ALBARRÁN AMANTE DE SU PATRIA
Como homenaje al Dr. Joaquín Albarrán, quien nació el 9 de mayo de 1860 en Sagua
En las fotos, el parque Albarrán al lado del hotel Sagua y una foto del nieto del eminente urólogo en visita a Sagua
Reconocido como el más completo de los urólogos Joaquín Albarrán y Dominguez, nació en Sagua la Grande, Cuba, el 9 de mayo de 1860.Muchos piensan que era francés o español, pues la mayor parte de su vida transcurrió en Europa.
Siempre que se hable de Urología, nunca podrá soslayarse al ilustre sagüero.
Jamás ocultó que era cubano, se sentía muy orgulloso de su origen.
Hijo de Don Pedro Albarrán y de la Calle, natural de Cádiz, España, y Micaela
Domínguez, nacida en Matanzas. La familia gozaba de una buena posición económica, pero muy temprano quedó huérfano junto a sus cinco hermanos.
Gracias a su padrino, el doctor Joaquín Fábregas, el niño fue enviado a La Habana,
donde recibió educación desde los nueve años, en el colegio de Belén. El 20 de junio de
1872, también por recomendación de su tutor, viajó a Barcelona junto con su hermano
Pedro, donde continuó los estudios de bachiller.
Al llegar a Barcelona se involucró, a través de una logia masónica, en el apoyo a la
causa independentista cubana y aportó fondos para la lucha.
Albarrán tenía 17 años cuando obtuvo el título de Licenciado en Medicina. Con solo 13
años,había comenzado los estudios preparatorios con vistas a ingresar en la Facultad
de Medicina, donde descolló como alumno aventajado y se ganó el cariño y la
protección de maestros famosos.
Graduado de Doctor en Medicina con solo 18 años, Albarrán resultaba demasiado joven
para ejercer la profesión en Cuba. La Constitución vigente le prohibía ejercer sus
conocimientos. Por eso, antes de regresar a la patria, el galeno decidió marchar a
Francia con el fin de ampliar sus conocimientos. El prestigio de la enseñanza médica en
la Facultad de París le atraía con fuerza.
Durante el viaje aconteció algo que marcó la vida del graduado, y convencerlo de
reiniciar la carrera como si nunca antes hubiera estudiado Medicina. El vagón en el que
viajaba sufrió un accidente y se descarriló. Había heridos y la conmoción entre los
pasajeros era inmensa. Un empleado del tren preguntaba a gritos si había algún médico
para asistir a los necesitados. El joven no supo reaccionar.
Avergonzado por tal actitud se prometió en ese instante no recordar que se había
graduado como médico, y decidió empezar, desde cero, los estudios en París. Eso le
permitió adentrarse en los laboratorios del colegio de Francia, donde el célebre profesor
Louis Antoine Ranvier, impresionado por su talento, le ofreció facilidades de todo tipo
para investigar. Albarrán acudió al laboratorio de Louis Pasteur para estudiar
Bacteriología.
Deseaba regresar a Cuba, en 1883, año de su graduación, pero el profesor Ranvier
puso todo su empeño en que desistiera. Para lograrlo mostró al muchacho las
perspectivas que podrían abrírsele en Francia para su carrera científica, al tiempo de
advertirle sobre un sombrío futuro en la Isla. Le aseguraba también que desde París
podía crecerse como científico y ayudar a sus compatriotas.
El joven aceptó quedarse y prosiguió una carrera que estuvo marcada por numerosos
triunfos. Trabajó y estudió infatigablemente en las cátedras de reputados profesores,
como el célebre bacteriólogo Pasteur, o el gran Guyon, maestro de fama universal y
fundador de la cátedra de las vías urinarias, conocido como el «padre de la Urología
francesa».
El talentoso cubano, resultó el primer cirujano en Francia que realizó un tipo de
operación (la prostatectomía perineal) para el tratamiento del cáncer prostático
El joven médico declaró en relación con su ciudadanía francesa, a un semanario en
1890, como para eliminar dudas acerca de sus más profundas raíces: «Si los azares de
la vida me han hecho adoptar por patria a la gran nación francesa, nunca olvido que soy
cubano y siempre tenderán mis esfuerzos a hacerme digno de la patria en que nací».
Reconocido como el inventor de un instrumento conocido como uña de Albarrán; y en el
escenario clínico realizó relevantes aportes. Ganó tres veces el Premio Goddard, de la
Academia Francesa de Medicina. En 1908 dirigió el Primer Congreso Internacional de
Urología.
Con solo 51 años falleció en París el 17 de enero de 1912,como consecuencia de una
tuberculosis. Se contagió en el Hospital Necker al terminar una nefrectomía (operación
para quitar el riñón) a un paciente joven que padecía de tuberculosis renal.
Accidentalmente, un escalpelo contaminado se había deslizado más allá del pretendido
objetivo y provocó una pequeña incisión en la mano del afamado médico, diabético
desde hacía algún tiempo, quien 20 días después del suceso falleció. Ese mismo año,
Albarrán había sido nominado para el Premio Nobel de Medicina.
El Dr. Tomás Hernández fue el último sagüero en verlo cuando hizo el largo viaje desde
Sagua hasta Arcachón, Francia donde tenía su morada la “Villa de Goelande” el sabio.
En esta visita, Albarrán le dijo a su amigo de la infancia: “dile a los sagüeros que mi
último pensamiento es para ellos”; y así lo cumplió, poco antes de morir, que todos sus
atributos y trofeos de conquista científica fueran entregados al Ayuntamiento de Sagua,
voluntad se respetó y cumplimentó cuando el Dr. Bango los trajo a Sagua y entregó en
sesión solemne para ser depositados en una elegante urna en el Salón de Conferencias.
A poco tiempo de obtener el Premio Nobel estuvo el genial Albarrán cuando la muerte lo
sorprendió.
El gobierno francés lo honró en 1907 con la condición de Oficial de la Legión de Honor,
pero su amor por la tierra que lo vió nacer quedó demostrado al escribir en una revista
de la época: "Si los azares de la vida me han hecho adoptar por Patria a la gran nación
francesa, nunca olvido que soy cubano y siempre tenderán mis esfuerzos a hacerme
digno de la Patria en que nací".
Estas sentidas palabras aparecen grabadas en el pedestal de la estatua inaugurada el
1 de enero de 1911, en homenaje a esta gloria de la Urología se levantara en el parque
que lleva su nombre en su patria chica, Sagua la Grande.
Entre múltiples condecoraciones otorgadas al distinguido urólogo, destaca la Medalla
de Oro en Cirugía de los hospitales, entregada a Albarrán en París en 1888, premio no
obtenido por un extranjero hasta esa fecha, que se conserva en el Museo Histórico
Municipal José Luis Robau, de Sagua la Grande.
El Instituto de Urología del Hospital Calixto García de La Habana, ostenta su nombre.
Por su intenso quehacer científico y aportes valiosos es recordado por estudiosos de la
Urología en el mundo, el Doctor Joaquín Albarrán y Domínguez. Es un día de gloria para
Sagua, cuna de otro hijo ilustre, es esta una tierra verdaderamente grande.
Fuentes bibliográficas:
Kaufman A. Joaquín María Albarrán (1860-1912). Gac.Méd. Caracas 2006; 114:339-41.
Ortega Rodríguez D. Valores humanos y cubanía del Dr. Joaquín Albarrán. [monografía
en Internet]. Sitio de Urología en Infomed [acceso 1ro. de marzo de 2011]. Disponible
en: http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/urologia/albarrandaimarelis.pdf
Caraballo Lussón D. Joaquín Albarrán Domínguez. Orgullo de la medicina universal.
Trabajadores. 17 de enero 2003.
García Blanco R. Joaquín Albarrán, gloria de la medicina. Granma. 26 de mayo de 2005;
Ciencia y tecnología.
* Doctor en Ciencias Médicas, especialista de Segundo grado en Medicina Interna,
Profesor Titular de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana e Investigador
auxiliar.
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