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A mi Entender

Omara Portuondo, en la cresta de la música cubana

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A estas alturas nadie discute que Omara Portuondo es una de las grandes cantantes cubanas de los últimos 50 años. Tras seis décadas de carrera profesional, ella sigue con esa versatilidad que le ha caracterizado y por eso en su repertorio encontramos piezas que van desde el filin, el son, la canción tradicional, el bolero, la rumba, hasta la Nueva Trova, géneros y estilos a los que aporta su peculiar forma de asumir el hecho interpretativo.

Cierto que en el presente ya no se puede dar el lujo de cantar en los registros altos en los que se movía a su libre albedrío antiguamente, pero en la actualidad Omara ha ganado en mesura, sobriedad y sabiduría al emplear la media voz, pletórica en matices y sutilezas, sin apelar a efectismos superfluos y baratos, tan manidos y recurrentes en una buena cantidad de vocalistas de nuestros días.

Prueba de todo lo antes expresado se verifica al escuchar dos de sus últimas producciones discográficas, los CD Greatest Hits (Son Records, 2010) y Omara & Chucho (World Village/Harmonia Mundi, 2011). Estos álbumes se añaden al extenso catálogo personal de la Portuondo que, como es sabido, se vio favorecido tras el éxito del Buena Vista Social Club y donde Omara estuviese representada con su interpretación de Veinte años, de María Teresa Vera.

En el caso de Greatest Hits, estamos en presencia de la clásica operación de marketing llevada a cabo por la industria discográfica para reciclar material de archivo, que ya había tenido su realización comercial en épocas anteriores. Así, en este fonograma aparecen piezas que figuraron en trabajos previos de la intérprete. Son temas como La rosa oriental, Quiero hablar contigo, Me faltabas tú, Lágrimas negras, Nosotros, Tres palabras, Este son homenaje, La última noche, hasta llegar a la cifra de 20 cortes.

Algo que en mi opinión conspira contra el CD es que el mismo no tiene una selección representativa de la carrera de Omara. En dicho sentido, cabe señalar que el más antiguo de los temas recogidos en la grabación procede de 1974, mientras que el menos añoso data de 1997, con lo cual es evidente que hay etapas del quehacer de la Portuondo que no se incluyen en el fonograma. Pese a ello, este es un disco cuya audición se agradece, al margen de que la selección de su repertorio pudo ser más abarcadora.

El otro álbum al que deseo referirme es el titulado Omara & Chucho, una auténtica maravilla realizada por dos de los músicos cubanos vivos de mayor trascendencia en la actualidad. Catorce años después de haber publicado el CD Desafíos, Omara Portuondo y Chucho Valdés unen por segunda vez sus caminos en lo discográfico. Aquí estamos ante un material donde se ejemplifica a la perfección el sentido íntegro de lo que debe ser una versión en música.

En el conjunto de piezas compiladas en esta producción fonográfica, las interpretaciones de Omara y Chucho registran altísimas cotas de originalidad. Lo significativo es que ello se alcanza por medio de un permanente juego musical, en el que se intuye que mucho de lo grabado fue resultado de la espontaneidad con la que ambos artistas asumieron esta nueva entrega fonográfica, que se abre y cierra con la canción Noche cubana, interpretada primero a capella por la Portuondo y finalmente por Valdés, en un soberbio solo de piano.

El sentido lúdrico al que me referí con anterioridad, se pone de manifiesto con esos pasajes pianísticos en los que Chucho apela a citas pertenecientes a obras clásicas del repertorio universal. Así pasa en Y decídete mi amor, en la que Rachmaninoff es quien brinda la inspiración para la intro del piano. Otros cortes que recomiendo escuchar con particular atención son Nuestra cobardía, Recordaré tu boca, Mis sentimientos y, sobre todo, Esta tarde vi llover, con un muy atractivo trabajo a la trompeta por parte de Wynton Marsalis.

Disco sencillamente catalogable como de excelencia y que de seguro devendrá un referente a consultar por las nuevas generaciones, tenerlo en casa resulta un auténtico regalo para los oídos de aquellos que sepan disfrutar y valorar lo mejor de la música cubana de todos los tiempos.

(Con información de Joaquín Borges-Triana. Periódico Juventud Rebelde)

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