Rita Montaner: La Única
Virgilio Diago Urfé
Hace 52 años que una de nuestras voces imprescindibles del pentagrama nacional reposa en fría lápida de la necrópolis capitalina, no obstante su arte continúa acaparando aplausos cubiertos de criollos símbolos: Rita Montaner Facenda nació el 20 de agosto del año 1900 en el centro de Guanabacoa, provincia de La Habana.
Su alumbramiento se produjo en el propio territorio que le sirvió de cuna a personalidades y familias estrechamente vinculadas con el arte y la literatura. Ernesto Lecuona, Ignacio Villa (Bola de Nieve), Enriqueta Sierra, los Bandujos, los Lavedán y los Fernando de Castro, entre otros, fueron sus coterráneos.
La Montaner vio la luz durante el inicio de la seudorepública y vivió además los atropellos que encontraron cobija en su tez mulata producto de ser hija de una parda, Mercedes, y de un blanco descendiente de español, Domingo.
Dada sus facilidades que desde pequeña mostraba para la música, a los cuatro años su madre comenzó a impartirle las primeras lecciones teóricas relacionadas con el arte de los sonidos. Aunque nunca permitió que la señalaran por una niña precoz, en forma ágil aprendió idiomas, bordado, dibujo y repostería. En el Mil 910 ingresa en el conservatorio de música y declamación de la Habana "Eduardo Peyrellade" y profundiza en los estudios de solfeo, teoría, armonía y piano.
Pronto sus profesores descubren su exquisito timbre vocal y la maestra Piedad de Armas se encargaría de adentrarla en los secretos del canto.
El 13 de agosto de mil 917 acudió a los exámenes de graduación y su talento fue premiado con medallas de oro en piano, canto y armonía. A través de su labor artística, Rita Montaner supo seleccionar su repertorio, para muchos investigadores uno de los mas amplios existentes por artista alguno durante aquella lejana época. Se destacó además por inspirada compositora de congas, comparsas, rumbas , boleros, tangos africanos y argentinos, a la vez que nos legó estudios para violín y piano y nos tributó su creación en múltiples operas italianas y modernas, zarzuelas cubanas y españolas, música sacra, y como pianista y cantante interpretó lo mejor del quehacer autoral del universo.
Su maestría radicó en que entendió e interpretó la música como un todo indivisible, demostró que no existe fraccionamiento entre lo culto y lo popular, solamente el pentagrama asigna espacio para lo bueno. Nuestro pueblo inequívoco conocedor del excelente arte pronto comenzó a identificarla por "La Única", en agradecimiento a quién supo tributar arte puro en refinada técnica y excelencia vocal.
En múltiples crónicas que aparecieron publicadas en periódicos y revistas durante las décadas de los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, periodistas y especialista coincidieron en señalar que Rita se adentraba tanto en su quehacer profesional que envuelta en éxtasis creativo se daba por entero al escenario. Como actriz logró amplia participación en programas de televisión, películas y espacios radiales, en especial los que conjugaban el humor criollo envuelto en las críticas a la política de la época. A través de los medios de radiodifusión la Montaner se convirtió en portavoz de su pueblo.
En la radio logró audiencias sin precedentes; el pueblo estaba pendiente de las coplas de Lengua Lisa, personaje que protagonizó y que reflejó el justo sentir de los cubanos.
Golpeaba duro a los polítiqueros de turno; fue amenazada de muerte, boicoteada, suspendida. Un ministro del gobernante Carlos Prío la esperó a la salida de la CMQ y la atropelló con su auto ocasionándole fracturas en una de sus rodillas. El tirano Fulgencio Batista también le pronosticó hacerle tragar grandes cantidades de palmacristi si no se callaba ante los micrófonos.
La versátil artista se unió a la emisora radial Mil Diez, Órgano del Partido Socialista Popular, entidad en la que nunca cobró un centavo. Eduardo Chivas la felicitó en reiteradas ocasiones y Lázaro Peña, en carta memorable, la saludaba por sus pronunciamientos y observó en Rita no solo su sentido justiciero del comentario, elogió además su conducta adecuada con la de la gran artista, orgullo de nuestra patria.
Rita Montaner Facenda falleció en la madrugada del 17 de abril de 1958, un día después, en la despedida de duelo, el actor, locutor y animador de radio y televisión Germán Pinelli dijo: "El pueblo de Cuba trae sobre sus hombros su propio corazón".
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