Por Ricardo R. González
No sé de nombre. Tampoco de edad, ni en qué escuela estudia, pero me llamó la atención su embeleso por la lectura en esta Feria Internacional del Libro que, hoy martes, se marcha de Santa Clara.
A tal punto que ni se percató de la proximidad de un lente curioso cazador de su imagen para siempre.
Leía a Martí. Quizás haya encontrado alguna metáfora incomprensible para su edad, mas llegará el momento en que sepa comprender lo que quiso decir el Maestro con su agudo tino en busca de legítimas enseñanzas.
Por tu tamaño, me parece que ya pasaste la etapa de los clásicos universales. Conoces el por qué le crece, misteriosamente, la nariz a Pinocho, o de las travesuras de un lobo feroz que persigue a la ingenua Caperucita, a lo mejor has escuchado la historia de Los tres mosqueteros que claman por la unidad, y las peripecias de un audaz Robin Hood que ante una histórica manzana se debate por la justicia.
Es bueno, muchacho, que sientas pasión por los libros aunque el tiempo le impregne un amarillo a sus páginas, o la carátula se deteriore tras el paso de los años.
Hazlos tuyos porque cada ejemplar desprende una magia cargada de sabiduría. Y así, se nos hacen nuestros cómplices, eternos confidentes para reflexionar, aprender, reír …vivir.
Búscalos, y ten algunos cerca de la cabecera. A veces falta el sueño y ellos están allí deseosos de que descorras sus páginas y conozcas más del universo.
Te sugiero La Edad de Oro, o esa joya surgida del intelecto de Antoine de Saint-Exupéry bajo la insignia de El Principito, algo que no envejece ni le salen arrugas. Y como el primer día conserva toda su lozanía, convertida en un verdadero magisterio de la cotidianidad.
Que nunca te aburran. Encuentra en los libros ese don que, aunque silente, nos deja lecciones inolvidables para alimentar el alma y descubrir lo infinito de este mundo.
La vigésimo quinta edición de la fiesta se marcha ya de Villa Clara. No fue la mejor, y deja insatisfacciones. Aún así, valió haberte conocido aunque sea solo a través del lente fotográfico.
No importa cómo te llames ni qué edad tengas. Lo trascendente radica en tu devoción por la lectura, esa que aplaudo, y me hace sentir también que para príncipes enanos se hace esta Feria.
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