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A mi Entender

Febrero de Feria

Escrito por  Cinthya Cabrera Tejera

Pabellón Cuba, el espacio de los jóvenes en la XXII Feria Internacional del Libro de La Habana Pabellón Cuba, el espacio de los jóvenes en la XXII Feria Internacional del Libro de La Habana Cinthya Cabrera Tejera
Me gustan los meses fríos en La Habana. Además de atenuar el sofocante calor, aunque por un espacio demasiado efímero, en esta época tienen lugar en la ciudad dos de los eventos culturales más importantes y esperados del país: el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en diciembre, y la Feria Internacional del Libro, ahora con 22 febreros acumulados.

Desde sus inicios, el epicentro de la Feria ha sido la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, si bien ganan popularidad otros sitios como el Pabellón Cuba, concebido como el espacio de los jóvenes y sede de lanzamientos de libros de populares escritores, como es el caso de Leonardo Padura Fuentes, Premio Nacional de Literatura 2012, con la presentación este año de las ediciones cubanas de El hombre que amaba a los perros y Un hombre en una isla.

 

Ya es tradición el peregrinaje anual de un cúmulo de lectores empedernidos en busca de novedades literarias, a quienes se unen otras muchas personas con la sola pretensión del esparcimiento.

 

El evento más grande de las letras en el país, se ha convertido en una celebración de la cultura popular, que ya es inconcebible sin los quioscos donde venden comida, sin los conciertos o sin las legendarias colas.

 

Por eso febrero siempre me alegra. Las calles se llenan de transeúntes, capaces de desafiar las amenazas de lluvia –incluso de meteoritos en los últimos días-, el viento impertinente y el transporte inseguro, para llegarse hasta la Feria, no importa si en el Pabellón Cuba o en la Cabaña, no importa si con la voluntad expresa de adquirir libros o simplemente para compartir la aureola de regocijo que siempre trae este mes con su fiesta de literatura.

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