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Omara Portuondo y Buena Vista Social Club: un regalo inolvidable para Santa Clara

Omara Portuondo y Buena Vista Social Club: un regalo inolvidable para Santa Clara
 

Francisnet Díaz

 

 

  

 

 
 
  

Es muy difícil describir con palabras las emociones percibidas por el público durante más de dos horas de espectáculo, en el cual primó el amor por la más auténtica música tradicional cubana. Aunque, más que un obsequio, la presencia del BVSC con la Novia del Filin en tierra santaclareña deviene dicha grande, pues esta es la tercera localidad dentro del territorio nacional que visitan --además de las ciudades de Cárdenas y Santiago de Cuba, sin contar la capital de todos los cubanos-- desde el surgimiento de ese fenómeno musical en la década de los años 90.

 

Los constantes compromisos internacionales impiden a la agrupación brindar su arte en suelo patrio con asiduidad, pero no desperdician la más mínima oportunidad. En esta ocasión, según declaraciones de Jesús (Aguaje) Ramos Redonet, director y trombonista del BVSC, todo ocurrió gracias a una gestión de Omara, quien quiso hacerle un concierto al pueblo de Santa Clara, y así rendir tributo a la memoria del eterno amigo y fundador del «Buena Vista», el pianista Rubén González, nacido en esta parte del centro del país.

 

 
 
  

Ante un teatro desbordado, los integrantes del BVSC irrumpieron en  escena luego de la proyección de un documental sobre el nacimiento e importancia de la orquesta dentro de la historia de la música tradicional y popular cubana. Un detalle acertado, sobre todo para ilustrar, al menos por unos segundos, a muchos jóvenes del público --y también a otros que lo son tanto--, desconocedores del significado de nuestra obra musical en el mundo.

 

Durante la presentación, el BVSC --con la ausencia de dos miembros-- integrado por los maestros Jesús (Aguaje) Ramos Redonet, director y trombón; Rolando Luna Carrillo (piano), Gilberto (Papi) Oviedo, tres; Pedro Pablo Gutiérrez Valdés, al bajo; Filiberto Sánchez (timbal), Alberto Hernández, percusión menor; los jóvenes cantantes Idania Valdés Casuso y Carlos Calunga (ex integrante de Klimax y Manolito Simonet y su Trabuco); Ángel Terry Domech, tumbadoras; los trompetas Luis Alemañy Conde, y Manuel (Guajiro) Mirabal Vázquez  y Luis Manuel (Guajirito) Mirabal Plascencia, abuelo y nieto, respectivamente, demostró que hay música cubana auténtica para rato, mientras haya quienes quieran defenderla.

 

Un vendaval de son, cha cha, cha, guaracha, son-guajira, danzón, bolero, filin..., estremeció las fibras del teatro y de cada alma presente. Piezas como El Carretero, de Celina y Reutillio; una versión de Buena Vista en guaguancó, de Arsenio Rodríguez; El Bodeguero, de Richard Egües; Danzón Casablanca, una magistral variación del tema central del clásico cinematográfico, ideado por el bajista Pedro Pablo, entre otras, hicieron vibrar los cuerpos.   

 

 

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