este año. A fin de cuentas, su meta es clara: demostrar que todavía hay Yoanka para rato.
0 comentarios