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A mi Entender

Agentes de la seguridad cubana , juntos por primera vez

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De izquierda a derecha, Emilio, Vladimir, Robin y Raúl.

Por Jorge Legañoa Alonso, especial para Cubadebate

Entraron al salón caminando con la sencillez con la que cualquier cubano lo haría. Ni siquiera el sonado aplauso que le regalaron los jóvenes a manera de bienvenida los hizo cambiar de actitud. En las últimas semanas han sido muchos los abrazos, las palmadas de orgullo en el hombro y el cariño de cuanto cubano ha tenido cerca a los agentes de la seguridad cubana Emilio, Vladimir, Raúl y Robin.

Hasta hace apenas unos días estos hombres escondían su verdadera identidad para desenmascarar los planes del gobierno norteamericano contra Cuba. Emilio, periodista al fin, no deja  de reparar en los detalles: la singularidad de esta jornada es que por vez primera los cuatro coinciden para hablar en público. Ante ellos un mar de jóvenes acapara su atención con numerosas preguntas. Quieren detalles y anécdotas de los años infiltrados en las sombras enemigas.

No presumen lo que son: héroes. La palabra más evocada y la que mejor define sus actos es sacrificio. Dalexi González Madruga, el agente Raúl, agarra el micrófono. Habla con la informalidad de la juventud. Narra cómo fue sometido una y otra vez por el enemigo a comprobaciones para reafirmar que era el hombre indicado para llevar a cabo la misión de distribuir ilegalmente servicios satelitales de internet en Cuba. No para mejorar al “pueblo cubano”, como afirma la retórica norteamericana, sino para crear una Internet a la carta para empleados de la Oficina de Intereses de los EEUU en La Habana.

Dalexi saca de un bolsillo un pequeño frasco. Guarda con celo este regalo: la punta del Cable de Fibra Óptica que enlaza a Cuba con Venezuela y Jamaica, símbolo de un proyecto que permitirá darle un uso social a la Internet, además de soberanía a la red cubana.

Carlos Manuel Serpa Maceira, el agente Emilio, narra como por más de 10 años no pudo hablar con su madre y algunos familiares que no aceptaban sus actividades contrarrevolucionarias; o cómo su hija lloró el día en que,  por indicaciones de la Seguridad, tuvo que sacar de su casa un cuadro de Fidel en su última visita al Presidio Modelo en la Isla de la Juventud.

Moisés Rodríguez Quesada, el agente Vladimir, se infiltró en un grupo contrarrevolucionario con apenas 21 años y por más de dos décadas defendió nuestros ideales desde el anonimato. Narró que su hijo de apenas 9 años leyó para Radio Martí un comunicado y termino diciendo: “reportó para ustedes el pionero cubano….”

El padre de Frank Carlos Vázquez, el agente Robin, es “rojo rojito” y aquella denuncia de Fidel en el 2000 sobre las actividades contrarrevolucionarias en el sector de la cultura, fueron duras para la familia. El padre de Frank Carlos sentía que la gente lo miraba distinto en la calle por las actividades de su hijo, pero algo le decía que Frank era de los buenos.

Para Carlos Serpa uno de los momentos más difíciles lo vivió dentro de la sede de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana: el día en que se transmitieron por la Televisión las primeras imágenes de Fidel tras su rehabilitación. Tuvo que contener las lágrimas y repetirse a sí mismo una frase que le diera fuerzas internas para no transparentar sus emociones: “Ahí está el jefe, firme”.

Moisés Rodríguez Quesada, Vladimir; Carlos Serpa Maseira, Emilio; Frank Carlos Vázquez, Robin; Dalexi González Madruga, Raúl, ya no esconden sus sentimientos. Se despiden de los jóvenes. Se oyen vivas a Fidel, Raúl, la Revolución y “Libertad para Los Cinco”.

Este fue el primer abrazo de cuatro hermanos: Vladimir, Emilio, Raúl y Robin, y aquí está la foto que guarda ese momento:

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