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A mi Entender

Una mirada a nuestro entorno

Sagua la Grande es un territorio privilegiado por la naturaleza, al norte,está situado el pintoresco poblado pesquero de Isabela, y por el noroeste emergen  los Mogotes de Jumagua,y atraviesa la ciudad, el  también conocido como  río Undoso , tesoros  devenidos en símbolos, orgullo y satisfacción para los pobladores.

En este día 22 de mayo, el llamado mundial a preservar la biodiversidad, promover el desarrollo y uso sostenible de los ecosistemas costeros y terrestres, pero, la sensibilización debe ser el mayor motivo para que este anhelo se convierta en realidad.
  El impacto mayor  en el poblado isabelino en relación con los recursos marinos  es la  sobreexplotación y artes de captura no biodegradables como son  los chinchorros para peces, los que mayores volúmenes de captura proporcionan;pero el uso  inadecuado genera daños considerables a los fondos marinos y a los organismos que en ellos habitan  En pos de preservar y garantizar la sostenibilidad de la biodiversidad marina, se ha dispuesto  la eliminación de estos.

La  franja hidroreguladora  del río Sagua la Grande  destaca por elevados niveles de contaminación y deforestación.  El sector industrial genera una fuerte carga contaminante unida a la propia de los asentamientos humanos, propiciada por la indisciplina social,de ello se deduce , el inminente  reclamo de protección por las heridas que le provocan a la cuenca hidrográfica.

 Los estudios de biodiversidad en la Reserva Ecológica, Mogotes de Jumagua, demuestran  la importancia que reviste para proteger estas elevaciones que sobresalen  en medio de la llanura

En armonía, habitan allí  más de 420 especies  de plantas, 48 endémicas de nuestro archipiélago .Las de mayores valores son la (Thrinaxe Ekmaniana) o más conocida como” Palmita de Jumagua” y el Roble Enano o (Tabebnia Saxicola ),que sólo habitan en los farallones  de varios de los 8 mogotes.





Una gama aproximada  100 especies de aves tiene su hábital en este  bello paraje de la geografía saguera, algunas  endémicas, como el Periquito Catey,  la Cartacuba , el Carpintero Verde y nuestra ave nacional, el Tocororo, (Priotelus temnurus).



Sobrados motivos  para levantar nuestras voces a todo el mundo y  presevar  los ecosistemas como parte de nuestras vidas. Por eso, unámonos todos para dejar un legado que agradecerán las generaciones venideras.
(Bárbara Fortes)

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