Deja al bebé llorar y dormirá mejor
Hacer caso omiso al llanto del bebé puede resultar en un mejor sueño para niños y padres, de acuerdo con una investigación publicada por expertos de la Facultad de Psicología de la Universidad de Flinders, Australia.
Levantarse en numerosas ocasiones a lo largo de la noche para calmar a un bebé es parte del trabajo de los padres, pero según un nuevo estudio este concepto puede cambiar porque dejar a un bebé llorar hasta dormirse puede conducir a una mejor noche de descanso para todas las partes.Michael Gradisar, profesor asociado de la Universidad de Flinders, explicó en la cadena noticiosa CBC.ca que la técnica de manipulación de comportamiento, conocida como «neutralización gradual», básicamente consiste en dejar llorar a un bebé hasta que se duerma y no es dañina para los infantes
.Gradisar y sus colegas difundieron sus indagaciones en la revista Journal Pediatrics y comentaron que están seguros que estas aseveraciones pueden resultar una sorpresa para muchos padres, en gran parte propensos al sobresalto en respuesta a los gritos persistentes de los niños de meses.Está bien documentado que la privación del sueño puede causar angustia en la familia, incluyendo la depresión materna.
Esperamos que estos resultados añadan elementos en pos de que los padres gestionen su propia conducta del sueño y de sus hijos, apuntó el catedrático.Los psicólogos y pediatras llevaron a cabo una pesquisa que involucró a 43 lactantes de entre 6 y 16 meses y sus padres. Todos los niños habían estado experimentando problemas de sueño nocturno. Se pidió a los padres utilizar el método de la «neutralización gradual» durante un año.
También conocido como el «método Ferber», esta técnica consiste en ignorar el llanto del niño e ir a calmarlos sólo en momentos específicos con intervalos cada vez mayores. La idea es enseñar al niño a aceptar que nadie vendrá en su ayuda cuando lloran, lo que reducirá su llanto y mejorará su sueño
Se observó que los bebés de padres que utilizaron esa variante se durmieron un promedio de 13 minutos más temprano cada noche que los del grupo de control tradicional, y se despertaron con menos frecuencia.Además los médicos hallaron diferencias significativas en los niveles de cortisol, la llamada hormona del estrés, a partir de muestras de saliva de los niños. Gradisar aclaró que estos resultados no son aún conclusivos.
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