Nuevo aniversario de la FMC
agosto 23, 2012 por verbiclara
La Federación de Mujeres Cubanas (FMC) se creó el 23 de agosto de 1960, por Vilma Espín.
José Martí siempre tuvo presente el valor de la mujer, sobre todo la de Cuba y la de Nuestra América:
Los hombres deben hablar en verso a las mujeres.
La mujer, de instinto, divisa la verdad, y la precede.
Sin sonrisa de mujer no hay gloria completa de hombre.
Es incompleta la victoria cuando no la mueve el corazón de la mujer.
Toda la patria está en la mujer: si ella falla morimos: si ella nos es leal, somos
Esta mujer cubana, tan bella, tan heroica, tan abnegada, flor para amar, estrella para mirar, coraza para resistir.
No es que falte a la mujer capacidad alguna de las que posee el hombre, sino que su naturaleza fina y sensible le señala quehaceres más difíciles y superiores.
El nombre de mujer obliga a una natural preferencia.
En los Andes puede estar el pedestal de nuestra libertad, pero el corazón de nuestra libertad está en nuestras mujeres.
Es mujer copia feliz de cuanto hay de animado y de bello.
Si la educación de los hombres es la forma futura de los pueblos, la educación de la mujer garantiza y anuncia los hombres que de ellas ha de surgir.
El alimento natural de la mujer es lo extraordinario.
De todas las penas de este mundo cura, y de todas las heridas del bien obrar la estimación de los hombres verdaderamente buenos; pero con ella misma es incompleta la victoria cuando no se mueve el corazón de la mujer. Él es la medicina; él es el milagro; él es el triunfo.
La mujer es la nobleza del hombre.
Mucho hemos de hacer nosotros los hombres para merecer a estas mujeres; mucho han de hacer ellas para complacer a la patria que les contempla.
La mujer explica, da la llave de la vida, ayuda, da su sangre con su fe al que ama. El hombre se alimenta de ella, y la abandona, como un guerrero sediento bebe de su arroyo humilde que queda luego detrás de él.
No hay cosa que disponga el ánimo y que remoce y regocije, como hablar con mujer.
En la mujer, como es la hermosura mayor que se conocer creemos los poetas hallar como un perfume natural todas las excelencias del espíritu.
Debe ser el decoro en el hombre como el pudor en las mujeres.
Las campañas de los pueblos sólo son débiles cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer; pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible.
En una mano de mujer, vara de mago, que espanta búhos y sierpes… Ni es verdad, a lo que dicen maestros y observadores, que sea probada la flaqueza de la mente femenina para llevar en sí las hondas cosas del arte, leyes y ciencias,
¿Hubo nunca obra de mujer que no tuviese recomendable condición? Son deliciosos sus errores, tiernas sus creaciones, siempre tierno y entusiasta cuanto produce, más que el cerebro, el corazón femenil: consiste la excelencia de la mujer en esta superioridad del sentimiento.
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