Albarrán, urólogo universal
Bárbara Fortes9 de mayo
Sagua, no es pretensiosa, es realmente grande y a entretejer esa rica
historia contribuyó una de las figuras de las ciencias más
sobresalientes de todo el mundo en la especialidad de Urología a fines
del siglo XIX y principios del XX, el Doctor Joaquín Albarrán y
Domínguez quien nació en La Villa del Undoso el 9 de mayo de 1860,
hace siglo y medio.
Emigró a España con solo nueve años, pero fue Francia la cuna de
sus estudios relevantes en el campo de la Urología, país al que arribó
en 1878. En aquel entonces París estaba a la vanguardia en las
investigaciones médicas. No por casualidad su libro “Exploración de las
funciones renales”, editado en 1905, acaparó la atención de los
estudiosos de esa época.
Su vasto trabajo científico se reconoce aun en nuestros días por el
enfoque integral acerca del funcionamiento de los riñones y la
aplicación de diversas técnicas analíticas e instrumentos para el
exámen urológico y nefrológico, como la llamada “Uñuela de Albarrán”,
que presentó a la Academia de Medicina de la Universidad de París.
El eminente urólogo a pesar de haber vivido buena parte de su vida
en Francia, sentía un inmenso amor por su Patria, e hizo importantes
donaciones al movimiento independentista cubano a la vez que prestó
ayuda a los médicos criollos que cursaban estudios en París.
Prominente por ser nominado al Premio Nóbel en Medicina, en 1912,
este hijo ilustre de La Villa del Undoso , tuvo una perenne contribución
al desarrollo de la especialidad de la Urología en Cuba, una de las
razones por las cuales el Hospital Clínico Quirúrgico de La Habana
lleva su nombre desde antes de la Revolución. Aquella vieja institución
de salud se convirtió en el Instituto de Nefrología, primero del país en
trasplantes renales que salvan a cientos de personas y a lo cual
contribuyó con sus aportes el prodigioso sagüero Joaquín Albarrán y
Domínguez.
0 comentarios