Ante la ancianidad... Desafiando ocasos
La Sala de Geriatría del hospital sagüero Mártires del 9 de Abril tuvo motivos para saludar el Día de la Medicina Latinoamericana gracias a corazones sensibles que hurgan por los laberintos de la existencia
Por Ricardo R. González y Bárbara Fortes
Fotos: Ramón Barreras Valdés
A veces buscan en la vida ese horizonte infinito que aun falta por andar. Son médicos, paramédicos y auxiliares de la Sala de Geriatría, perteneciente al hospital Mártires del 9 de Abril, de Sagua la Grande, tributantes del afecto en momentos cruciales.
Viven, sufren, aman y sueñan porque son seres humanos. De esos que un día decidieron entregarse a investigar los secretos y comuniones en edades avanzadas en que las enfermedades cardiovasulares (infarto agudo del miocardio), los accidentes vasculares encefálicos, las neumonías, y los tumores malignos alojados en el pulmón, la próstata o las mamas resultan los de mayores incidencias entre las causas de ingreso.
A pesar de su edad, el doctor Eumel Torres Pestana ha dedicado más de 10 años de su vida a indagar los caminos del envejecimiento. Sus raíces campesinas y el amor familiar lo llevó a optar por la Geriatría. Hoy puede afirmar que el cariño constituye una especie de «medicina» necesaria en los años avanzados de la existencia.
«Si no existe un medio adecuado el anciano se ve solo cuando ya faltan fuerzas. Comienza el aislamiento y las depresiones junto a otras irregularidades que influyen en la esfera sicológica».
Esta dependencia de la Villa del Undoso es la segunda de su tipo en la provincia, y considerada de Referencia por la forma de encauzar el trabajo en sus 16 camas habilitadas para la atención a pacientes mayores de 60 años remitidos del Hogar de Ancianos y de la comunidad.
Con anterioridad formó parte del servicio de medicina interna, pero desde hace un año abrió a fin de navegar por los senderos de la gerontogeriatría.
A cada minuto resalta el plano humano. Los especialistas interiorizan que la falta de cariño influye en el detrimento general del individuo. Eumel y el resto del personal ha visto llorar a viejitos por causa de ese desafecto. Como galeno no pondría nunca a un anciano aislado, y completaría la armonía necesaria con la retribución familiar.
«Para llenar el corazón y el alma jamás existirán medidas, pues la persona no envejece cuando se le arruga la piel, si no cuando pierde sus sueños y esperanzas».
Gracias a una labor en equipo se logra que la estadía hospitalaria esté por debajo de siete días, a pesar de que el índice ocupacional de las capacidades sobrepase el 90 %, y de enero hasta el 21 de noviembre acumulaban 542 ingresos con 441 egresos.
Un precepto reina en el trabajo. Inmediatamente que mejora el enfermo, desde el punto de vista clínico, se facilita el alta a fin de insertarlo en la comunidad.
Y desde el batallar del día a día tienen historias que contar porque, de acuerdo con las valoraciones de Eumel; «hay quienes tienen hijos y es igual que si nada, en cambio otros que, biológicamente, no tuvieron la posibilidad de procrear disponen de un apoyo tan sólido que resulta admirable, y cuando preguntamos son vecinos o personas muy agradecidas por todo lo que ofreció ese anciano a los demás. Entonces, aparecen esas vivencias que hacen grande a la humanidad»
DESDE LA SILLA DE ACOMPAÑANTE
Gladys Nodarse Hernández lee un libro, mas desde la cabecera de la cama 8 no descuida el cuidado de su suegro Julio Mollinedo Mollinedo, un anciano octogenáreo encamado que desde hace siete años debutó con una demencia senil marcada.
Él ya no está. Falleció días después de nuestra visita, mas queda el testimonio de Gladys quien, en el rol de acompañante, no era su primera estancia en esta Sala, y ha notado cambios perceptibles en el Hospital. «Se respira mayor disciplina, limpieza y orden; sin embargo, en esta unidad hay un trato exquisito. Un lugar donde se está trabajando con mucha dedicación, y felicito a su personal».
Sin embargo, para ella existen evidentes contrastes. De un lado la atención esmerada, por otro, ventanales que demandan su remodelación, y una mayor atención a la infraestructura.
«No solo las buenas acciones humanas solucionan los problemas. Se hacen necesarios recursos para apoyar las entregas cotidianas».
A diferencia de otras entidades de Salud las sábanas destinadas a los ancianos están pulcras y cuentan con un avituallamiento garantizado, mientras mención especial merece la limpieza de un recinto que, dadas sus características, no dispone de malos olores debido al esmero de las asistentes de limpieza que, pese a los años, sabenel significado de sus labores en bien del prójimo.
Si algo sorprendió a Gladys en esta oportunidad fue las reuniones para constatar el criterio de los familiares a fin de mejorar la atención en una etapa de la vida que muestra sus complejidades.
Mientras tanto, desde esa Sala se hace por la existencia, aunque determinado cuadro clínico indique que el final resulta irreversible, mas no hay tregua porque cada suspiro revierte en esperanzas o en bríos que llevan a desafiar los ocasos.
PARA RECORDAR
— Los saldos de envejecimiento en Cuba resultan los primeros de Latinoamérica, mientras Villa Clara continua como la provincia cubana con indicadores más elevados lo que implica un trabajo intersectorial.
— Para 2025 la mayor de Las Antillas figurará entre los países más envejecidos del mundo, entonces el 39,2 % de sus habitantes superarán las seis décadas de vida.
— La familia juega un rol importante desde el momento en que se nace hasta el envejecimiento, un proceso que transita por diferentes etapas en la vida debido al desgaste de órganos y sistemas cuando se llega a la ancianidad.
— La dependencia sagüera presenta un índice ocupacional de sus camas por encima del 90 %, en tanto los indicadores de mortalidad aparecen con cifras bajas, a pesar de resultar una etapa de la vida en extremo compleja.
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