Pablo Milanés, Santa Clara y un diario abierto
Periódico Vanguardia
Este 14 de enero, en la Plaza de la Revolución Ernesto Guevara, de Santa Clara, el trovador Pablo Milanés prosiguió su gira por Cuba.
Por Rayma Elena Hernández
Fotos: Carolina Vilches Monzón
14 de enero de 2011.
Santa Clara anota la fecha en su diario. ¡Pablo Milanés canta en la Plaza del Che! «Después de tantos años de involuntaria ausencia...», dijo el cantor, y la música cortó el hielo de la noche para hacernos cómplices del reencuentro: ...No tengo que temer, / nuevos fracasos / siempre habrá un espacio / para recomenzar.
Recomenzar es, justamente, lo que viene haciendo el trovador bayamés desde que en noviembre, por la provincia de Guantánamo, inició el recorrido por toda la Isla, que retomó en enero en Ciego de Ávila. ¡Veinte años sin que su Yolanda viajara tarareada por toda Cuba!
Dos décadas que aquí en Santa Clara no fueron, porque, aunque no estuvimos muchos para recordarlo, en enero de 1995, Pablito había cantado en el estadio «Sandino», en el penúltimo concierto de una gira en honor al Maestro José Martí, que no lo llevó a todas las provincias, pero sí lo trajo a la capital del centro.
Y este 14 de enero, con un frío que se le parecía a aquel, temí que Pablo no encontrara el calor necesario para congratular este esfuerzo mayúsculo a su edad, que el 24 de febrero será de 68 años. Temía, por este invierno, y porque, cronológicamente, Yolanda es una canción que ya pertenece a los abuelos, a los padres... Porque Para mover su mundo, Fuego en la piel y No ha sido fácil fueron temas de seriales que no alcanzaron a ver muchos jóvenes que este viernes serían público mayoritario en la Plaza del Che.
Temía porque para la mayoría de los abuelos, de los padres y de los nietos, es realmente un Regalo el disco que Pablo grabó hace tres años, con títulos como Diario de Mauricio y Matinal, que se vienen revelando a Cuba como nuevos.
Pero llegó el viernes, un día más sin descanso después del jueves en Sancti Spíritus. Solo un cantante gigante, podía escucharse grande en una noche fría, en que a cualquiera la voz se le pondría pequeña.
Y Pablo, una vez más lo fue, sorteando con maestría los tonos mayores a los que nos acostumbró su enorme voz de siempre. Así nos llegó el poema Canción, de Nicolás Guillén, que por él conocemos como De qué callada manera, y le siguieron Si ella me faltara, Mi primer amor, Ámame como soy, Años, Para vivir.
Y, de repente, el abuelo, el padre, el nieto... todos estábamos coreando canciones que, ya lo creo, no tienen edad, aunque el tiempo pasa... Así, El breve espacio en que no estás borraba las décadas de ausencia, cuando antecedió al Yo no te pido con que Santa Clara despidió al trovador.
14 de enero. Escribió la Ciudad del Che en su diario, casi a 16 años de aquel encuentro en el «Sandino». Pablo Milanés cortaba el hielo de la noche, con un lirismo y musicalidad reforzados durante muchos años por el saxo de Germán Velazco, el piano de Miguel Núñez, los teclados y el violín de Dagoberto González, y virtuosa percusión de Eugenio Arango, a los que se unen el bajo de Luis Ángel Sánchez y la batería de Osmani Sánchez.
Ellos en el escenario, y todo un equipo de trabajo propio y del Ministerio de Cultura, al que el trovador agradeció la posibilidad de este reencuentro.
También allí, un público en representación de una ciudad que le agasajó con obras de arte y hasta con un bonsái de 20 años, que le entregó con la esperanza de que, esta vez sea más breve el espacio en que le esperemos.
Y cuando vuelva, de seguro todos volveremos a cantar Yolanda, y tal vez no sea tan desconocido aquel Diario de Mauricio en el que nos canta Cómo se me fue
el tiempo...
14 de enero de 2011. Pablo Milanés, tu diario en Santa Clara sigue abierto.
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