XX años del CITMA: En busca de la excelencia
Por Ricardo R. González
Los anhelos de que el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en Villa Clara transiten por sendas cada vez más cercanas a la perfección resulta presupuesto permanente de un organismo próximo a celebrar sus dos décadas de existencia.
Lo sabe la doctora María del Carmen Velasco Gómez, la segunda delegada que ha tenido el gremio en toda su historia, quien reconoce lo mucho que falta en esta tarea emprendedora, iniciada el 21 de abril de 1994.
Si algo caracteriza al CITMA en los predios es haber aportado a la estabilidad lograda por el territorio, y ya desde el 2000 comenzó a gestarse el Centro de Estudios y Servicios Ambientales (CESAM), cuya idea se consolidó en 2001, para acentuar el carácter investigativo, la asesoría e información de las problemáticas relacionadas con la Naturaleza y el funcionamiento de los ecosistemas.
Otro momento importante fue la decisión de incorporar al organismo a la Oficina Territorial de Normalización (OTN) dirigida, entre múltiples objetivos, al control de la calidad, en función de asegurar un producto terminado con destaque cualitativo.
A ello se une la bienvenida del Archivo Histórico provincial y sus dependencias municipales a fin proseguir la conservación de la memoria histórica.
«Entre nuestras variadas aristas no descuidamos los estudios de desarrollo local, así como la temática del envejecimiento vista con un enfoque que va más allá del adulto mayor, y dirigida a conocer las causas del descenso de la natalidad, cuáles son los programas encaminados al abordaje de la infertilidad, y qué se puede hacer dentro de la asistencia médica para lograr avances de conjunto con múltiples organismos», precisa Velasco Gómez.
En otro orden aparece la revisión de todas las investigaciones realizadas en torno a la juventud, los valores, la violencia, la corrupción, el delito, y la inserción de la población penal en la sociedad.
Con la mirada de la ya desaparecida ministra del CITMA, la doctora Rosa Elena Simeón, de adelantarse a los tiempos en un mundo necesitado de la ciencia, el territorio impulsó, de 1994 a 1997, tres programas decisivos. Uno para el desarrollo de la industria y la agricultura cañera, otro, destinado a elevar la calidad de vida del pueblo, y el correspondiente a la visión multifactorial de la montaña.
No todo son lauros, y las autoridades reconocen que la medición del impacto en la economía constituye uno de los objetivos de menores avances. «Constatar a nivel de placitas la satisfacción poblacional dista mucho de las necesidades, como tampoco exhibe un rostro feliz la reducción del consumo de combustible», subraya la doctora María del Carmen Velasco.
Aun así, el CITMA está acompañado de centros de investigaciones, y del sistema empresarial o de servicios portadores de metas a lograr, de año en año, en función del desarrollo sostenible.
0 comentarios