¿Por qué,con especial cariño?
Una dosis extra de amor y consagración para los niños y niñas con necesidades educativas especiales entregan a diario los maestros de la escuela especial Filiberto Rivero de Sagua la Grande. La licenciada en Defectología, Olivia Abrahantes, es la directora del centro hace 6 años y califica de maravillosa la experiencia que vive a diario.
En la institución educacional con régimen interno, sita en la calle Colón, entre Martí y Padre Varela, en esta ciudad, están matriculados 106 escolares con diagnóstico de retraso mental de la ciudad de Sagua, sino de los poblados de La Rosita, Viana, Caguagua, Jumagua, Sitiecito, Viana, e Isabela de Sagua.
Al preguntarle acerca de su trabajo, dice sentirse muy feliz de poder enseñar a sus alumnos Apreciación Musical y haber creado una banda rítima y rondas infantiles que resultan del agrado de ellos.
El quehacer educativo se extiende hasta los hogares de 8 niños que no pueden asistir por agravantes de su salud a la escuela y los maestros ambulatorios son los encargados de enseñarles las diferentes materias.
Otra de las especialidades que ayudan al desarrollo psicológico de estos menores son la Logopedia y la Psicopedagogía, esenciales para menores con estas características.
Como un aspecto muy singular , los alumnos se mantienen en la escuela hasta arribar a la edad laboral (18 años) .Otros concluyen el 9no.grado y previa preparación transitan a la Escuela de Oficios, donde concluyen su instrucción general y egresan sin abandonar los estudios con 2 años como mínimo.
El colectivo, no ahorra horas de trabajo, al decir de su directora, quien refiere que logran mantener la limpieza de todas las áreas de la escuela, incluidas baños, comedor, los albergues, uno de hembra y otro de varones.
La atención es muy esmerada para con estos escolares quienes reciben además de la base material de estudio, módulo de aseo personal, servicio de lavandería, barbería y peluquería, así como los servicios de salud las 24 horas del día, que están a cargo de la doctora Raiza Subero y las enfermeras Yackeline Hernández y Blanca Ascunce.
También confeccionan diferentes artículos como agarraderas, manteles y reparan sus uniformes escolares.
La recreación es otro aspecto que no escapa de la atención del claustro Poseen equipos de música, videos, y televisores. Los instructores de arte en todas las manifestaciones se encargan de la realización de actividades culturales que ayudan al equilibrio emocional de los alumnos.
Muy satisfecha, dice sentirse Lourdes Toyos, presidenta del consejo de escuela, quien tiene allí a su hijo desde pre escolar y actualmente cursa 9no grado. Esta mamá dice estar muy contenta y expresa “Le agradezco mucho a excelente centro educacional Los maestros son muy responsables y sienten un inmenso amor por su profesión”.
Las escuelas especiales surgieron en nuestro país hace 50 años y son parte de la obra educacional revolucionaria que demuestra que las niñas y los niños tienen el derecho de aprender porque ellos son como dijera nuestro José Martí “la esperanza del mundo”.
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