Los sueños martianos se hicieron realidad
Bárbara Fortes
“Lo importante es que los niños y las niñas aprendan a querer a quien tanto los quiso, y que quieran ser tan buenos como él”, escribió Cintio Vitier, en la dedicatoria de los Cuadernos Martianos que se utilizan en la enseñanza primaria en Cuba.
Una de las apasionadas de la obra del Apóstol, la Máster en Ciencias de la Educación, Carmen Rosa Mederos, vio florecer una experiencia desarrollada con alumnos de primero hasta noveno grados, denominada: Marti en los niños y los niños en Martí.
En 1994 comenzó a germinar el proyecto educativo en la escuela primaria José Luis Robau, donde trabajaba en aquel entonces, y vio la luz tres años más tarde.
Pero fue tal la seriedad del mismo, que una vez concluyó el ciclo con los niños de sexto grado, le socilitan que continúe con sus alumnos en la Secundaria Básica y durante los tres cursos se mantuvo en ese nivel de enseñanza para consolidar el proyecto.
Esta investigación resultó por la calidad en su aplicación una de las ponencias seleccionadas para representar a Sagua la Grande, en el evento Internacional Pedagogía 1997.
Las clases de Carmen estaban siempre motivadas por algún pensamiento martiano, la conversación fluía en torno a José Martí, todo lo que los alumnos debían saber acerca de este hombre excepcional y cómo debían nutrirse de su vasta fuente de conocimientos y valores espirituales infinitos.
La maestra y sus alumnos en el aula, viajaban de la mano con los personajes de La Edad de Oro, para demostrar los inmensos valores humanos que transmiten los personajes como Pilar, quien a la vez que regalaba a la niña enferma “Los Zapaticos de Rosa”, también brindaba amor y cariño, al ofrecerle un clavel y un beso o Meñique que demuestra que el saber vale más que la fuerza, y que los buenos son los que ganan a la larga.
Su deseo de inculcarles el amor por el Héroe Nacional de Cuba se mantenía latente y al trasladarse a laborar en la Escuela Primaria Fidel Arredondo, en sus clases hablaba del gran amor por la naturaleza que sentía Martí, y logró que naciera el primer jardín martiano en el municipio de Sagua la Grande, en un área que antes era un vertedero, en el centro educacional.Con el apoyo de los padres y la comunidad, hicieron florecer azucenas y claveles entre otras tantas especies de la flora que menciona el Apóstol en su obra.
Como resultado de este noble empeño se conformó el Círculo de Interés “La Rosa Blanca”, en el propio centro educacional para sembrar y conocer las variedades de flores, época de cosecha y las atenciones culturales que se le deben brindar.
Pero el deseo de hacer no detuvo a la educadora quien de forma mensual y con la contribución de muchas personas logró editar la revista “Estrella” para niños de primero a sexto grados, por un período de 8 años.
En esta se publicaban aspectos de la vida y obra del Maestro secciones habituales sobre la base de su pensamiento como “Así Somos”, “Para ser Mejores” y “El Calendario Martiano”, entre otras, que interesaban a los niñas y niños y también a se les hacía llegar a algunas escuelas del Consejo Popular donde está enclavada la misma.
Y en esta inmensa obra irradiada por el amor martiano surgió otro proyecto denominado “Con el poder del cariño”, conformado por cuadernos de primero a cuarto grados, uno para cada niño, con temas que versaban acerca de la niñez de Martí, la trascendencia histórica, el amor por la naturaleza y las cartas a María Mantilla.
En las cuatro décadas de trabajo como maestra primaria, era una satisfacción, expresa Carmen Rosa Mederos, lograr vincular a las clases y asignaturas el pensamiento del hombre de La Edad de Oro, la ayudó a crecer como ser humano recalca y a contribuir al fortalecimiento de la cultura general integral de sus alumnos.Recuerda con gran cariño, estos años de trabajo dedicados íntegramente a quien ofrendó su vida por la Patria que tanto amó, hace hoy 116 años.
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