Blogia
A mi Entender

Con la suave fragancia de Rodrigo Prats

 

 

 

 

Rodrigo Prats, su presencia prestigia al entorno musical cubano Rodrigo Prats, su presencia prestigia al entorno musical cubano Dicen que el poeta Miguel  Barnet padece la nostalgia del imposible cuando escucha “Una  rosa de Francia, composición de la autoría del sagüero Rodrigo Prats. Él mismo  hubiera querido componerla, y ha declarado que sería capaz de entregar toda su poesía a cambio de la paternidad de esta canción. “Una rosa de Francia, cuya suave  fragancia su milagro me dio… De mi jardín, en calma, aún la llevo en el alma como rayo de sol.”       

Esta criolla milagrosa, que no vacila en presentarse con atuendo de danzón, aunque se diga “de Francia” es la rosa más  cubana que haya nacido en los jardines  de la Isla. En sus  pétalos blancos está cifrada una albura que no remite a las rosas de los poetas puros, sino a la fidelidad del maestro  Rodrigo Prats con el alma de Cuba.

 

Escuche  la "Salida de Amalia Batista", de Rodrigo Prats

 

 

 

 


La letra la urdió Gabriel  Gravier de un trazo, porque ya la música contenía el secreto de la raíz.                  

Por la trascendencia de su riqueza creativa, no se puede soslayar al aludir a la  historia musical de Cuba, a un nombre: Rodrigo Prats Llorens, el insigne compositor, pianista, violinista y director de orquesta nació en esta tierra, Sagua la Grande, el 7 de febrero de 1909 donde seguramente comenzó a respirar la fragancia de su rosa inspiradora  en la casa sita en Libertadores 16, posteriormente 62, entre Salvador Herrera y Solís.


Unos días antes el país regresaba  a la vida constitucional, al concluir la segunda intervención norteamericana (1906- 1090) y Charles Magoon que la presidía, daba paso a los cuatro años de mandato presidencial de José Miguel Gómez y Alfredo Zayas. Eran tiempos difíciles para los cubanos.


El matrimonio de la calle Liberadores se siente asfixiado económicamente  y no puede esperar a que los tiempos mejoren, de modo que cuando el niño  ya tiene tres meses de edad deciden probar fortuna  en la capital cubana. Logran instalarse en una casita modesta en el barrio  de Jesús del Monte. Su padre, Jaime, excelente compositor y director de orquesta, halla empleo en el teatro Molino Rojo-hoy Casa de la Música – y a pasar de percibir un modesto salario, logra mantener a su familia.


Rodrigo Prats creció en un ambiente familiar muy favorable  para la vocación que tempranamente se manifestaría en él. Su padre, compositor y director de orquesta. La madre es hija de los artistas  Elvira Meirles y Carlos Llorens. Una tía materna contrajo matrimonio con Jorge Anckermann, prestigiosos compositor .Al verlo así, puede pensarse que todo confluía en que el pequeño Rodrigo recibiera el apoyo necesario para encaminarse en el arte.

No obstante, la evidente aptitud musical sufre la oposición de su padre, músico virtuoso, autor del bolero “Ausencia” que, preocupado por su porvenir lo insta a que estudie una carrera universitaria que le asegure el futuro. Pero el niño cuenta con el apoyo del abuelo que asegura que ser músico es su vocación definitiva. El progenitor termina por ceder. Y por esas cosas hermosas de la vida padre e hijo, compartieron partituras, trabajaron juntos, por ejemplo en una compañía de revistas en el teatro Imperial y en giras a Puerto Rico y Venezuela, con la compañía de Arquímedes Pous, cuya orquesta dirigía su papá.


A  los seis años de edad, Rodrigo inicia sus estudios  de enseñanza primaria.Al año siguiente comienza estudios de solfeo con el autor de sus días. Luego cuando llega el tiempo de cursar el Bachillerato, lo matricula en la Academia Habana pero más adelante pasará al Instituto de La Habana. Allí lo concluye.


Paralemente realiza los estudios que su vocación requiere: en 1918 recibe clases de violín con el profesor Mauricio Ortega y las continúa con el profesor Emilio Reinosos. .Por su padre conoce a don Cándido Herrero Nardo, de gran prestigio como profesor de solfeo y teoría en el Conservatorio Orbón. Obtiene excelentes resultados en solfeo y teoría, piano, armonía y composición y violín.


Prats no tiene tiempo para distracciones juveniles. Sus grandes amores, la familia y la música. Estudia, toca en bailes, conciertos, teatros; contribuye modestamente a ayudar a la economía de su casa.


Apenas con 12 años toca el violín en orquestas que interpretaban el danzón: la primera fue la de Tata Pereira”una charanga francesa (…) Con esta charanga  estuvo poco tiempo, porque luego pasé a la orquesta de Eliseo Grenet y más tarde a la de Rojito Barba. No ganaba mucho como violinista.
A los 13 años ingresa como ejecutante del violín en la Cuban Jazz Band, fundada por su padre. En septiembre de ese propio año, 1923, previo examen de oposición,  ingresa como profesional en la orquesta Solidaridad Musical de La Habana.

Compositor, músico y director

Esta trilogía de profesiones virtuosas comienza  a manifestarse desde 1924, a los 15 años de manera sorprendente. A pesar de su juventud, Prats no desaprovechará las oportunidades  que la vida le presenta.
La primera composición que escribe a los 13 años fue un capricho cubano titulado “Bajo las palmas”, estrenado por Mariano Meléndez, que gozó de aceptación popular. En 1924, ya cumplidos los 15 años, compone su primer danzón,”Recuerdo”  que me costó un suspenso en Geografía Universal”, confesaría  muchos años después.

De ese año es una de sus composiciones más queridas, “Una rosa de Francia”, cuya letra procede de un poema que le proporcionó un amigo de la familia. Acerca de esta obra, que ha dado la vuelta al mundo, dijo su autor:”Es muy conocida la versión que hace Barbarito Diez, pero es oportuno señalar que esta partitura no fue concebida como danzón, es una criolla bolero. El cantante Fernando Collazo es quien la lleva al danzón y la hace popular por la década del XX”.

El año 1931 marca en su vida el inicio de un tiempo de grandes victorias profesionales y de sustanciales cambios en la esfera de sus sentimientos más íntimos.


El Maestro forma parte de la Compañía de Agustín Rodríguez y Manuel Suárez, que ofrecerá en el teatro Martí una larga temporada de piezas cubanas. Fueron unos cinco años y dos meses, que hicieron época.
Cerrada la etapa del Martí, Prats abre el abanico de sus posibilidades profesionales. Funda en 1937, la Orquesta Sinfónica del Aire y ocupa mediante oposición su dirección hasta 1940.


Para el  formidable músico sagüero una ocasión memorable  resultó cuando, al dirigir el primer concierto  de Música Sinfónica Cubana, junto a su coterráneo Enrique González Mántici obtiene el Premio ACRI (premio de la crítica) en el año 1942.


Dirigió la Orquesta Filarmónica de La Habana por primera vez el 5 de agosto de 1947.


 “Mas tarde, seguí cultivando ese género en el teatro“, confesó en una oportunidad.


De su propia obra como compositor diría el Maestro:”He abordado casi todos los géneros de la música cubana .Yo, sencillamente, recreo mediante la música lo que el propio pueblo me ha ofrecido. No quiere esto decir que la llamada música culta no forme parte de mi producción. Además de teatro lírico tengo versiones para pequeña orquesta de cámara, cuartetos de cuerda, partituras para orquesta grande (sinfónica)”.


Compuso música para teatro y escribió numerosas zarzuelas, entre las que se encuentran La perla del Caribe, María Belén Chacón, La Habana que vuelve, Amalia Batista, Guamá y Soledad. Además, de su autoría son las canciones Aquella noche, Miedo al desengaño, Espero de ti, Tú que no sabes mentir, Creo que te quiero y Eres rayo de sol.


Incluye el pregón en sus obras como forma de expresión del pueblo y sus tradiciones tales como los chinos vendedores de maní, el heladero, el churrero, los tamaleros, los floreros.


Escribió además la partitura de una misa que fue estrenada en la Parroquia del Vedado el día 27 de agosto de 1971, con motivo del matrimonio de su hijo Ricardo. Volvió a interpretarse en las misas celebradas por el Santo Padre Juan Pablo II en Santiago de Cuba y en La Habana en 1998.
 

Culto a la amistad


Prats era una persona agradecida. Le gustaba reconocer y evocar a quienes más lo habían ayudado: su propio padre, Moisés Simons, Eliseo Grenet, Adolfo Guzmán y Ernesto Lecuona.


No fumaba, no bebía, algo poco común en aquel medio, dice su nieta mayor, Lissete, pero si leía mucho y de todo. Quería  entrañablemente a sus perros. A mi me adoraba, figúrese que estuve en esta casa, al lado de mis abuelos, los primeros ocho meses de mi vida porque mis padres enfermaron de hepatitis “.”Mi abuelo no había tenido hijos en su anterior matrimonio. A nosotros nos quiso mucho, como hijos y nietos de su propia sangre y así lo queremos nosotros también… Es un ser maravilloso y cuando tengo algún problema me siento aquí, pienso en él me reconforto. Mi abuela fue muy feliz a su lado”.


Prats era muy bromista, gustaba de enviar telegramas a sus amistades .En una ocasión, de gira por Holguín, uno de los cantantes que le acompañaba que era casado le confía que pensaba tener un “affaire”  en esa ciudad y Prats se las arregla para enviarle un telegrama que anunciaba la pronta llegada de la esposa e hijos. Por supuesto aquella infidelidad no llegó a realizarse.  

Para el trabajo era muy serio, recto y exigente.  En la casa siempre era cariñoso, jaranero, alegre, a mis tíos los adoraba y a mi abuela ¡que decir!, rememora Lisette.  

                                                                                                                                                     
Creo que eran únicos como pareja, padres, abuelos. Él es la persona más querida para mí, la que más admiro y extraño”.


Prats perfuma  la música cubana

En enero de 1960 encabezó la Orquesta Típica Nacional, conformada por los mejores exponentes del género, con motivo del Festival del Danzón. Un año después obtuvo el premio en el Primer Concurso de Canciones Revolucionarias con su obra Yo sí tumbo caña, interpretada por Las D’Aida, pieza que integró el primer disco editado por la Imprenta Nacional de Cuba. Durante el Festival de Música Popular, en 1962, Bola de Nieve realizó una peculiar versión de Una rosa de Francia, considerada pieza clásica del cancionero tradicional en Cuba.

 

El canal 4 de la Televisión Cubana lo contrató el 1960 como director musical y logra entonces un salario fijo.
Al constituirse el  1ro de abril de 1965, el Grupo Jorge Anckerman, en el teatro Martí, se desempeña como asesor musical y director de orquesta.

En relación a la radio y a la televisión y la selección de la música sostuvo un criterio digno de tener en cuenta actualmente” (…) no debe imperar la valoración particular de un productor, sino abrir amplio margen a las opciones de calidad y orientar sabiamente el gusto del pueblo”.

Como director del Teatro Lírico Nacional en el período de 1965 hasta 1971 y después de cesar en esa responsabilidad, apoyó a los grupos líricos del interior  del país y propició el desarrollo de talentos.

En vida recibió premios y homenajes como el que le otorgó el 21 de febrero de 1972 la Peña Gigante de la Trova Cubana  por su labor en pro de la vigencia de la música cubana y la superación cultural de nuestro pueblo.

Un sincero homenaje le brindó en vida su amigo Enrique Núñez Rodríguez, al recordarlo en los tiempos del Martí. ”Su sentido de la disciplina y su indiscutible capacidad técnica eran motivos de admiración. Cuando la monotonía de los ensayos empezaba a resquebrajar la disciplina, sobre todo en los últimos tiempos, tiraba la batuta y abandonaba el teatro. A su casa iban angustiados directores artísticos  a tratar de convencerlos al Maestro, que se negaba a regresar “busquen a otro director”,  tal y como decía su esposa Olguita al despedirlos, al día siguiente regresaba.     

Rodrigo Prats falleció en La Habana el 15 de septiembre de 1980 a consecuencia de su padecimiento cardíaco. Prácticamente murió trabajando .En su lecho de enfermo  componía el danzón: “Yo soy así”, que quedó inconcluso, pero perfumado por la fragancia de  eterna Rosa de Francia.

Violin de Rodriguo  Prats Violin de Rodriguo Prats
El Museo de la Música que ostenta su nombre en la tierra que lo vio nacer, atesora entre los objetos más valiosos su violín  y gran cantidad de documentos y premios obtenidos durante su fecunda vida artística.


Respeto y admiración a quien es considerado maestro de la zarzuela y ocupa un lugar encumbrado en  la cultura de Cuba.

 

 

 Referencias bibliográficas

Revista Palabra Nueva

Entrevista a Rodrigo Prats ,Revista Bohemia 1971

Una rosa de Cuba, Maikel González , Página WEB

 

 

 

 

 

 



 


 

 

 

 

 

 

 

 




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




   
 

0 comentarios