Blogia
A mi Entender

Ser del Caribe o una llama que nunca se apaga

Por Reinaldo Cedeño/OnCuba

El Caribe es una artesa donde se funden todos los colores, todos los sabores. Es un espacio sin guerras ni odios, un ejemplo de convivencia plural de idiomas y de razas.

efd08976897ececd3668789718ac2bb5_LHe visto de todo en la Fiesta del Fuego…

A la reina del carnaval de Aruba y a un desborde de merengue dominicano, Enramada abajo. Al Nobel de Aracataca, García Márquez, firmando autógrafos hasta en la espalda y a las cinturas rompiéndose al ritmo de los tambores venezolanos de San Millán.

A Totó La Momposina llorando de emoción en el Teatro Heredia y al sable de Toussaint Louverture gritando desde una vitrina. A los muñecos gigantes de Pernambuco (Brasil), a los gauchos del Sur, al Coro de Bahamas.

A tres mujeres del Caribe rindiendo al mundo: a la Sonia inolvidable, a la Silvestre y su tarde. A Lucecita Benítez, la boricua jíbara y su alabanza. Y a capella trovando, Sara González, que hoy descansa para siempre -o se agita para siempre-, en las aguas de la bahía habanera.

A una werken (mensajera) mapuche hablando de Caupolicán y a una veneciana imitando el canto de los gondoleros. Al Quijote del Caribe, el poeta Jesús Cos Causse, diciendo que su abuelo vino en una calabaza, que un esclavo se ahorcó en el framboyán más hermoso de la tierra.

A la stell band de Trinidad Tobago tocando el Ave María de Schubert.
A Luis Carbonell pintando olas a palabra alzada.
A un diablo de paja quemarse frente al mar.
A una ciudad irse detrás de una corneta china.
A unos labios fundando continentes.
He visto de todo…

0 comentarios