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A mi Entender

24 de febrero de 1895: Hito glorioso del proceso revolucionario cubano

 

Por: Tomado de la edición digital del periódico Granma
24 de Febrero de 2012

El 24 de Febrero de 1895, tras el esfuerzo titánico de preparación realizado por José Martí, se reinició en Cuba la contienda independentista. Desde Montecristi, el propio Martí, en su carácter de delegado del Partido Revolucionario Cubano, y Máximo Gómez, como General en Jefe del Ejército Libertador, anunciaban a la opinión pública internacional que «la Revolución de independencia, iniciada en Yara después de preparación gloriosa y cruenta, ha entrado en Cuba en un nuevo período de guerra, en virtud del orden y de acuerdos del Partido Revolucionario en el extranjero y en la Isla, y de la ejemplar congregación en él de todos los elementos consagrados al saneamiento y emancipación del país, para bien de América y del mundo...»

 

 



El trabajo tesonero del Partido Revolucionario Cubano dentro y fuera de la Isla rindió sus frutos. Había revitalizado, con renovado vigor, la llama esperanzadora de la Revolución, levantando el patriotismo entre las masas, unido a todos los luchadores, veteranos y jóvenes. Por eso, la orden de alzamiento, comunicada por Martí a Juan Gualberto Gómez, y muy esperada en territorio cubano por los sectores independentistas, encontró eco en las acciones de los héroes de aquel día de luz: en Baire, en Bayate, en Guantánamo, en Ibarra..., que en cumplimiento del sagrado deber respondieron al llamado de la Patria.

Y tras ellos marchó todo un ejército del pueblo, extendiéndose la guerra rápidamente, primero en la indómita región oriental y, después de la llegada de Martí, Gómez y Maceo, a otros territorios. No pudieron impedirlo ni los 300 mil hombres que el colonialismo envió a combatir a Cuba, ni los crímenes más atroces cometidos sobre la población cubana, ni las maniobras políticas de última hora. En pocos meses la tea revolucionaria se conocía hasta en el rincón más occidental del país. El colonialismo se desplomaba.

Ni siquiera el artero golpe que recibió el movimiento revolucionario semanas antes del alzamiento, cuando las autoridades norteamericanas detuvieron e impidieron las expediciones armadas que secretamente debían partir de La Fernandina, y que dejó al Partido Revolucionario Cubano prácticamente «sin barcos, sin armas y sin dinero en los momentos en que de Cuba exigían el levantamiento inmediato», pudo evitar «la guerra necesaria y justa»

Entonces, ni los más recalcitrantes representantes del colonialismo ni el Cónsul General de los Estados Unidos en La Habana pudieron imaginar el significado del 24 de Febrero de 1895 y, una vez más, desdeñaron los factores fundamentales que están en la esencia misma de los grandes movimientos sociales cubanos. Siempre ocurrió así. También el 10 de Octubre de 1868, cuando un pequeño grupo de hombres, con Carlos Manuel de Céspedes al frente, se levantó en armas en La Demajagua, la miopía política de los representantes de la reacción impidió ver a estos que comenzaba la Revolución; como sucedió tras el 26 de Julio de 1953, que los voceros de la tiranía proimperialista se apresuraron a restar importancia al hecho.

Porque hubo un 10 de Octubre, un 24 de Febrero y un 26 de Julio, hubo también un victorioso Primero de Enero. Así, como hito glorioso del proceso revolucionario cubano, rendimos tributo a los hombres que en la manigua redentora defendieron con heroísmo el derecho de nuestro pueblo a su independencia y abonaron con su sangre y su sacrificio el camino de la Revolución.


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