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A mi Entender

La Operación CORU: la saga terrorista 35 años después

15 Junio 2011 Águila EUA

La inclusión infame de Cuba en la llamada lista de los países patrocinadores del terrorismo internacional ha sido manipulada y utilizada como pretexto durante años para mantener contra este país un grupo de medidas coercitivas y punitivas, entre estas el genocida bloqueo económico, comercial y financiero, así como recurrentes intentos de aislamiento político y diplomático, y agresiones de toda índole.

En estos días, sectores favorecedores de esta política hostil lo esgrimen para obstruir cualquier medida tendente a honrar los derechos constitucionales de los norteamericanos para moverse con libertad y viajar a Cuba.

Mientras esto ocurre, este 15 de junio se cumplen 35 años de la oficialización de la Operación CORU, alianza de los grupos terroristas anticubanos para estructurar una escalada agresiva contra las representaciones diplomáticas y los funcionarios de Cuba en el escenario de la llamada “guerra por los caminos del mundo”.

La , CORU se fundó en esa fecha de 1976 en República Dominicana, a la cual asistieron representantes de las organizaciones extremistas de Miami, entre estas Acción Cubana, el Movimiento Nacionalista Cubano, la llamada Brigada 2506, que agrupaba los mercenarios derrotados en Playa Girón y miembros de otros grupos menos conocidos de terroristas.

No faltaron Luis Posada Carriles, Orlando Bosch Ávila y el agente de la CIA al servicio de la Dirección de Inteligencia de Chile, Michael Townley. El Movimiento Nacionalista Cubano, cuyos miembros desde 1973 ejecutaban contratos de la DINA, aplazaron su inclusión en la fase operativa de la CORU, hasta cumplir con un compromiso contraído con los fascistas chilenos entonces en fase de ejecución: el asesinato del dirigente político chileno el antifascista Orlando Letelier del Solar, quien fue ultimado por un comando donde participaron los anticubanos, el 21 de septiembre de 1976 en el centro de la capital norteamericana y donde resultaron muertos Letelier, la joven norteamericana de 26 años Ronni Moffit y con secuelas su esposo Michael. Una vez cumplida esta misión el MNC se integró de lleno en las acciones de la CORU y continuó en  las tareas contratadas de la Operación Cóndor.

Cuando se creó la CORU, ya todos los aseguramientos materiales, logísticos, financieros, documentales y el estudio de objetivos a atacar  para comenzar a operar estaban listos, fue un acto simbólico con matices políticos y mediáticos de los terroristas. De inmediato comenzaron a funcionar en países de varios continentes.

El 1ro de julio, el criminal Luis Posada Carriles colocó una bomba que estalló en el Centro Cultural Costa Rica-Cuba en San José, ocasionó daños de consideración. Entre esa fecha y el  24 de febrero de 1978, se registran actos de terror consumados con ese nombre, antes de mutar y asumir como identificación de sus actos a los llamados Comandos Pedro Luis Boitel, estos terroristas realizaron 143 acciones violentas. Entre estas, colocar bombas que estallaron, enviar cartas-bombas que detonaron en las manos de representantes cubanos y españoles, secuestrar funcionarios diplomáticos cubanos, realizar amenazas, urdir planes para hacer estallar aviones civiles en pleno vuelo, antes y después del horrendo crimen cometido en Barbados el 6 de octubre de 1976.

En dieciséis países los terroristas de la CORU realizaron actos de terror, sólo hechos consumados se computan 143 en menos de dos años, además de cientos de planes, propósitos e intentos que fracasaron. Más de una docena de planes para derribar aviones cubanos y de otros países como España y México fueron concebidos por estos criminales.

Dentro de Estados Unidos, país protector histórico de estos violentos personajes, realizaron 92 actos de terror contra intereses públicos y privados de ese país.

Hoy día el terrorista Luis Posada Carriles es un ente mimado por las autoridades norteamericanas, que le dieron abrigo en su territorio, le permiten hacer apología de la violencia y le toleran figurar en actos públicos con entera libertad, donde convoca a realizar actos fanáticos para intentar en vano derrocar a la Revolución cubana, mientras sus mentores apelan al terrorismo como excusa falsa para mantener aislada a Cuba. Treinta y cinco años después la saga de la Operación CORU sigue vigente.

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