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A mi Entender

Jaque al rey

La nave granmense se despede con par de triunfos en sus bodegas, dejando una estela de preocupaciones entre los seguidores de los Tigres avileños

CIEGO DE ÁVILA.— Aun después de su histórico triunfo —con remontada incluida— frente a los favoritos Cocodrilos yumurinos en semifinales, casi nadie hubiese imaginado que la nave granmense se despediría de esta ciudad con par de triunfos en sus bodegas, dejando además una estela de preocupaciones entre los seguidores de los Tigres avileños.

Si en estado de shock quedaron con el estacazo de Alfredo Despaigne que decidió el duelo de apertura en esta final, embelesados terminaron los seguidores de los vigentes monarcas con la extraordinaria faena monticular del diestro Noelvis Entenza, autor de siete entradas completas con un soberano control sobre la artillería felina.

El cienfueguero devenido capitalino, que este curso vistió, también como refuerzo, la franela de los holguineros, toleró el primer imparable a la altura del cuarto capítulo, el segundo en el llamado inning de la suerte, y una entrada más tarde el último, firmado por Yorbis Borroto.

Al final del desafío, Entenza reconoció que para la buena faena fue vital la preparación previa al partido y el enfoque. «Disfruté mucho durante todo el trabajo y es lo que trato de hacer siempre. Utilicé todo mi repertorio y mantuve muy buen control para lograr sacar la mayor cantidad de outs, sobre todo frente a los bateadores que abrían inning», expresó.

Como si no fuese suficiente, sus compañeros le respaldaron con una impecable defensa y jugadas admirables, como el engarce en la intermedia de Carlos Benítez que le borró un hit al propio Borroto en el tercer capítulo.

«La confianza que me ha dado el director ha sido muy importante para estar jugando a muy buen nivel y así espero que sea durante los juegos que faltan», declaró el camarero de los Alazanes, cuya oportunidad en el cajón de bateo sigue siendo uno de los puntos más altos del equipo. Ahora, su cañonazo a la pradera derecha propulsó par de anotaciones que trastocaron lo que, hasta el séptimo acto, era una batalla cuerpo a cuerpo.

Responsabilidad tuvo en ello el desempeño de Vladimir Baños, quien después de un inicio titubeante se las arregló para mantener tenso un pulso que dejó sus mayores emociones para las dos últimas entradas.

En ese tramo Julio Pablo Martínez desdibujó con un espectacular fildeo lo que parecía el cuarto vuelacercas de Despaigne en la postemporada, se vio un extraño y fallido intento de toque de Raúl González, y para mayor incertidumbre, las seguras manos de Yordan Manduley, ya con el relevista Miguel Lahera en la lomita, erraron un tiro a la inicial. Y el cohetazo de Donal Duarte se encargó de estrechar al mínimo la diferencia.

En su última vez al bate, el alto mando de los Tigres volvió a apostar por el sacrificio, pero el jovencito Elicer Griñán no pudo con la presión. Con su ponche, y la siguiente rolata al cuadro de Borroto se ahogaron las esperanzas de los anfitriones, ahora obligados a ganar cuatro de los cinco partidos restantes para sostener su corona.

«No vamos a entregar las armas hasta el último out. Entenza estuvo inmenso y no le pudimos producir. Fallamos cuatro veces con hombre en segunda, y así no podemos aspirar al triunfo. La ofensiva debe despertar», fueron las palabras de Roger Machado antes de confirmar a Dachel Duquesne como el rival del Lázaro Blanco en el duelo que reanudará las acciones mañana en el Mártires de Barbados, en Bayamo.

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