Marlon Brando fue el "señor de las congas"
El actor estadounidense Marlon Brando, un ícono de Hollywood, se convirtió en La Habana en "el señor de las congas" cuando tomó clases con tambores en la década de los años 50 del siglo pasado.
El actor estadounidense Marlon Brando, un ícono de Hollywood, se convirtió en La Habana en "el señor de las congas" cuando tomó clases con tambores en la década de los años 50 del siglo pasado, con un pintoresco profesor local apodado El Gran Chori.
El actor, un rudo en la pantalla gigante, fue un percusionista aficionado y, se dice, que extraordinario bailarín cuando asistía a "noches latinas" en Nueva York. Pero consideraba a Cuba, en donde estuvo frecuentemente durante su vida, como "la Meca" de los tambores y tamboriles. Por eso, el 19 de febrero de 1956 Brando llegó a la capital cubana para bailar en centros nocturnos y conseguir un bongó "autentico". El bongó es un instrumento de percusión típico cubano considerado como "la más valiosa síntesis en la evolución de los tambores gemelos lograda por la música afrocubana", según el historiador isleño Fernando Ortiz.
De esa estancia de un Brando muy joven aún se recuerda en Cuba una riña que tuvo en el desaparecido cabaret Sans Souici cuando intentaba a toda costa comprar un tambor, y su encuentro con El Gran Chori, músico negro que se llamaba realmente Silvano Shueg Hechevarria y actuaba cada noche en "La Choricera", un pequeño escenario en el barrio habanero de Marianao.
Además de ser un genio del bongó, Chori se anunciaba solo.
Inundaba la ciudad con pequeños letreros en tinta negra o azul sólo con su nombre. Quienes no sabían qué significaba el breve letrero preguntaban hasta averiguarlo. Tras su entrevero de cabaret, Brando siguió su búsqueda del tambor que quería y por el cual ofrecía, se dice, un cheque en blanco. En su recorrido llegó a "La Choricera". El artista logró llamar la atención de Shueg cuando tuvo la oportunidad de "tocar" una tumbadora, otro tambor típico cubano.
Brando, que ya era una gran estrella de Hollywood en especial por su papel en la película "Un tranvía llamado deseo", se tomó el asunto en serio y pagó cinco mil pesos cubanos por el alquiler de "La Choricera" por el resto de esa noche. Cuentan que El Chori usó entonces una docena de botellas vacías y las llenó con diferentes niveles de ron para improvisar un música alimentada por la percusión y esa bebida. La fiesta duró hasta el amanecer. Era una Cuba aún gobernada por la dictadura de Fulgencio Batista, mientras subyacía la revolución que tres años después iba a plasmar Fidel Castro.
Marlon Brando es quizá el actor estadounidense de todos los tiempos más "reconocido" en Cuba, probablemente porque confesó en una autobiografía que "el descubrimiento de la música cubana estuvo a punto de hacerme perder la cabeza". Sus fotos en lugares públicos en La Habana perduran, como en el tradicional restaurante "La bodeguita del Medio". Su conducta turbulenta en Cuba la explicó él mismo. "Siempre me había sentido estimulado por el ritmo, incluso por el tic tac del reloj, y los ritmos que ellos tocaban me resultaban irresistibles. Cada orquesta solía tener dos o tres tambores de conga, y yo no podía quedarme quieto al oír sus extraordinarias y complicadas síncopas", escribió.
En su visita de febrero de 1956, Brando estuvo en La Habana por tres noches que fueron descritas como "intensas" por la prensa cubana de la época, no sólo tocando tambores, sino además bailando con bellísimas "mulatas". Y pudo comprar los tambores que buscaba. Pagó 90 dólares por cada uno. "I love tumbadoras", explicó. Brando tuvo 16 hijos, tres adoptados, y murió en Estados Unidos el 1ro. julio de 2004 a la edad de 80 años.
(Con información de ANSA)
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