Blogia
A mi Entender

Galeano y Padura, alfa y omega en año virgiliano

26 Diciembre 2012   

Por Jesús Adonis Martínez

Leonardo Padura. Foto: Abel Carmenate

Leonardo Padura. Foto: Abel Carmenate

El narrador uruguayo Eduardo Galeano y su colega cubano Leonardo Padura fueron en 2012 alfa y omega en la Ciudad de las Letras de esta isla, que consagró los últimos 365 días al más acibarado de sus dioses: Virgilio Piñera.

Galeano -el imprescindible autor de Las venas abiertas de América Latina y Días y noches de amor y de guerra- arribó a La Habana en enero para participar en las actividades del galardón más señero de cuantos se entregan en Cuba: el Premio Casa de las Américas.

Las salas de la Casa fueron tomadas por una muchedumbre de lectores, arrumbados -casi como en el sollado de un barco negrero- para escuchar las lecturas de Galeano, quien presentó aquí su volumen Espejos. Una historia casi universal y no dejó de regalar fragmentos de su más reciente obra, Los hijos de los días.

Casi en el ocaso del año, Padura fue entonces el protagonista de una agradable y hace tiempo esperada noticia, al convertirse en el nuevo Premio Nacional de Literatura.

El creador de Mario Conde y autor de novelas como El hombre que amaba a los perros y la tetralogía Cuatro estaciones fue durante varios años el favorito de todas las quinielas debido a su notable éxito de público y crítica en Cuba y el extranjero; pero este premio se antojaba esquivo.

Tras merecer en 2011 los prestigiosos lauros Roger Callois y Carbet -por El hombre que…-, Padura recibió al fin el más alto reconocimiento en el ámbito de las letras cubanas.

Pocas semanas antes, Casa de las Américas había dedicado su Semana de Autor a Padura, quien es hoy el novelista de mayor proyección internacional de la Isla.

Fue la primera vez que la institución habanera consagraba a un cubano ese espacio al que han concurrido en ocasiones anteriores figuras como Ricardo Piglia, Luisa Valenzuela, Diamela Eltit, Ernesto Cardenal, Rubem Fonseca, Pedro Lemebel, Sergio Pitol, William Ospina y Maryse Condé.

La XXI Feria Internacional del Libro Cuba 2012 -como en cada una de sus ediciones- se extendió entre los meses de febrero y marzo por toda la geografía insular, y acercó a sus estantes a alrededor de dos millones y medio de personas.

El Gran Caribe y su cultura fue centro de las propuestas editoriales, teóricas y artísticas de la gran fiesta literaria cubana.

Asimismo, la Feria reconoció la obra del novelista cubano-uruguayo Daniel Chavarría y del historiador Pedro Pablo Rodríguez, premios nacionales de Literatura y Ciencias Sociales, respectivamente.

El comité organizador de estas citas anunció que la nación multiétnica de Angola será invitada de honor en la edición de 2013, para la cual ya se ajustan detalles, según trascendió este diciembre durante una visita de intelectuales y directivos angoleños a la nación caribeña.

Virgilio Piñera fue el espíritu tutelar no solo de la Feria 2012 -en la que se reeditó la casi totalidad de su obra poética, narrativa y dramatúrgica-, sino de todo el movimiento literario cubano en el año.

El autor de La Isla en peso fue objeto de atención de estudiosos y lectores; sus piezas -llenas del exquisito absurdo cotidiano, anterior incluso al de Ionescu- volvieron renovadas a las tablas.

Su poesía, rediviva, planeó sobre las cabezas de sus compatriotas y pareció signar el destino de los últimos meses en Cuba, con el advenimiento de buenas nuevas para los peregrinos y hambrientos de cosmopolitismo.

“La maldita circunstancia del agua por todas partes” -esa clásica imprecación de Piñera dirigida contra la fatalidad insular- no fue óbice esta vez para relanzar desde su isla la ácida, pero siempre opulenta universalidad del gran Virgilio. El pulso literario también estuvo marcado este año en Cuba por las ya tradicionales campañas pro-lectura organizadas en diversas fechas y, de manera especial, durante la estación estival.

Por otra parte, la cubana Zuleica Romay conquistó el Premio Extraordinario de Estudios sobre la presencia negra en la América y el Caribe contemporáneos Casa de las Américas 2012, gracias a su ensayo Elogio de la altea o las paradojas de la racialidad.

Como novedades editoriales resaltaron la novela Viajes de Miguel Luna, de Abel Prieto, y el volumen de cuentos La dolce vita, de Eduardo Heras León. En el Obituario de este 2012 sobresale el fallecimiento en enero del narrador, dramaturgo y profesor Humberto Arenal (1926-2012), Premio Nacional de Literatura y autor, entre otros títulos, de El sol a plomo, Caribal y ¿Quién mató a Iván Ivánovich?

(Tomado de Prensa Latina)

0 comentarios