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A mi Entender

Bruzón se desencadena

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El ajedrecista cubano Lázaro Bruzón alcanzó su primer triunfo en el Memorial Karpov

Toda Cuba lo añoraba. Cada amante del juego ciencia aguardaba el alegrón como espera un niño el obsequio de su madre al llegar del trabajo, ya saben, el clásico: «¿qué me trajiste mami»? Pues bien, el trebejista Lázaro Bruzón (2717 puntos Elo) se recobró del mal momento y dispuso este jueves del inglés Nigel Short (2707) en el Memorial Karpov, con sede en la ciudad rusa de Poikovsky.

Hacía buen rato que nuestros muchachos no amasaban la victoria –me refiero también a Leinier Domínguez (2734). En total fueron 16 partidas al más alto nivel sin abandonar el tablero con las neuronas bien contentas después del premio que supone imponerse. Entre el güinero –fajado en el Grand Prix londinense- y su coterráneo archivaban cuatro derrotas, 12 igualadas y ningún éxito. La gente ya se cocinaba el hígado de tanta impotencia y deseos.

Pero llegó. Por fin el tunero sacó el sable, recordó su época de campeón mundial Júnior y decidió morder con todo, sin miedos. Quizás por ello aprovechó los reiterados errores del británico para desguasarlo con piezas negras en 57 lances de un Gambito Evans.

En realidad la partida fue un cachumbambé, con deslices por ambos bandos y en la que el caribeño corrió a la par de un salvavidas en temporada alta, debido a sus apuros de tiempo.

Permítanme contarles. La apertura transitó por cause normales, aunque el antillano se plantó muy agresivo, con excelente posición una vez concluida la fase inicial y con los deseos saliéndole por los ojos. A la altura de la movida 40 algunos analizadores computarizados le otorgaban ligera ventaja a Short, pero con los minutos agregados el cubano empezó a emparejar las acciones. Entonces, la batalla auguraba un armisticio.

Sin embargo, aquel no era el día del veterano europeo, errático, tambaleante, sin un asomo siquiera de la sombra que fue cuando discutió la corona universal en 1993.

El tunero no dejó escapar el chance. Así, propietario de cinco peones y caballo, por torre y par de infantes de su oponente, finiquitó el cotejo con la misma sangre fría con que describió Frederick Forsyth a su asesino-protagonista en la afamada novela El día del chacal.

Con este resultado los pulsos entre Short y Bruzón andan parejos, pues nuestro muchacho había vencido al inglés en el Corus de 2005, mientras en el Memorial Capablanca de 2010 bajó la cabeza en dos oportunidades.

Ahora Lázaro comienza a escalar la colina, sumando unidades para borrar los 10 puntos que perdía antes de este pulso. La sonrisa del jueves le reportó 4,8 kilitos y en las tres jornadas restantes pudiera «subir de peso».

En tanto, Radoslaw Wojtaszek (2733), de Polonia, agujereó al moldavo Viktor Bologan (2695), tras  71 lances de una Siciliana.

El local Dmitry Jakovenko (2732) abrazó al ucraniano Ruslan Ponomariov (2735), el estadounidense Alexander Onischuk (2677) hizo lo propio ante el ruso Alexander Motylev (2655) y el también representante del gigante euroasiático, Sergei Rublevsky (2693), firmó la paz con el chino Yue Wang (2695).

La cima de la tabla general anda rentada por Jakovenko, dueño de 4,5 puntos, seguido de Ponomariov y Wojtaszek (3,5). Bologan, Motylev y Rublevsky acumulan tres rayas per cápita, con Bruzón, Wang y Onischuk respirándoles en las nucas (2,5).

(Con información de Abdul Nasser Thabet. Juventud Rebelde)

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