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A mi Entender

Familia de pescadores en Isabela de Sagua

Pesacador isabelaCasi 70 años en el mar estuvo este hijo de pescadores, de piel curtida por el salitre. Hombre alto, fornido, fue patrón del barco langostero  LP18, hasta que ya por su edad no pudo realizar el trabajo que antes hacía.

La familia vive toda en el poblado marino de Isabela de Sagua, afirma una con voz que retumba entre las paredes de madera de su casa. Es un experto en la captura de langosta Miguel Martínez, conocido por Miguelón.

Cuando se ve el sol en el horizonte es cuando comienza la captura de la langosta, hasta las tres o cuatro de la tarde, dice con una sonrisa que lo embraga de felicidad.

En el viejo caserón de madera sobre el mar, muy amplio, fresco conserva sus pisos de madera y al final del largo portal, el bote de su otro hijo Ismel, que se dedica a la pesca de escama con red.

Explica que un paño puede alcanzar hasta un kilómetro de largo, es decir unas 500 brazas. Actualmente  preparan condiciones, reparando las artes de pesca. Hay que salir bien temprano y no hay horas para el trabajo, pero me encanta lo que hago.
 
Retrocede en el tiempo cuando a finales de la década de los 80 triplicaron el plan de captura y totalizaron unas 145 toneladas de este renglón exportable.

Ahora su hijo mayor es el patrón de la embarcación LP18, y su nieto labora como maquinista que se dedica a la captura de la langosta en la zona de  Marillanes a Playa Esquivel, cercanas al poblado isabelino.

Unos 90 días dura la veda del crustáceo. Para la captura de la langosta emplean nasas que son jaulones de malla, los pescadores se zambullen y los sacan del mar.

En el centro de acopio se pesan y clasifican para el traslado en La Enviada hasta la Isabela y de ahí en camiones termos hacia Caibarién.

Estos hombres de mar saben y conocen lo que representa su labor para el bienestar de la sociedad y la salud de la economía, pues en el mercado internacional se comercializa una tonelada de langosta a unos 13 mil dólares, así que cuan imporante es la pesca de distintas especies de escama como el paro, la figurina, entre otras destinadas al turismo nacional.

Entre la brisa y el vaivén de las olas, me despido con un fuerte apretón de manos, de este hombre que expresa que no puede vivir alejado del mar.

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