Día del Educador 22 de diciembre
Excelente educador, profesor de Matemática,
Germán Ortega lleva bien guardados los recuerdos de su época como alfabetizador al igual que su esposa Amalia. Con el propósito de reencontrarse con cuatro personas de las que guarda especial cariño viajó,el sagüero-cifientense el 27 de febrero de 2010 hasta donde reside actualmente Augusto Padrón junto a sus hijos Tito, Mirta e Ismael, en la comunidad pinareña de Briones Montoto.
A esta familia la conoci en 1961. Con ellos conviví seis meses mientras cumplía con la misión de técnico asesor durante la Campaña de alfabetización en la zona de Guanayara, en las intrincadas montañas del Escambray. Así nació una linda amistad.
Recuerdo que hasta ese lugar se llegaba en transporte serrano. A partir de la comunidad de Jibacoa había que salvar un extenso tramo caminando para pisar el sitio asignado.
El pintoresco sitio rural abarcaba un espacio que comprendía un río bautizado con ese nombre, un valle alargado y no muy ancho que se extendía por su curso y las lomas de variadas altitudes que limitaban el valle y contribuían a embellecer el paisaje natural. En las laderas de las elevaciones estaban asentadas las aisladas viviendas existentes, que abarcaban desde el típico bohío de antaño hasta alguna más confortable, pero que no superaban sus paredes de tabla, techo de tejas y piso de cemento, carentes todas de servicio eléctrico.
Casi 50 años transcurrieron desde el diciembre del tercer año de , cumplida la tarea de declarar Territorio Libre de analfabetismo a la zona, asumió otras responsabilidades en el sector educacional en diversos lugares.
“No me dejaron espacio para ocuparme de la satisfacción de ciertas necesidades espirituales como esta de compartir con personas que pasaron a ocupar un lugar especial en mis sentimientos. En esta ocasión ya con mis siete décadas de vida, aferrado en satisfacer un deseo que se convirtió en una necesidad, me llevó a eliminar obstáculos y alcanzar mi sueño”.
El reencuentro superó las expectativas. Volver a verlos, después de tantos años. Conversamos toda la noche y revivimos aquellos momentos hermosos en Guanayara, donde le brindaron todo su amor. Los hijos de la familia cumplen sus funciones en la cooperativa de la comunidad.
Los tiempos eran muy difíciles para los campesinos, pero esta familia no dudó en acoger en su seno al joven alfabetizador, a quien consideraron como parte de ella. De ahí brotó, como el agua del río que da nombre a la zona rural, una hermosa amistad basada en el respeto y el cariño.
El gesto de esta familia residente en la zona montañosa del Escambray villaclareño que contribuyó al éxito de la Campaña de Alfabetización y donde tuvo el privilegio de trabajar Germán, ennobleció su corazón , que conserva estos momentos hermosos. Son de esos que al juntarse forman los pequeñas detalles que hacen sentir que se ha vivido como parte de la historia y del modesto andar por la vida.
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