En honor a Manuel Ascunce
De niña vivía muy cerca de la casa natal de Manuel Ascunce Domenech en esta ciudad de Sagua la Grande, hoy convertida en la sede pedagógica municipal que ostenta el nombre del mártir alfabetixzador. El paso con mi familia era frecuente por allí. Siempre me llamó la atención la tarja situada en la vivienda marcada con el número 62 de la calle Carmen Ribalta. Al preguntarle a mi madre de quien se trataba me respondió:” inocente, por enseñar a leer y a escribir lo mataron”.Nunca se me borraron de mi memoria estas palabras.
Junto a mis compañeros de escuela asistía a los actos de recordación al mártir saguero, cada 26 de noviembre y aún no podía entender bien por qué asesinar a quien era un adolescente todavía, por el solo hecho de alfabetizar a una familia, cuando fue víctima del terrorismo en las montañas del Escambray, durante la campaña de alfabetización en Cuba.
A solo pocos días para la culminación de este acontecimiento sin precedentes en nuestro país, el 26 de noviembre de 1961, un grupo de bandidos o alzados, llegaron a la casa del Lantigua, se hicieron pasar por milicianos, sorprendieron al campesino y lo capturaron a él y al joven maestro. La esposa del campesino quiso proteger al muchacho y dijo que este era su hijo, pero Manuel, con valentía les manifestó: “Yo soy el maestro”.
Al día siguiente se encontraron los cuerpos sin vida colgados de un árbol.
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