Protegen aves endémicas
Vigilancia sistemática, conteo de los nuevos ejemplares que integran los bandos, junto a la colocación de señales prohíbitivas, caracterizan las jornadas estivales en el Paisaje Natural Protegido Hanabanilla, en las montañas de Villa Clara.
En esta etapa los pichones de cotorra cubana comienzan sus primeros vuelos, y es cuando personas dedicadas al comercio ilícito del animal aprovechan para el hurto de las crías, significó Liván Escobar, funcionario de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños en la provincia.
Durante el lapso se extreman las tareas de cuidado y protección, entre las que figuran los recorridos de los campesinos residentes en el área para evitar la presencia de infractores, aseveró.
Bandos formados por más de 100 cotorras demuestran la recuperación de la especie en el área, luego de la ejecución del programa de preservación por más de una década, en el cual los lugareños son entes activos, añadió.
José Antonio Santos, experto de la Empresa de Protección de la Fauna y la Flora, explicó a la AIN que, hace 10 años, cuando comenzaron las labores conservacionistas, los grupos estaban integrados por unas 15 parejas.
La cultura ambientalista creada en los habitantes de los asentamientos locales ha permitido también la recuperación de otras especies amenazadas, como el carpintero, el sijú y el tocororo, acotó.
Estas aves endémicas de Cuba están severamente afectadas por la negativa acción del hombre, de ahí que son protegidas legalmente y prohibida su caza, comercio y cría, aseveró.
Desiderio Díaz y su familia están integrados al cuidado de las aves del área protegida Hanabanilla.
Mi vivienda está ubicada en uno de los senderos que conduce a la zona donde anidan y en la cual los polluelos realizan sus primeros vuelos, por eso en este período realizo junto a mis hijos diariamente recorridos de campo, para detectar la posible presencia de infractores de la ley, recalcó.
Santa Clara, 3 ago (AIN)
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