La inminente visita del Papa Francisco, el pontífice más progresista en asuntos sociales desde hace generaciones, amenaza con aumentar el ya evidente distanciamiento entre los hispanos y republicanos, cuyo voto necesita recuperar para arrebatar la Casa Blanca a los demócratas.
Más de la mitad de los latinos estadounidenses son católicos y representan el 40 por ciento de los 51 millones de católicos que viven en el país americano.
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