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A mi Entender

2015: Año de la Wifi en Cuba

Foto: Ladyrene Pérez / Cubadebate

Foto: Ladyrene Pérez / Cubadebate

La Wifi se ha robado el show en 2015. No lo hizo el 17-D, y que me perdonen los esperanzados, pero la apertura de las embajadas y los acuerdos logrados entre Cuba y Estados Unidos, no han resuelto aún los grandes problemas existentes entre ambos países por más de medio siglo. Tampoco lo fue la visita de músicos, intelectuales, deportistas, políticos a la isla, más allá de selfies y exhibiciones. Ni la situación con los emigrados cubanos en Costa Rica, pues es un problema que trasciende fechas, y está ligado a una política migratoria todavía vigente fuera de nuestro territorio, en busca de este tipo de espectáculo mediático.

En julio del presente año, fueron creadas 35 áreas públicas para el acceso a internet -zonas Wifi-, cinco en la capital, y dos en cada provincia del país. Pero la llegada de la conexión inalámbrica a Cuba no estuvo a salvo de críticas, pues el servicio, carecía de una buena planificación frente a la alta demanda que presentó desde el primer mes, no se tuvo en cuenta el confort de los usuarios a la hora de conectarse, y los precios continuaban demasiado altos.

Con el paso del 2015, Etecsa logró calmar las olas de desconectados incrementando las áreas en todas las regiones del país, llegando hoy a 58 puntos wifi (se esperaba cerrar el año con 65). Según su presidenta, Mayra Arevich Marín, el trabajo de Comunales y la Empresa Eléctrica durante todo el año, ha transformado el primer intento de sociedad informatizada, en zonas con mejor alumbrado, parques reparados para mayor comodidad de los usuarios, y nuevos puntos a los que se puede llegar con más facilidad teniendo en cuenta las inquietudes que surgieron con la primera prueba.

“Trabajamos en optimizar las antenas, primero se pensaron para permitir 30 accesos por cada banda -existen dos bandas, una de 2,4 gigas que es para los dispositivos de menos prestaciones y una de 5,7 gigas para los dispositivos de más prestaciones”, adelantó Mayra Arevich, en una entrevista que concedió a Cubasí.

Es decir, para el nuevo año, Etecsa pretende expandir la conexión inalámbrica con 80 puntos nuevos, lo cual continuará aliviando la alta demanda que tiene en todo el país, y acercará aún más a personas que tienen que viajar varios kilómetros para disfrutar de esta conexión.

En el último tramo de año Etecsa ha apostado por luchar también contra la reventa de tarjetas o el uso de programas para conectarse varias personas. Esta última “estrategia” favorece a los usuarios con un precio inferior al establecido, pero al conectarse varios a una sola cuenta, están perdiendo velocidad. La compañía de telecomunicaciones cubana brinda un servicio de información mediante un agente de campo que trabaja para aclarar esta y otras preguntas a nuevos usuarios que pueden pecar de inocentes.

No obstante, aún queda camino por recorrer. Etecsa ha centrado sus esfuerzos, junto al gobierno y el Partido, para llevar la red de redes a todos los confines de la Isla, pero permanece el problema que afecta a la mayoría de los cubanos: los precios todavía son muy altos. Según la empresa de telecomunicaciones, dependen del “desarrollo de la infraestructura y de las condiciones del mercado para ir bajando paulatinamente las tarifas”, como sucedió en 2015, cuando el precio bajó de 4.50 a 2 CUC la hora de navegación.

Cuba no tiene cultura de conexión. Es lógico, ya que llegamos a esta era gateando, mientras en el mundo ya se está poniendo en práctica la Li-fi. No se puede olvidar lo que representa para la isla la imposición del bloqueo norteamericano. Pero también hay que entender que la red wifi es un complemento imprescindible de la nueva sociedad, un nuevo modelo de comunicación, con sus canales, su propio idioma, una rutina necesaria para andar por el mundo desde casa, como lo deben ser la economía, la salud y la educación.

Esta conexión fue la nota invariable durante todo el 2015. Muchos cubanos, jóvenes, ancianos, campesinos, llegaron a los puntos dispuestos por Etecsa para expresarse, informarse, o ver a un pariente de quien no tenía noticias. Se apoderó de fotorreportajes asombrosos, fue trending topic en las redes sociales. Logró indignación, pero también sonrisas. Fue una constante durante todo el año que conectó a la isla con el mundo y regaló felicidad a los cubanos.

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