Arriba Santa Clara a su cumpleaños 321
En este sitio de el parque El Carmen se procedió a la fundación de la ciudad por un grupo de familias remedianas.
La historia la cuenta el máster Ovidio Cosme Díaz Benítez, quien fuera Historiador de Santa Clara.
Foto: Carlos Rodríguez Torres
Como resultado del proceso de conquista y colonización de España en Cuba, después de su llegada el 27 de octubre de 1492, durante el siglo XVI quedaron establecidas las primeras Villas, entre las que se hallaron Trinidad y Sancti Spíritus, también fue fundada la Villa San Juan de los Remedios (1515), considerada como la octava. Las Corporaciones de los nuevos asentamientos poblacionales fueron las facultadas de mercedar las tierras que se hallaban bajo su jurisdicción, en los inicios las más cercanas a las costas y posteriormente las situadas hacia el interior, lo que fue preparando de manera paulatina las condiciones para futuros asientos y por tanto la expansión y-o colonización hacia nuevas posesiones.
La mercedación de tierras hacia el interior fue más lento, así tenemos que no es hasta el 29 de julio de 1646, que el Cabildo de Sancti Spíritus merceda las tierras, en las que se fundaría 43 años después la Villa de la Gloriosa Santa Clara, al remediano Antón o Antonio Díaz y de Pavía el que asentó en dicho lugar su hacienda Sabana del Ciego de Santa Clara. Unido al proceso de Conquista y Colonización en que España se vio inmersa durante los siglos XVI y XVII se generó como consecuencia el asedio de las potencias europeas mediante constantes ataques a las costas de sus enclaves coloniales. Cuba no estuvo exenta de las agresiones de piratas que saqueaban, secuestraban mujeres, y llegaban hasta el asesinato por tal de obtener valioso botín para su abastecimiento.
La Villa de Remedios desde su fundación, y en el siglo XVII se vio irrumpida. Entre las más traumáticas agresiones tenemos las que llevaron a cabo en 1652 los llamados Hermanos de la costa, y en 1658 y 1667 fue arrasada en su totalidad por Francisco Nau, conocido como “El Olonés”. El último ataque pirata registrado por la historia fue en 1668. A partir de esta fecha comenzó a generarse con ímpetu la idea del posible traslado de la localidad hacia un lugar más seguro.
Los constantes ataques de piratas a la Villa fue una de las causales que se tuvieron en cuenta por los naturales más acaudalados de Remedios para justificar el necesario traslado hacía el interior; de esta forma los propietarios de tierras dedicadas a la ganadería, el tabaco y otros cultivos, estarían más cerca de estas, que le brindaban mejores posibilidades económicas y seguro sostén. La ganadería fue hasta mediados del siglo XIX el renglón económico esencial de la villa.
Entre los terratenientes que aspiraban al traslado se encontraban representantes del clero, que eran los que mayores extensiones de tierras poseían. El cura beneficiado Cristóbal Bejerano partidario de establecer el nuevo asentamiento en su hacienda “Santa Fe” y su similar José González de la Cruz que propuso su Hato “El Cupey”. Ambos apelaron a todas sus influencias y tretas para lograr sus aspiraciones. Por solo citar una, González de la Cruz alegó que la villa era atacada por los demonios, y que a ellos se debían los sufrimientos de sus pobladores, por lo que entre las soluciones para acabar con los maleficios diabólicos era necesario trasladarse hacia el lugar que él señalara. Así, por Real Cédula del 29 de enero de 1684 se dispuso la mudanza a sus tierras, pero las limitadas posibilidades económicas de estas provocaron el retorno hacia Remedios y el despoblamiento de la “tierra prometida” por González de la Cruz.
Los conflictos entorno al traslado se hicieron continuos, razón por la que el Capitán General de la Isla, Antonio de Viana Hinojosa libró un Auto en 1689, con el apoyo del Obispo Diego Evelino de Compostela, en el que dispuso el traslado de la Villa hacia el Hato de Antón Díaz, teniendo en cuenta la propuesta que habían realizado el Alcalde Ordinario Manuel Rodríguez y el Regidor Antonio Díaz. De esta manera la Iglesia Católica no aparecía, como protagonista, en un litigio bochornoso que empañara su imagen, al excluir a dos de sus acólitos, que además de oficiar misas en Remedios poseían grandes haciendas y riquezas.
Veamos las condiciones y argumentos que se establecieron por las autoridades antes mencionadas para la traslación de los pobladores de laVilla Remediana.
“Auto, en la Habana a 11 de junio de 1689 el General, de Artillería D. Diego de Viana Hinojosa, Capitán General, dijo que cuanto por exhorto que despachó a su señoría D. Diego Evelino de Compostela, Obispo de la Isla, inserta una Real cédula de su Majestad del 29 de enero de 1684 por la cual se sirve mandar que si se llevare el motivo de los vecinos de la Villa de San Juan de los Remedios del Cayo, de esa jurisdicción sea el padecer continuas hostilidades de los piratas enemigos se mudase el referido pueblo sobre que su señoría provecho auto con parecer de Asesor en once de febrero de 1689 en vista de los autos dichos sobre esta razón por sus antecesores en que mandó que dicha Villa de San Juan de los Remedios del Cayo se mudase al sitio del Cupey alias Santa Marta de Guadalupe en conformidad con lo dispuesto por dicha Real Cédula y para que tuviese efecto dichas traslación se despachó mandamiento con inserción de dicho exhorto y auto citado cometida sus excelencia á los Alcaldes ordinarios de dicha Villa para que hiciesen dicha traslación con las penas apercibimientos que en dicho auto se contienen á que se coadyuve a dicho Ilus. Sr. Obispo cumpliendo enteramente con lo mandado por S.M. en dicha real cédula y dio Facultad á dicho padre José González de la Cruz, Beneficiado de la Parroquia de esa Villa de San Juan de los Remedios del Cayo para que hiciera dicha mudanza á sitio de los Copeises convocando a dicho Alcalde Ordinario, Regidores y Feligreses para que se resolviera lo más a propósito como más largamente con lo de los autos dichos sobre esta razón y porque hasta ahora no ha tenido efecto dicha traslación ante si por escrito ante sussa. Presentaron en 1 de junio de este año el Capitán Manuel Rodríguez Alcalde Ordinario de dicha Villa del Cayo y Antonio Díaz Regidor de ella insisten en que la mudanza se haga en el sitio nombrado Antonio Díaz por los fundamentos, razones y motivos que enuncian en dicho escrito así en razón de la conveniencia ó se sigue el servicio de ambas Magestades como á sus habitadores en que se haga dicha traslación al dicho sitio Antonio Díaz y porque en lo referido siempre que ha habido discordia entre los vecinos y diversos pareceres sin atender cada uno más que á su fin particular y por lo que importa al servicio de su Majestad y cumplen de su real mandato dicha traslación y que se escusen los perjuicios tan considerables que se experimentan y que tengan alivios aquellos miserables vecinos que viviendo sin seguridad en dicha Villa del Cayo se tiran cómo fieras a los montes huyendo de las invasiones e los enemigos piratas que frecuentemente padecen inconsideraciones que además de la relación que, dichos Alcaldes y Regidores hacen por dicho escrito, verbalmente han representado á su señoría cuan importante es dicha traslación a dicho sitio Antonio Díaz por ser el más a propósito para ello, del mismo sentir son la mayor parte de los vecinos en que se haga dicha traslación en dicho sitio. Mando que dicho Alcalde Manuel Rodríguez, luego cuando antes embosque todos los vecinos de dicha Villa y estando la mayor parte de ellos de que se haga la traslación en dicho sitio de Antón Díaz lo que pone luego en ejecución y si algunos vecinos de dicha Villa quisieran contrarias dicha Mudanza de cuenta a su Sra. Para que se proceda contra ellos como hallase por derecho y se participe este Auto á dicho. Ie. Sr. Obispo para lo que le toque si tuviera alguna cosa que prevenir o advertir en el caso ó para mayor cumplimiento de la voluntad de su Mag. Su Sria. Ilustre lo disponga como más convenga al servicio de Dios ntro. Sr y ejec. Del RI. Mandato y firmo con parecer de Asesor – Diego Antonio de Viana e Hinojosa – Ledo D. Antonio de Tapia y Catetegui – ante mi Bernardo de Hojeda Escribano Mayor de Gobernación lo mandó despachar en Habana el 11 de junio de 1689. D. Antonio de Viana Hinojosa”. (1)
A las anteriores posiciones de traslado, se sumó la defendida por los partidarios de permanecer en el asentamiento original. Sus máximos exponentes fueron los terratenientes y funcionarios del Cabildo Jacinto de Rojas, Juan Jiménez y Bartolomé del Castillo, que además estaban unidos por lazos de consaguinidad. Al llevarse a cabo en 1678 la fijación y-o delimitación de las propiedades entre Remedios y Sancti Spíritus los interesados en el movimiento vieron más cercanas sus aspiraciones por cuanto con anterioridad los terrenos demarcados pertenecían a los Spirituanos que no tenían las más mínimas intenciones de un traslado y al quedar subordinados a Remedios podían disponer de estos para consumar la traslación.
Tomando en consideración los elementos abordados hasta el momento, es evidente, que los ataques de piratas pudieron haber incidido, a través del tiempo, en el comportamiento de los remedianos hacia la búsqueda de lugar más seguro, quizás previendo no enfrentar en un futuro ataques que abortaran su tranquilidad y construcción pacífica de una Villa próspera, pero, es necesario acotar que el último ataque pirata ocurrió en 1668, y la fundación de la nueva Villa por familias remedianas se produce 21 años después, revelando intereses y necesidades económicas.
Un elemento que contribuye a reafirmar las palabras anteriores lo encontramos en la familia compuesta por los descendientes de Antón Díaz y de Pavía. Numerosa familia integrada por los descendientes y copropietarios de las tierras del Hato de Antonio Díaz, interesados en fundar en sus propiedades, la nueva villa, para controlar y obtener los bienes mayores.
El auto de Viana e Hinojosa fue cumplido un mes después, y el 15 de julio de 1689 después del oficio de la misa, fue bendecida la fundación de la nueva villa por Fray Salvador Guillén del Castillo, a la que se le dieron de manera inicial diversos nombres: Cayo Nuevo, Villa Nueva de Santa Clara del Cayo, Pueblo Nuevo de Antonio Díaz, y Los Dos Cayos. Esta última denominación para distinguir a Remedios y Santa Clara. También encontramos en las Actas Capitulares la designación de Villa Nueva de Santa Clara. No obstante desde el 14 de junio de 1689 el Obispo Diego Evelino de Compostela había expedido un auto en el que dotaba al sitio de Antón Díaz con el nombre de Gloriosa Santa Clara, nombre con que nació la villa, además de ser Santa Clara de Asís (2) la patrona y abogada del lugar y sus pobladores.
“Auto: En la Habana á 14 de junio de 1689 el Obispo D. Diego Evelino de Compostela Cuba, de Jamaica y la Florida, visto el suplicatorio del Capitán General D. Antonio de Viana Hinojosa del 11 del corriente que manda la mudanza de la Villa de San Juan de los Remedios del Cayo, convocando á los vecinos && al Capitán Manuel Rodríguez, estando de acuerdo con él pues se cumple mando de S.M. y que con el cambio será más seguro, el templo y se tendrá con beneración el Santísimo Sacramento y serán beneradas las Santas Imágenes qe. Respecto de dichas invasiones todo se había destruido y vituperado con grandísimo desconsuelo de los fieles, &&, de ser el sitio elegido del Hato nombrado de Antonio Díaz, esparcido, abundante, ameno y con todo género de materiales para dichas fabricas y cercanas aguas y temperamento saludable para la conservación de la vida humana y donde los moradores se hallarán sin el desasosiego y trabajos de traer sus mujeres é hijos por asegurarse de dichos Piratas & se confirme el Sr. Obispo con el parecer del Capitán General que sea en el centro de Antonio Díaz para la población y edificación de la Iglesia señalando tierras á los vecinos y que en los egidos puedan pastar sus ganados &,& y por último que dicho sitio de Antonio Díaz se ha de titular con el nombre de la gloriosa Santa Clara que es el que ha tenido y tiene y sea muy decente y justo se conserve á quien han de tener por su patrona y Abogada y que el cura Beneficiado de dicha villa ponga en ejecución, auxiliado de dicho Alcalde la dicha traslación y por este auto así lo proveyó y firmó – Diego, Obispo de Santiago de Cuba, ante mi Juan, ante Juan García del Valle, Secretario”. (3)
Vinieron a fundar la Villa, 175 personas. De ellas 138 pertenecían a un mismo tronco familiar: los Díaz de Pavía y Rojas de Pavía, y 37 individuos miembros de distintos núcleos familiares, hasta hoy no se ha podido probar vínculo alguno entre ellos. Otros 2 llegaron solos, y se incorporaron a los que ya vivían en la zona desde mediados del siglo XVII. Razón por la cual se infiere que la fundación de Santa Clara, incluso de otros sitios, va más allá del establecimiento de una fecha reconocida de manera oficial, como era la costumbre en Cuba y respondiendo a la usanza de aquella época histórica.
“La historia y la tradición nos dicen que el quince de julio de mil seiscientos ochenta y nueve, dieciocho familias procedentes de Remedios se albergaron en la habitación y corrales de Francisco Alejos situados en la llamada hoy “Loma del Carmen” que junto a la habitación existía un árbol y que en ese lugar se verificó por primera vez el “Santo Sacrificio de la Misa”.-Para rememorar este hecho, la piedad del pueblo Villaclareño levantó en aquel lugar la Ermita de Nuestra Señora del Carmen. Con estos otros datos se ha formado el blasón que lleva el cuartel inferior del escudo y por eso vemos en él una pequeña colina prevista de vegetación en su parte inferior desnuda de árboles en su parte media y en la cúspide una rústica choza sobre la cual se inclina el frondoso ramaje del tamarindo al pie del cual se hizo la primera misa”. (4)
Nació así, Santa Clara, “La Villa entre dos Ríos”; los llamados del Monte y de la Sabana. En la actualidad nombrados, Ríos Cubanicay y Bélico, respectivamente.
Independientemente de los intereses que movieron a las familias remedianas a buscar nuevas tierras, también fue un beneficio del gobierno español y de la Iglesia Católica la fundación y consolidación de una nueva localidad. En todos estuvo presente como eje central del proceso, el provecho económico mediante la tenencia de la tierra.
Administrativamente, Santa Clara, quedó bajo la jurisdicción del Teniente Gobernador y Capitán de Justicia y Guerra con residencia en Trinidad.
La resistencia de muchos remedianos al cambio generó durante algunos años serias confrontaciones. El 12 de enero de 1691, el Capitán Luis Pérez de Morales, secundado por 40 hombres sobre las armas, atacó y arrasó la Villa Remediana. La Iglesia y la casa de un regidor de Santa Clara fueron los únicos inmuebles que quedaron en pie, todas las moradas fueron convertidas en antorchas y reducidas a cenizas. No obstante, un número considerable persistió en seguir en su posesión, y ante la prohibición de reconstruir sus casas, se internaron en el monte. Si bien, con posterioridad se permitió la reconstrucción de las viviendas, las contradicciones e inconformidades continuaron.
Los enfrentamientos, por el reconocimiento de ambas Villas de manera independiente, terminaron el 21 de diciembre de 1695, cuando por auto del Capitán General se ordenó el cumplimiento de la Real Previsión de la Audiencia de Santo Domingo, que dispuso la existencia de ambas Villas, con sus respectivos gobiernos, y la devolución a los remedianos de sus archivos y papelería oficial. Lo que hizo efectivo un año más tarde. La posición adoptada por los remedianos y remedianas de permanecer en la tierra en la que habían nacido, y que sus ancestros habían construido, fue una clara manifestación de defensa al sentido de pertenencia, el que podemos traducir como defensa de su identidad. La petición que enviaron las mujeres remedianas al Obispo Diego Evelino de Compostela, con fecha 9 de octubre de 1690, testimonió de manera transparente el arraigo a la patria chica, y la defensa de su patrimonio.
“” Ilmo. Señor, En la presente ocasión nos hallamos en este lugar patria nuestra, (Remedios. ODB) tan desconsoladas, con tantos disgustos, penalidades y calamidades, que aseguramos a V.S. Ilma. Que según el desconsuelo y penas que nos asisten, que no sabemos si estamos en este mundo ó en el otro, por causa de la acelerada y rigurosa sentencia que ha pocos días llegó á esta Villa, en que se manda que con toda prestanza salgamos de ella, desamparando y dejando perdidas nuestras pobres casas y nuestras pobres haciendas de campo y labranzas que hemos estado manteniendo con tanto trabajo en tanto tiempo, para tener con que sustentarnos, desterrándonos y llevándonos a un paraje, como es la nueva población que se ha hecho…” (5)
Con claridad, continúa afirmando la petición, como el traslado era beneficioso a los que poseían tierras, examinando, cómo antes de la fundación, estos permanecían más en sus posesiones que en la villa remediana.
“…que solo es de utilidad para aquellos que quisieron mudarse por tener a la redonda muy circunvecinas sus haciendas de campo, pues sin haberse mudado, ni hecho población de pueblo, solían estarse todo el año en el campo sin venir a este lugar. Estos tales tendrán, sino todas conveniencias, las más de ellas por tener tan a manos el recurso de sus haciendas, corrales, hatos y vegas…” (6)
Es incuestionable, tomando como base las realidades abordadas, que para unos el trasladado hacia otras tierras fue forzoso, mientras para otros constituyó una necesidad impostergable.
El reconocimiento de estas villas por separado, generó la disposición de llevar a efecto la
limitación de territorios que pertenecería a cada una, por lo que se dio origen a una división político administrativa, la nueva villa fue la más amparada al obtener 41 haciendas , mientras remedios adquirió 42, de las 83 que ostentaba con anterioridad.Seis meses después de la fundación, el 1 de enero de 1690 se celebraron las primeras elecciones a Cabildo, hasta ese momento vivió administrando justicia, Manuel Rodríguez, que estuvo entre los principales protagonistas del traslado y que era el Alcalde Ordinario de la Villa de Remedios, este fue ratificado en el cargo. También se eligieron los regidores anuales, alférez mayor, el procurador general y Alcaldes de la Santa Hermandad. Los cargos eran ocupados por la oligarquía ganadera. Los negros y las mujeres eran excluidos de toda responsabilidad funcionaria y política. Los comicios eran un gran negocio, en el cual se beneficiaban las autoridades coloniales, al recibir cuantiosas sumas de dinero por el pago de renta individual (media anata) de cada uno de los electos en toda la Isla. El ejercicio del buen gobierno era una responsabilidad de los electos, así lo declaraban en el juramento:
“… que desempeñaré bien y fielmente las obligaciones del cargo que voy a ejercer del Gobierno Militar, mientras rija los destinos de la Isla de Cuba y me impongo estas obligaciones sin reserva ni intención de evadirlas…” (7)
Las Familias fundadoras:
Diversos son los criterios que durante años se han esbozado sobre la cantidad de familias fundadoras y el total de los presentes en el acto de fundación.
Las cifras oscilan entre, 8, 18, 32 y 20 familias. Las más aceptadas y razonables son las dos primeras.
Las 18 familias corresponden al criterio del primer Historiador de Santa Clara, Manuel Dionisio González (1815 – 1883) (8), que tuvo en cuenta la integración de núcleos familiares que conformaron los Rojas de Pavía, Díaz de Pavía y el resto de las familias.
El criterio de las 8 familias fundadoras, responde a una investigación realizada por Natalia Raola. (9) Esta hace un detallado estudio de las relaciones de consanguinidad, y elaboró el arbol genealógico de las familias, lo que permitió hacer un análisis de parentesco y vinculación entre las diversas estirpes.
Reconocida, Santa Clara, como Villa de manera oficial, sus habitantes se dieron a la tarea de comenzar a trabajar por su demarcación y delimitar el terreno para la plaza de Armas. Así sobre la base de 4 leguas planas para la fundación y ejidos, se escogió para este lugar el que hoy ocupa nuestro centro histórico y en el que esta ubicado el Parque Leoncio Vidal Caro, en recordación a aquel insigne patriota que perdió la vida en el asalto a Santa Clara en marzo de 1896, junto a su ayudante el cabo Brito. Aquí están el primer gran monumento; El Obelisco, construido en 1886, La majestuosa estatua a nuestra benefactora Marta de los Ángeles Abreu de Estévez, la Glorieta (1911), la Fuente del niño de la bota o bota infortunada (1925), la recordación mediante un busto y en la farola a Leoncio Vidal Caro.
En su entorno, nos encontramos el sobrio Teatro la Caridad, mandado a edificar por Marta Abreu en 1885, el edificio que sirvió de sede al Ayuntamiento de la Villa, La sólida construcción del Gobierno Provincial, actual biblioteca “Martí”, el Museo de Artes Decorativas, entre otras valiosas edificaciones.
Durante más de un siglo, posterior a la fundación, la plaza de Armas fue un abandonado terreno, en el que a pesar de sus precarias condiciones sirvió para fiestas, paradas militares y otras actividades. Aquí se erigió en 1692 la primera Iglesia de tabla y guano. Sustituida por la Iglesia Mayor que por iniciativa del padre Juan de Conyedo se comenzó a construir en 1725, y se terminó en 1738.
La nueva instalación de rojos y oscuros ladrillos, sin revestimiento, dio a la Plaza Mayor una nueva apariencia por su perfecta simetría y por ser el más grande edificio de la Villa. Su demolición en 1923, para ampliar el parque, nos privó de tener hoy esa joya de la época colonial, construida con el esfuerzo de los pobladores de la Villa.
A través de la Historia, el actual parque tuvo diversos nombres; Plaza de Armas, Plaza Mayor, Plaza de la Constitución, Parque el Recreo, y el que ostenta hoy.
En acta del Cabildo con fecha 22 de de diciembre de 1885, se le denomina, Parque Central, aunque, este último nunca se hizo oficial. Desde 1999 fue declarado Monumento Nacional.
A su alrededor aparecieron las primeras calles. La más antigua de la ciudad fue llamada calle principal, los crímenes, posteriormente Calle de Buen Viaje, Calle Gerardo Machado, y en la actualidad Rolando Pardo. Sin embargo por tradición los santaclareños la siguen llamando, calle de Buen Viaje. También, la actual Calle Marta Abreu, en sus inicios llevó las denominaciones de Calle del Calvario, y Amargura.
El Parque de Santa Clara, es el espacio abierto más antiguo de la ciudad, en él han crecido, jugado y luchado varias generaciones. Es un lugar en el que están presentes las realidades y los sueños de los que lo consideran parte inseparable de su vida.
El 15 de julio de 1689 quedó establecida la Villa de Santa Clara, “población interior de la Isla de Cuba, situada sobre la carretera central de la misma Isla, á los 22º 45’ latitud N. y 73º 48’ 57’’ de longitud de O. de Cádiz,… cuya altura sobre el nivel del mar es de ciento treinta y seis varas”. (10)
A trescientos dieciocho años de fundada, están vigentes aquellas palabras escritas de Nicolás Joseph de Ribera al referirse a nuestra Villa: “… Villa Clara… Es pueblo nuevo, pero precioso y bien arreglado…” (11)
La condición de Ciudad la adquirió por Real Orden de Su Majestad Isabel II, el 12 de mayo de 1867. A partir de aquí se hizo frecuente llamarla Villa Clara, según se dictó por su majestad, no obstante por solicitud , posterior acuerdo del Ayuntamiento Local, y disposición del Gobernador Superior Civil del Gobierno, la naciente Ciudad conservó el nombre que había llevado desde hacía 178 años. Al terminar la guerra de los 10 Años, como resultado de la división político administrativa que se adoptó, Santa Clara es nombrada capital de la provincia de su mismo nombre hasta 1940, cuando la provincia pasó a llamarse Las Villas, Santa Clara conservó la capitalidad. En 1976, la provincia fue denominada Villa Clara, como consecuencia de la aplicación de una nueva división política administrativa, y Santa Clara, cabecera provincial. A través del tiempo esta ciudad se convirtió en el centro económico administrativo más importante de la región central, incluso a finales del siglo XIX fue propuesta como Capital de toda la Isla.
En la actualidad es la ciudad Capital de la Provincia Villa Clara, con una extensión de 513, 7 Km., y 231 777 habitantes, siendo el municipio más poblado de la provincia y el décimo en extensión territorial. Abarca el 5,9 del territorio provincial, situada solo a 30 Km. del centro geográfico del Archipiélago Cubano.
Hoy, continuamos trabajando de manera creadora, haciendo cada día valederas las aspiraciones de sus fundadores, de contribuir, en toda jornada, al progreso, al ejercicio del buen gobierno y al bienestar de los habitantes de la insigne, hospitalaria, patriota y revolucionaria Ciudad de Marta y El Che.
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