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Encuentro con “La Musicalísima” en el Pabellón Cuba

Foto: Marianela Dufflar

Encuentro con La Musicalísima. Foto: Marianela Dufflar

La pianista y compositora Beatriz Márquez, catalogada como una de las mejores intérpretes cubanas, fue la artista invitada este jueves al espacio “Encuentro con” que auspicia la Asociación “Hermanos Saiz” en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba y que dirige Magda Resik, periodista y Directora de la Emisora “Habana Radio”.

“La Musicalísima”, seudónimo por el cual la conocen en Cuba y en varios países del mundo, compartió aspectos interesantes y desconocidos de su vida y obra con jóvenes, intelectuales, músicos, estudiantes, amigos y seguidores de su carrera,.

La también ganadora del Premio Cubadisco 2004 en la categoría de interpretación, rememoró momentos de su infancia y la influencia de personalidades como Ignacio Piñeiro y Julio Cuevas, quienes se reunían para tocar en su casa en Mantilla junto a su padre, René Márquez.

A los seis años, comentó la intérprete, ingresó en el Conservatorio Amadeo Roldán. Años más tarde, continuó su formación musical en la Escuela Nacional de Arte (ENA), donde estudió Piano y Dirección Coral con profesores excepcionales como Aída Teseiro y Oscar Vargas, y tuvo la oportunidad de interactuar con compañeros de estudio como Adalberto Álvarez, Enrique Plá, Emiliano Salvador, Andrés Allén, Joaquín Betancourt, entre otros, quienes en ese entonces se jugaron el pase por incurrir en la indisciplina de cultivar la música popular cubana.

La artista, aseveró, que muchas veces sus padres la fueron a buscar a la beca y no fueron pocos los fines de semana que tuvo que quedarse en la escuela por esa razón. Hoy, tanto sus compañeros de andanzas en la ENA como ella misma, forman parte de las grandes figuras del ámbito musical cubano.

Comentó que su primer disco lo grabó a los 16 años, precisamente interpretando “Espontáneamente”, una canción de la autoría de su padre y que desde entonces no ha dejado de cantar en sus presentaciones.

También repasó momentos de su carrera, la relación que posee con el piano como instrumento y lo que repercute en sus presentaciones la ausencia del mismo. Conversó sobre su pasión por los temas “Santa Cecilia” de Manuel Corona y “Mariposa” de Pedro Romero, los cuales cataloga de clases magistrales para todos los intérpretes cubanos.

Beatriz agradeció a la vida el hecho de haber conocido a Orlando Quiroga, Director de programas de televisión, quien la bautizó como “La Musicalísima”. Ese hecho la comprometió desde entonces a mantener su estilo y sobre todo el rigor en su vida artística.

A los jóvenes, la destacada exponente de la canción romántica les aconsejó que no dieran espacio a la chabacanería. Asimismo convocó al estudio y superación constante, al ejercicio diario de los conocimientos adquiridos y de la profesión, herramientas que hacen posible alcanzar, junto al talento, el éxito verdadero.

Dentro de sus sueños aseguró que quiere realizar un concierto grande en el teatro Karl Marx y hacer su versión de la canción de Silvio Rodríguez, “Locuras”.

La Musicalísima reafirmó que siempre va a vivir en Cuba, porque es su patria, su país, el lugar donde ha desarrollado su carrera y donde recibe siempre el reconocimiento y cariño sincero del pueblo.

Para concluir el encuentro, Beatriz regaló a los presentes, a capela, la emblemática canción “Espontáneamente”, donde mostró nuevamente su perfecta afinación, sus amplias cualidades vocales y sobre todo, el sentimiento que pone al cantar. Precisamente fueron esos aspectos los que la convirtieron, desde hace muchos años, en una de las imprescindibles dentro de la historia musical cubana.

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