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A mi Entender

El feliz compromiso de hacer Radio

22 de agosto: Día de la Radio Cubana

Por: Alfredo García Pimentel

Dicen los diccionarios que COMPROMISO es obligación, convenio y promesa. Obviamente, los que hicieron los diccionarios nunca trabajaron en la radio.

En las emisoras, mucho más en las cubanas, "compromiso" se traduce diferente. No hay obligación, sino placer; no hay convenio, sino complicidad; no hay promesas, sino realidades hechas sueños otra vez, gracias al sonido.

Aquí, el compromiso es con la verdad, con el sano entretenimiento y con la forma más feliz de hacer las cosas. Usar el efecto oportuno, enviar el mensaje preciso, hacer que el pueblo escuche su propia voz trastocada en ondas radiales, trabajar por una Revolución fortalecida… todo eso es compromiso.

Los que trabajamos en Radio Sagua lo sabemos bien. Comprometernos ha sido el mejor pretexto y el más alto premio para madrugadas enteras sin dormir, para aguaceros de ciclón en plena calle y para una programación que, a pesar de todo, ha salido “como un cañón”.

Y no podía ser de otra forma, si miramos nuestro pasado. El compromiso siempre ha sido no fallar: ni a los de antes, ni a los de ahora, y mucho menos, a los de después. Noventa y seis años de Radio en Cuba, ochenta y seis años de Radio en Sagua… y una tradición de 35 abriles junto a nuestros cómplices nos van dando la razón.

Porque compromiso también es no abandonar. Es empezar la carrera y no detenerse ni aunque las fuerzas ya no estén, es levantarse para volver a correr y es también entregar el batón cuando el relevo esté listo.

Por eso no hay ni obligación, ni convenio, ni promesas en el compromiso que asumimos.

No hay obligación, sino placer, cuando nuestra voz traslada al oyente hasta el estadio de pelota, hasta el teatro o la plaza, o cuando le dejamos conversar con un atleta, con el obrero destacado o con el cuentapropista.

No hay convenio, sino complicidad, cuando llamamos familia al sagüero en casa, o cuando ese oyente decide despertar, desayunar, bañarse, trabajar, divertirse, enamorarse, bailar, informarse, relajarse y hasta dormirse con nuestra programación.

No es promesa, sino realidad concreta, el deseo de encontrarnos, sonido en ristre, para llevarles hasta su hogar las venturas y desventuras de una ciudad en Revolución, las virtudes y defectos de una Revolución que ha tomado esta ciudad y tantas otras.

Y no es que COMPROMISO no signifique, en efecto, obligación, promesa y convenio, sino que, cuando uno entra a una emisora cubana, la vida y sus conceptos, sencillamente, cambian. Eso jamás lo dirán los diccionarios.

Obviamente, los que escriben esos libros nunca trabajaron en la radio.

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