Detienen a fabricantes de falso medicamento en La Habana
La policía cubana detuvo a varios miembros de redes clandestinas que robando materias primas y máquinas de laboratorios fabricaban falsas tabletas de Parkisonil (Trihexifenidilo), medicamento usado como droga, informó este domingo el diario Juventud Rebelde.
“La indisciplina, la desorganización y el descontrol son brechas que abren paso a fenómenos de gran peligrosidad social como la venta ilícita de medicamentos. Hay que estar atentos a esa cadena”, advirtió el diario.
La escasez de medicinas en Cuba tras la crisis de los años 90 ha sido casi resuelta por la producción estatal, pero aún persiste su comercio ilegal debido a faltantes en plaza.
Una de las redes sustrajo de los laboratorios estatales piezas de la máquina de preparar los blísteres (envases de tabletas) y decenas de miles de pastillas de Benadrilina (Trihexifenidilo), las que era vendidas en la calle como Parkisonil, que fueron compradas por los adictos.
“Varias señales emanaban de tres centros de producción: Laboratorio Farmacéutico Reinaldo Gutiérrez, ubicado en Vento y Boyeros, en La Habana; Laboratorios MEDSOL, entidad ubicada en 23 y 266, municipio capitalino de La Lisa; y Laboratorios NOVATEC, empresa ubicada en 222 y 15, municipio de Playa”, apuntó el diario.
Juventud Rebelde afirmó que “llegó a tenerse la certeza de que en los tres lugares se estaban sustrayendo insumos (material de envase y etiquetas) y tabletas a granel. Las autoridades estaban al tanto, además, de la comercialización ilegal de un grupo de productos elaborados artesanalmente, cuyas características apuntaban a los laboratorios mencionados como puntos de partida de una cadena”.
En Cuba el comercio y consumo de droga es mínimo, y proviene fundamentalmente de los llamados ”recalos”, paquetes lanzados al mar por aviones procedentes de América del Sur, que son recogidos por barcos de traficantes para introducirlas en Estados Unidos.
Los que se pierden en el mar van a dar a la costa norte de Cuba, y se calcula que una parte pequeña, que burla la vigilancia policial, logra pasar al mercado local.
Otra red de adulteradores de medicamentos fabricaba supuestas pastillas de Parkisonil añadiéndole una alta proporción de almidón de maíz.
Un tercer grupo sustrajo parte de un lote en cuarentena de Meprobamato, un popular ansiolítico, destinado a ser destruido por estar contaminado por una bacteria y lo vendió en la calle a los incautos, según el periódico.
(Con información de AFP)
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