Como todos los pueblos costeros, Isabela de Sagua es hermosa. La pueden maltratar la furia de la naturaleza, el tiempo y la desidia, pero su imagen siempre se yergue vencedora, salvada por el mar. Incluso en sus paisajes más ruinosos aparece de forma inapelable la poesía del gigante azul.
Como prueba, esta foto de una visita muy reciente .
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