El Barça es cada vez más líder
Por Ramón Besa
Tiempo de vino y rosas en el Barça. Las buenas noticias se suceden sin parar en el Camp Nou. Igual da que el adversario, el segundo clasificado, juegue muy bien al fútbol durante un buen rato y se ponga por delante en el marcador. No importa que Falcao marque y Messi no toque la bola durante una hora. Incluso es posible que meta un gol decisivo Busquets. Hasta puede ocurrir que el Espanyol, penúltimo, empate en el Bernabéu. Al Barça le sonríe la vida y la gent blaugrana canta y baila en el estadio después de una jornada redonda: nueve puntos le saca al Atlético y 13 al Madrid antes de la mitad de la Liga.
Tampoco el Atlético parece en condiciones de discutir el liderato del Barça. El reto rojiblanco duró media hora más o menos, tiempo en que sus chicos jugaron como campeones, muy a gusto de Simeone, siempre al servicio de Falcao. A la que tuvieron que ejercer de amos, cuando se imponía cerrar el partido y apretar la tabla, se vencieron en cuanto tomaron el empate en una jugada imposible de defender, porque el tiro de Adriano no lo pilla ni el mejor portero. El Atlético siempre fue El Pupas. Los goles marcaron la diferencia para suerte del Barça, contundente, seguro de sí mismo.
Tito Vilanova nunca ha politiqueado con la alineación, de manera que siempre hay algún jugador que queda señalado, sobre todo cuando no median rotaciones y se afrontan los partidos decisivos. Una vez encajado Iniesta, y reafirmado Adriano en el puesto de Alves, ahora el que no cabe es Villa, relegado por Pedro y también por Alexis, dos futbolistas negados ante la portería y por el contrario especialmente generosos con Messi. Todos los caminos del Barça conducen al 10. La alternativa de Villa parece formar parte ahora del plan B, como cuando jugaba Larsson.
Ocurre que a veces no es fácil dar con Messi, sobre todo cuando el rival es el Atlético, muy bien parado y organizado en su cancha, especialista en la ocupación de los espacios y las ayudas defensivas, más rápido en las transiciones que los azulgrana en la elaboración del juego. Impaciente y reiterativo en la pérdida del cuero, el Barcelona no encontraba situaciones de superioridad, ni desequilibraba ni profundizaba, muy bien ligado por los rojiblancos, vertiginosos en el despliegue, mejor colocados para proteger a Courtois y encontrar a Falcao, convertido en el jugador de la noche durante un buen rato en el Camp Nou.
Falcao cabeceó al poste derecho de Valdés un centro de Koke al poco de empezar y más tarde cruzó en exceso un remate que se había ganado por piernas ante Puyol. No perdonó el colombiano en el tercer mano a mano con el portero del Barça. La jugada fue un retrato del partido: perdió un balón dividido Messi y Diego Costa tiró el pase para la carrera del Tigre, que definió con un toque celestial con la zurda en cuanto vio que salía Valdés. El partido pertenecía definitivamente al Atlético y se exigía un nuevo remonte el Barcelona, reducido por la poca presencia de futbolistas como Messi y Xavi, falto de la sorpresa de Cesc.
No podían filtrar pases los medios ni chutaban los delanteros azulgrana, imposible jugar por dentro en campo del Atlético. No quedaba más remedio que actuar por fuera y utilizar recursos de emergencia como los laterales, nada extraño por otra parte si se recuerdan partidos anteriores como el del Valencia. La solución se llama Adriano. El brasileño, que ya cuenta seis goles, controló un cambio de orientación de Iniesta y remató con la zurda desde fuera del área a la escuadra derecha de Courtois. El soberbio tiro exterior de Adriano descuajeringó a los rojiblancos, que tomaron un segundo tanto en un córner remachado por Busquets.
La efectividad barcelonista resultó cruel para los rojiblancos. Al Atlético se le vino el mundo encima porque perdía por 2-1 después de haber controlado el encuentro y conceder solo dos tiros al Barça. Ni siquiera la valentía de Simeone cuando dio entrada a Adrián pudo levantar al Atlético porque prácticamente al mismo tiempo Messi enganchó en el balcón del área un zurdazo a la base del poste derecho de Courtois. Al 10 le valió con una ocasión para el 3-1.
Y ya se sabe que Messi los mete de dos en dos o de tres en tres, así que el partido se acabó con un segundo tanto del 10 después de un error de Godín. No perdonó el delantero y coronó la buena actuación azulgrana después del descanso. Afortunado y efectivo al inicio, se corrigió después con un juego de control, armónico y solidario. Hubo tiempo incluso para que la hinchada testimoniara su afecto hacia Villa, que salió, un año después de su lesión, para colaborar en la goleada. El Guaje necesita cariño porque hoy es suplente y ayer Alexis justificó la titularidad. Las cosas están claras y no se discute las alineaciones de Vilanova.
Tiene el Barça una fe ciega en la Liga. Ni se rinde ni perdona una, y menos cuando de por medio hay un partido decisivo. A veces basta con una jugada para entender un partido y una trayectoria. Ninguna tan elocuente como la de Adriano, el gol de la Liga. Monumental.
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