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A mi Entender

Cartas cruzadas entre María Mantilla y Gonzalo de Quesada y Miranda

 

1953-b1Breve correspondencia entre María de Mantilla y Gonzalo de Quesada y Miranda, a propósito de la publicación en el periódico Patria de que el doctor Alfredo Vicente Martí era nieto del Apóstol.

Estas cartas se publicaron por primera vez en el libro de Nydia Sarabia La patriota del silencio: Carmen Miyares, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1990, pp. 98-103. También aparecieron en la segunda edición de La patriota… (Quebecor World Bogotá S. A., 2001, pp. 94-98).

Los Ángeles, Febrero 12-1959

Sr. Gonzalo de Quesada

Habana-Cuba.

Querido Gonzalo:

Usted pensará que por qué le escribo hoy esta carta, a lo cual le diré lo siguiente. Ayer he recibido el número de Patria de enero, y puede usted suponer mi asombro al leer la declaración del doctor Alfredo Vicente Martí, que presume llamarse «nieto» de José Martí. ¿Quién es este señor? que ha dejado pasar tantos años sin darse a conocer. Yo, con toda la autorización que poseo le aseguro que nada de esto puede ser verdad.

Yo, como usted sabe, soy la hija de Martí, y mis cuatro hijos, María Teresa, César, Graciela y Eduardo Romero, son los únicos nietos de José Martí. Desde el año 1880, año en que yo nací, Martí vivió en mi casa, rodeándome de infinito amor y protección espiritual, con una devoción entrañable, hasta el día en el año 1895 que salió para Santo Domingo para juntarse con Máximo Gómez, y luego el famoso desembarque en Cuba. Usted me preguntará ¿por qué este relato mío? Porque tengo [que] defender el nombre de mi padre, ante los cubanos que veneran la memoria y el nombre de José Martí. Yo sé, Gonzalo, que usted conociendo tan bien la historia de la vida de Martí, dará todos los pasos necesarios para rectificar estar falsa declaración del doctor Alfredo Vicente (¿Martí?), y también quiero dar a conocer los nombres de los cuatro biznietos de Martí: Robert y Holly Hope, hijos de Graciela, y Victoria María y Martí, las hijas de Eduardo.

Le aseguro que este asunto me ha causado mucho pesar, y realizando que no me quedan muchos años más de vida, quiero dar a conocer al mundo este secreto que guardo en el corazón con tanto orgullo y satisfacción.

Espero me perdone este desahogo del alma, que siento tan necesario en este momento.

Mis recuerdos a Elvira y para usted el afecto sincero de su amiga

María Mantilla de Romero

16 de febrero de 1959

Confidencial

Sra. María Mantilla de Romero.

361 No. Saltair Avenue

Los Ángeles. Cal.

E:U:A:

Mi querida María:

Acabo de recibir su carta del 12 de febrero y mucho le agradezco la gran prueba de confianza que pone usted en mí, al tratar con amplitud el asunto del supuesto nieto de Martí, Alfredo Vicente y Martí.

En cuanto a lo que usted dice que yo dé los pasos necesarios para rectificar la falsa declaración de ese señor, no acabo de entender exactamente lo que usted piense que yo pudiera hacer, ya que desde el primer momento puse en duda sus afirmaciones y sostengo que a él corresponde demostrar su parentesco con Martí que yo verdaderamente creo no existe.

Hablando con toda franqueza, y teniendo en cuenta lo delicado que resulta esta cuestión, y siempre hay que pensar que alguien pueda, quizás el propio Vicente Martí plantear la pregunta: ¿cuáles son los elementos con que cuenta la señora María Mantilla para sostener que es hija de Martí?

Todos sabemos que usted lo es, y que si por ejemplo nosotros los Quesada nunca lo hemos expresado públicamente es porque no ha sido hasta ahora en que usted autoriza y hasta desea que se haga saber, aunque bien es cierto que ya César lo declaró hace años en carta a Virgilio Ferrer Gutiérrez y recientemente en el Jack Paar Show en La Habana.

Yo creo, pues, de estar usted resuelta de revelar este secreto que en realidad no lo es pero que viniendo la revelación de parte suya cobra especial significación, que lo único que podría hacer en este caso es un artículo mío, preferentemente para la revista BohemiaCarteles, y que yo lo titularía «“Soy la única hija de José Martí”, afirma María Mantilla». Podría servir de base para el artículo la reproducción de su carta o cualquier otra que usted me mandase AUTORIZÁNDOME EXPRESA Y EXCLUSIVAMENTE PARA DAR A CONOCER ESA NOTICIA. Además sería de gran efecto periodístico una foto con sus cuatro hijos y las fotos de los biznietos de Martí. ESTO ES MUY IMPORTANTE pues haría el trabajo interesante y simpático al público.

Creo que no tengo que decirle con cuánto cariño y respeto trataría yo el tema. Ahora bien, yo a nadie le he hablado sobre su carta, y le ruego pues que no vaya a tratar este asunto con otras personas y pseudomartianos.

Le repito, querida María, que estoy a su entera disposición y haré lo que usted crea conveniente. Agradeciéndole una vez más la confianza en mí, con un saludo muy afectuoso de Elvira, mis hijos, quedo siempre su viejo amigo

Gonzalo de Quesada y Miranda.

Los Ángeles, Marzo 1-1959

Querido Gonzalo:

¡Cuánto quisiera conversar largo con usted! Cosas difíciles de escribir y poner detalladamente en papel.

He recibido ayer su carta, y bien comprendo lo que me dice del asunto Alfredo Vicente. Sé que la cuestión es delicada y que usted no puede comprometerse de ninguna manera sin prueba auténtica de esta sorprendente declaración.

Créame, Gonzalo, que mi primer impulso al escribirle fue debido al efecto tan impresionable que me hizo el artículo en Patria. Me indignó y creí mi deber dar a luz la verdad y defender el nombre de Martí.

Realizo la gravedad de este asunto y quiero evitar toda publicidad innecesaria e incriminante, y por este motivo he pensado mejor no publicar estas cartas a usted. Son propiedad suya y sé que usted no hará uso de ellas sin conocimiento mío.

En cuanto al artículo que usted sugiere, tiene mi autorización con solo dos condiciones. Primero que el título sea «Yo soy la hija de José Martí» y luego que usted me permita la cortesía de enviarme una copia de dicho artículo antes de publicarlo.

Mucho agradeceré esta atención.

Este es el único retrato con mis hijos y nietos (hijos de Graciela) y también mi buen esposo que falleció hace ya ocho años. Las dos niñas son mis nietas, las hijas de Eduardo.

Yo dejo a la discreción de usted su parecer sobre el proceder en cuanto al asunto pendiente.

Con recuerdos de mis hijos para Elvira y usted, quedo afectuosamente su sincera amiga,

María M. de Romero

(Tomado del blog Ogunguerrero)

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