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A mi Entender

Maravillas villaclareñas

 

Mar

Las fotos se encuentran en el mismo orden en que las instituciones se nombran en el texto.

Por Carlos Alejandro Rodríguez Martínez

Casi nadie lo sabe, pero Villa Clara tiene —igual que el mundo antiguo y el mundo moderno— siete maravillas. Por supuesto, no se trata de jardines colgantes ni de pirámides ni de colosos, sino de las obras más sobresalientes de la arquitectura. En 2003 especialistas de la sede villaclareña de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC) eligieron las siete edificaciones que, a su juicio, reunían mayores valores artísticos e históricos.

¿Cuáles son? En Santa Clara: el Teatro La Caridad (1884-1885), la Biblioteca Provincial Martí (1904-1912), el Palacio de Justicia o Audiencia (1927-1929), la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (1948-1952) y el Complejo Escultórico Comandante Ernesto Guevara (1988), que incluye el Memorial de los caídos en Bolivia (1997). Más allá de la cabecera provincial también entraron en la lista de las siete maravillas la Iglesia Parroquial Mayor San Juan Bautista de Remedios (1692) y el Palacio de la familia Arenas-Armiñán (1918), de Sagua la Grande. 

Los especialistas de la UNAICC reconocieron que el Teatro La Caridad, de estilo ecléctico, marca la transición hacia la arquitectura académica, a la vez que exalta la maestría de importantes ingenieros, pintores y escenógrafos cubanos y españoles. La Biblioteca Provincial Martí, por su parte, resulta otro valioso exponente del eclecticismo. Sus arquitectos intentaron concederle un carácter majestuoso que mereciera la función inicial de Palacio de Gobierno.

La Audiencia deviene testigo del auge constructivo de la ciudad de Santa Clara en la segunda década del siglo xx. La Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas —gran exponente de la arquitectura moderna en Villa Clara— integra, como ningún otro centro educativo del país, paisaje natural y obra edificada. La Plaza y el Memorial dedicados a Ernesto Che Guevara y sus compañeros de lucha logran con méritos la imbricación entre los requisitos funcionales y los elementos simbólicos.

La Iglesia Parroquial de Remedios, la más antigua de las maravillas, aún mantiene, como pocas iglesias cubanas, una apariencia exterior coherente con los interiores barrocos. Por último, el Palacio Arenas-Armiñán, de Sagua la Grande, está considerado una de las joyas del art nouveau en Cuba. Su planta asimétrica, la influencia de la arquitectura morisca y su singular decoración le confieren el verdadero aspecto de un palacio magnífico.

Casi nadie lo sabe, pero Villa Clara tiene —igual que el mundo antiguo y el mundo moderno— siete maravillas. Por supuesto, no se trata de jardines colgantes ni de pirámides ni de colosos, sino de las obras más sobresalientes de la arquitectura. En 2003 especialistas de la sede villaclareña de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC) eligieron las siete edificaciones que, a su juicio, reunían mayores valores artísticos e históricos.

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