Una historia de lucha y amor
Para Olga FloresTápanes, el tiempo pasa raudo, pronto cumplirá 90 años el venidero mes de septiembre. Esta mujer de hablar bajo y pausado, con lágrimas en sus ojos recuerda que conoció muy joven a quien fuera su compañero en la vida por 70 años, Humberto González, el Capitán Samuel, artífice de la huelga del 9 de Abril en Sagua la Grande.
Rememora cómo trasladaba bonos, planillas, balas, propaganda del movimiento 26 de Julio, junto a Minerva Mederos, también combatiente de la clandestinidad.Para ese propósito usaba sayas largas con bolsillos. y así muchas tareas que las realizaba sin temor, ahora piensa lo arriesgado de las mismas.
En una ocasión tuvo que acompañar a su esposo a buscar una pistola, a Santo Domingo, era invierno y debajo de la chaqueta que usaba para abrigarse,sujeta con un cinturón, ella llevaba escondida el arma.Al llegar al puente de Sitiecito, detienen al carro en que viajaban para revisión, y el guardia mira por la ventanilla y es cuando ella pregunta si tiene que bajarse y le respndió que no, menos mal, respiró alivida al llevar a su hijo pequeño en brazos, dice Olga.
Un día reciben un aviso en clave, que ayudó a que no atraparan a los revolucionarios y tuvieron que dirigirse a Quemado de Guines para informar a Víctor Bordón.En las afueras de la ciudad, después del cementerio local, la guardia batistiana detenía todos los autos, por suerte,al revisar no llevaban nada comprometedor, pues el mensaje se informaría en persona.
El día de la epopeya, Olga tiene la misión junto a otras compañeras de regar vidrios, alambres, todo tipo de obstáculos en la Avenida de Gómez, hoy denominada 9 de Abril, y así interceptar el tráfico hacia Monte Lucas, devenido en escenario de masacre para los combatientes sagueros.
Después del fracaso de la Huelga de 1958, tuvo que trasladarse a vivir a La Habana, con la familia, porque era imposible continuar viviendo en Sagua, por la persecución y acecho de la guardia batistiana, pero en la capital unida a su esposo se mantuvo en la clandestinidad hasta el triunfo de la Revolución.
Al llamado de la Fidel integra las Milicias para defender la patria si fuera necesario.Con firmeza participa en las prácticas que relizaban en áreas de la zona rural conocida como La Rubia, en las inmediaciones de Sagua, en la carretera a Santa Clara.
Olga ostenta la medalla de Combatiente la lucha clandestina, que tiene un significado especial, entre otras distinciones como la medalla 28 de septiembre, y 23 de Agosto. Actualmente milita en un núcleo zonal, siempre ocupó cargos en la FMC como secretaria de Bloques y delegaciones y durante muchos años se desempeñó como presidenta del CDR 5 Rubén Martínez Villena,donde reside y en estos momentos controla el Registro de direcciones.
Con inmensa tristeza y a la vez orgullo, rememora el legado de Humberto, su esposo quien dejó de exisitir en marzo de 2011, pero hoy los sueños se hicieron realidad .Su hija, nietas y una biznieta son motivos para continuar y con alegría ve cuántos centros sociales, como el Hospital, policlínicos e inustrias sagueras tienen el nombre de la gloriosa epopeya.
No importan los años que lleva a cuestas, afirma, Olga Flores, porque hasta los últimos instantes de su vida seguirá luchando junto a la Revolución.
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