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Estados Unidos y Cuba dieron este martes un nuevo paso en su reaproximación, con la firma de un entendimiento sobre aviación civil que autoriza hasta 110 vuelos regulares diarios a La Habana y otros nueve destinos en la isla.

De acuerdo con funcionarios de los departamentos de Estado y de Transportes, las autoridades locales comenzarán de inmediato el proceso de invitación a las empresas aéreas estadounidenses interesadas en operar esas frecuencias, y esperan atribuir los destinos ya en el próximo verano boreal.

Luego de un año de negociaciones, los dos países estamparon su firma este mismo martes en un documento de entendimiento en La Habana que representa uno de los más efectivos pasos en la reaproximación entre los dos países después de medio siglo de ruptura.

El documento negociado prevé la autorización de vuelos regulares “entre cualquier ciudad de Estados Unidos y cualquier ciudad en Cuba” siempre que esté dotada de infraestructura para vuelos internacionales.

“Inicialmente, las empresas estadounidenses serán autorizadas a volar 20 frecuencias regulares diarias a La Habana, el mayor mercado, y es importante recordar que el nivel actual es cero”, dijo Thomas Engle, subsecretario de la división de Transportes en el Departamento de Estado.

Al mismo tiempo, esas empresas estarán autorizadas a realizar “diez vuelos regulares diarios a cualquier otra ciudad en Cuba que tenga un aeropuerto abierto al servicio internacional”, añadió.

Por el momento, las autoridades estadounidenses incluyeron en el entendimiento a los aeropuertos de Camagüey, Cayo Coco, Cayo Largo, Cienfuegos, Holguín, Manzanillo, Matanzas, Santa Clara y Santiago de Cuba.

Además, explicó el funcionario, las autoridades cubanas analizarán “futuros pedidos de Estados Unidos para aumentar este nivel de servicio. Los dos gobiernos reafirman así su compromiso de fortalecer su cooperación en cuestiones de seguridad aeronáutica”.

El entendimiento entre los dos países formalmente abre la puerta a que Cubana de Aviación pueda operar en el futuro vuelos a destinos en Estados Unidos, pero las autoridades locales coinciden en apuntar que eso no ocurrirá de momento.

“El servicio hacia y desde Estados Unidos por parte de aeronaves cubanas aún deberá obtener licencias del Departamento del Tesoro, y la división de Seguridad del Departamento de Comercio y cumplir normas del Departamento de Transporte que no son específicas para Cuba”, dijo Brendon Belford, responsable del sector de Aeronáutica en el departamento de Transporte.

“Por eso no anticipamos que vaya a haber aeronaves de propiedad cubana sirviendo destinos en Estados Unidos en un futuro próximo”.

Belford dijo que el Departamento del Tesoro abrirá ya esta semana el proceso de invitar a las empresas aéreas a presentar los documentos para una eventual atribución de frecuencias.

“Las empresas tendrán 15 días para presentar sus pedidos en caso de que quieran servir a La Habana y los otro nueve aeropuertos”, dijo.

De acuerdo con Belford, las autoridades del sector “estarán en condiciones de tomar una decisión final en el verano (boreal), en términos de cuáles empresas y cuáles ciudades estadounidenses tendrán servicio hacia Cuba”.

Por el momento, añadió, las autoridades carecen de datos concretos sobre la demanda específica de los nueve destinos autorizados con excepción de La Habana, pero explicó que “por eso no tenemos un período límite para alcanzar la fase inicial de 10 vuelos diarios”.

En la ceremonia de firma del entendimiento este martes en La Habana la delegación estadounidense estuvo encabezada por el secretario nacional de Transportes, Anthony Foxx, y el subsecretario de Estado para Asuntos Económicos, Charles Rivkin.

Los vuelos comerciales entre Cuba y Estados Unidos fueron cancelados hace 53 años, pero desde mediados de los años 70 están autorizados los vuelos chárter bajo condiciones. Esos vuelos charter podrán seguir operando, informaron las autoridades locales.

En julio pasado, Estados Unidos y Cuba reabrieron formalmente sus respectivas embajadas, y los dos países ahora están empeñados en el largo y difícil proceso de normalización completa de sus relaciones bilaterales.

(Con información de AFP)