Silvio Rodríguez: Espero que nuestro rumbo siempre sea el que los cubanos decidamos
El trovador cubano destacó la mejoras alcanzadas en la isla tras la revolución de 1959 y afirmó que el bloqueo impuesto por Estados Unidos “pospuso muchos sueños”.
Con su visita confirmada a la Argentina para fines de este año, Silvio Rodríguez, a sus 63 años, es probablemente el músico de la Revolución Cubana. Símbolo del movimiento de la Nueva Trova, junto con Santiago Feliú, Noel Nicola y Pablo Milanés, es uno de los músicos más activos de la isla.
La Mañana de Neuquén conversó vía correo electrónico con el autor de canciones emblemáticas como Ojalá, Te doy una canción y La maza sobre la situación social y política en la isla y el embargo impuesto por Estados Unidos.
-Cita con Ángeles (2003) es un disco que de algún modo remite a la agresión de Estados Unidos sobre Irak. ¿Qué idea atraviesa esta segunda cita?
-Segunda cita fue una promesa pública que hice cuando estaba presentando Cita con ángeles. Entonces dije que iba a haber una segunda cita, en este caso con los ángeles que le tocaban a la realidad cubana. De eso trata casi todo este último disco, es una visión más bien introspectiva.
-Cuando mira y analiza la Cuba de hoy, ¿qué cosas le duelen del presente y cuáles lo llenan de orgullo?
Me duele que después de medio siglo de sacrificios haya sueños pospuestos, aunque también me pregunte ¿dónde y cuándo no? Me siento orgulloso de que los niños de los barrios más pobres de mi país no carezcan de escuelas, de zapatos, de atención médica gratuita, incluso de artistas que tocan a las puertas de sus casas.
A pesar de su declarada timidez, usted es un hombre que suele opinar de los temas que considera relevantes. ¿Es cierto que Fidel Castro le tocó la frente cierta vez intrigado por sus pensamientos?
No me encuentro tan complejo. Y respecto a que Fidel Castro me tocara la frente, creo que fue una forma sencilla de expresar curiosidad, porque me dijo que le gustaría saber qué pasaba por mi cabeza.
-Cuando Fidel Castro enfermó, rápidamente comenzaron a circular las versiones más apocalípticas respecto del futuro de Cuba. ¿Cómo viven los cubanos la continuidad del proceso político con Raúl Castro?
Desde que triunfó la Revolución han circulado versiones apocalípticas sobre el destino de Cuba. Es lo que hemos visto los que tenemos memorias de más de medio siglo. Por otra parte, no me siento con derecho de hablar en nombre de todos los cubanos, así que sólo puedo dar mi opinión personal. Yo veo en nuestro actual presidente la continuidad de las ideas esenciales de la Revolución y el principio del fin de lo que pudiera resultar obsoleto.
Hace algunos años en Silvio escribió con relación a la canción El necio, que usted tenía su propio precio: el levantamiento del bloqueo norteamericano sobre Cuba. ¿Sigue siendo ese su precio?
Creo que, además del bloqueo, aquella vez mencioné que nos devolvieran el territorio que nos tienen ocupado ilegalmente en la provincia de Guantánamo. Ahora me temo que debo incluir que nos liberen a los cinco cubanos que hace más de una década tienen presos por haberse infiltrado entre los que mandaban a poner bombas en La Habana.
-El bloqueo provoca que muchos países sean cautelosos al momento de relacionarse con Cuba. ¿Le molesta esa situación? ¿Percibe cierta hipocresía de algunos gobiernos?
No sólo del bloqueo emana la hipocresía. Las trasnacionales de la noticia se dedican sistemáticamente a satanizar a Cuba, uno de los pocos países del mundo que es capaz de darle a otros no lo que le sobra sino lo que no le alcanza para sí mismo.
Si Estados Unidos levantara el bloqueo un día, ¿cuál cree que debería ser el rumbo que debería tomar la isla para administrar esa apertura?
Espero que nuestro rumbo siempre sea el que los cubanos decidamos. El bloqueo es una injusticia que si alguna vez ellos levantan traerá distensión para todas las partes implicadas; es algo que repercutirá en nuestro diario y en el de ellos, en nuestra economía y en la de ellos, en nuestra forma de ver la vida y en la de ellos. Yo invito a todos a luchar contra el bloqueo, como una vez canté: He preferido hablar de cosas imposibles, porque de lo posible se sabe demasiado.
-Es curioso, los cubanos sienten un respeto y una admiración única por Ernesto Che Guevara. En Argentina los chicos pasan por la escuela y prácticamente no se les enseña la Revolución Cubana como proceso histórico. Ni siquiera la figura del Che. ¿Qué opinión le merece?
Toda Latinoamérica y buena parte del mundo comparte la admiración que los cubanos tenemos por Guevara. Algún día lo darán en vuestras escuelas y los niños se sentirán orgullosos de que haya nacido argentino.
En ese sentido, pareciera imponerse en los último años una fuerte tendencia a desvalorizar la figura del Che.
Son tergiversaciones afines a la ideología imperial y por lo tanto muy reproducidas por los medios más poderosos.
La forma en que circula la información en el mundo es una de las preocupaciones de los grandes intelectuales. Cuba denuncia constantemente las campañas de los grandes medios internacionales en contra de la isla.
¿Cree usted que estas informaciones llegan a confundir a las generaciones más jóvenes?
Pueden llegar a confundir a cualquiera, sobre todo por la cantidad de veces que se repiten los mismos puntos de vista, simulando distintos ángulos. Hay una misma línea editorial y se sabe que el periodista que no acate es apartado. Lo llamado políticamente correcto generalmente consiste en reproducir lo que dicta la patronal.
A veces se percibe cierto aire triunfalista en algunos medios cubanos. Como si fuera necesario reafirmar constantemente el rumbo de la Revolución. ¿Percibe usted esa sensación?
Algunos llevamos años combatiendo, dentro de Cuba, contra esa manera superficial y poco realista de asumir la prensa. En toda sociedad debe haber lucha de contrarios, voces que alerten contra lo mal hecho. Si la sociedad no tiene conciencia de sus errores, ¿cómo puede avanzar? En los últimos años algunos periodistas, incluso algunos medios cubanos, están tratando de revertir eso. Los mejores revolucionarios siempre han sido muy autocríticos.
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